Co-producción hispanoestadounidense, rara, misteriosa y desperada, cuya existencia no tiene demasiada razón de ser. Se trata de un film con mucha participación española en lo que es la parte técnica, productores y guionistas de lo más variopintos, semi-estrellas en la pantalla y una vida comercial prácticamente reducida a cero. Estas características me llevan a pensar que en realidad responde a algún chanchullo de tipo económico, váyanse ustedes a saber si por la parte española o la parte yankee. Un blanqueo de dinero, que coño.
Entonces tenemos en el reparto a dos guapos de Hollywood de poco caché porque están en clara decadencia (el bueno de
Zach Galligan y
Teri Hatcher), un secundario español como es Abel Folk y una trama de corte romántico totalmente desangelada y que no importa un pimiento a nadie.
Brian es un gerifalte de la industria musical que está a punto de casarse. Sin embargo es un mujeriego redomado incapaz de dejar el pajarito en la jaula, ni tan siquiera el día que va a comprar el anillo de compromiso. Aunque, esta vez, parece que el muchacho está dispuesto a sentar la cabeza. Sin embargo, su futura esposa acaba enterándose de sus continuas infidelidades y decide tomar represalias, pero en lugar de abandonarle o cualquier otro tipo de decisión racional, le secuestra con ayuda de unas amigas, le atan a una cama y le retienen contra su voluntad, ejerciendo sobre el muchacho eventuales torturas inofensivas. Por supuesto, la cosa acabará bien, pero por el camino no pasa absolutamente nada, y en consecuencia, nos aburrimos hasta la extenuación. Eso sí, una vez terminada nos quedamos con ganas de saber más acerca de esta extraña cosa en la que parece que todos quieren cobrar el cheque lo antes posible e irse para casita. Y descubrimos los curiosos profesionales que se encuentran tras su gestación. En primer lugar, produciendo la cinta y firmando el guion, tenemos a Isabel Mulá. Está claro que esta película es la puerta para entrar en el mundo de la producción internacional y de hecho, tras esta, la señora Mulá co-produjo “Malquise” y, más popular todavía, “Imaginin Argentina” con
Antonio Banderas. Pero antes de esto, se encargó de la producción de filmes tales como “
Apocalipsis Caníbal”o “Los nuevos curanderos” —que también dirigió— en los parámetros de la serie Z. “El Lute II: Mañana seré libre” en la parte del cine respetable, e incluso formó parte de la producción de “
Scalps: Venganza india” de
Claudio Fragasso y
Bruno Mattei… ahí es nada. También llegó a dirigir una película “
S”, “Depravación”. Desde luego, la carrera de esta Isabel Mulá no puede dejar a nadie indiferente.
Asimismo, y compartiendo un crédito de guion con Mulá, tenemos a Bob Madero, individuo del entorno de
Ulli Lommel y con el que colaboró en la escritura de “
Blank Generation” como también lo hizo en el guion de “
Mausoleum”. Y que viva el eclecticismo.
Por su parte, en lo actoral, hemos nombrado antes al español Abel Folk, representando la piel de toro en la película. Hace las veces del amigo cachondo de Zach Galligan, un rol que parece concebido para James Belushi, pero que debía desempeñar algún español, supongo que por exigencias de la producción. Folk es un actor catalán prestigioso que, siempre de carácter secundario, ha llegado a aparecer en películas como “La teta y la luna” de
Bigas Luna o “Vicky Cristina Barcelona” de
Woody Allen. Aquí le tenemos poniendo caras y dando la réplica a Galligan, sin que eso parezca quitarle en absoluto el sueño.
Y por fin en las labores de dirección, John Mark Robinson, un director de carrera más bien corta que, en 1994, firma con esta su última película hasta la fecha. Anteriormente, había rodado films que también dan un poco lo mismo como “Kid” o “Taberna salvaje”.
Curiosamente, y por motivos que uno no llega a descubrir por más horas que le eche a la investigación, “Un soltero con mucha cuerda” fue lanzada directamente en vídeo en los Estados Unidos (se ve que Teri Hatcher todavía tenía el suficiente tirón como para considerar distribuir esta película) mientras que en España se estrenó de tapadillo en un par de cines donde pasó completamente inadvertida, del mismo modo que a su paso por los video-clubs, no serían muchos los que repararían en una cosa como esta.
En definitiva, una película muerta y concebida sin alma, váyanse ustedes a saber por qué motivo. Como sea, desde luego, se trata de una rareza.