Parece mentira, amigos, pero todavía existen películas modestas, o muy modestas, capaces de sorprenderte... aunque únicamente sea porque de ellas solo esperas mierda de alto nivel, y te encuentras con algo un poco menos apestoso. Roy Knyrim lo ha conseguido con su simpática peliculilla "Carretera sin salida", cuyo título original es "Night Skies", que suena bastante mejor.
Esta reciente producción del 2007 alardea de estar basada en hechos reales, hechos estos que tienen como base el tema de la abducción extraterrestre. Te venden la moto de que el guión se inspira en las escalofriantes declaraciones que hizo en su momento el único superviviente del lío. De entrada, cuando le das al play y tras 15 minutos, piensas "Si yo fuera el mentado superviviente, me mosquearía mucho el tono exploitation que le están dando al drama que tuve la desgracia de vivir", porque de entrada "Carretera sin salida" parece un slasher del montón, en concreto te recuerda a "Las colinas tienen ojos": Una panda de niñatos guapos/gilipollas van de excursión montados en su flamante rulote, de pronto, chocan con otro coche y se quedan parados en medio del bosque, de noche, donde son acosados... no por mutantes deformes, esta vez por marcianos.
Sin embargo, mientras el 80% del film se desarrolla sin sorpresas y de modo bastante rutinario, el último 20% es lo que te pilla desprevenido, la secuencia de la abducción propiamente dicha, en la que los extraterrestres (que ya de por si no están nada mal), someten a experimentos a sus presas. Es como si los realizadores hubiesen querido guardar más de la mitad del presupuesto para el final, por eso contrasta la ultra-simplicidad formal del resto del film con esos minutos bastante imaginativos, sobre todo en los decorados, pero también en los logrados efectos especiales, destacando el momento en la que los marcianos traspasan la piel humana y magrean nuestras partes internas más delicadas. De verdad, no está nada nada mal... en mi caso, dejé de decir paridas a costa de la peli, y me quedé callado, mirando con los ojos bien abiertos.
En ningún momento he dicho que "Carretera sin salida" sea una maravilla o una obra maestra, para nada, pero logra bastante más que la mayoría de los films ultra-B que suelen pulular por los video-clubs.
El prota del sarao es Jason Connery, que como Chris Mitchum, se mueve por la senda más pringosa y oscura del cine, bien alejada del camino que solía transitar su sagrado padre.