viernes, 31 de enero de 2014

SAGA

Brian K. Vaughan creador del comic Y, el último hombre (al que se le lleva años dándole vueltas para adaptarlo a cine) sorprendió muy gratamente a la crítica y al público en 2012 cuando lanzo esta serie, Saga.  El 2013 que se nos fue, dejo varios permios Eisner para este comic y su creador, en concreto, mejor serie continuada, mejor serie nueva y mejor escritor, también se llevo el Hugo a mejor serie continuada, así que en lo que respecta a la crítica parece que le va bien. Pero también el público ha acogido esta serie de muy buena gana, el primer volumen recopilatorio se vendió hasta quedar agotado. Hasta el momento hay 18 números editados en EEUU, aqui en españa tenemos hasta el numero 12 en dos tomos. Cada vez que terminas un capitulo te queda con ganas de leer el siguiente. 

La historia es una Space Opera tipo Star Wars, con esto me refiero a que existe un vasto universo lleno de galaxias, planetas y lunas habitadas por distintas razas de los aspectos más variopintos. Aquí también hay una guerra entre dos partes, la Coalición de Landfall, y los habitantes de Wearth. Landfall es el planeta más grande de su galaxia, y sus habitantes son una raza alada tecnológicamente avanzados, cuya nobleza son unos robots con cuerpo humano y cuya cabeza es un televisor de tubo. En sus caras suelen verse imágenes de programas de televisión a modo de expresión de su subconsciente, dando lugar a ciertas situaciones embarazosas. Wearth es la luna de Landfall, y sus habitantes son una raza de humanos con cuernos de cabra que utilizan la magia para casi todo. Como la destrucción del planeta o de su luna, acabaría con los dos, la guerra se desarrolla en otros mundos y otras galaxias, donde lo habitantes natales deberán de tomar partido por una u otra facción.

Los protagonistas de la historia son una soldado de Landfall llamada Alana, y un soldado, ahora pacifista, de Wearth llamado Marko, que está en un Guantánamo de Landfall. Al principio solo sabemos que van a tener un hijo juntos, algo prohibido y mal visto entre las dos especies, y que incluso no se sabe si era posible. Los soldados de Landfall les quieren dar caza, y tampoco pueden ir a Wearth porque su unión se ve como algo infame, y que Marko se haya vuelto pacifista tampoco ayuda. Para rizar el rizo, Marko estuvo prometido a la hija de un jefe importante de su mundo,  y al enterarse de la noticia la futura familia política contrata los servicios de una agencia de cazarecompensas. No solo el mejor cazarecompensas de la galaxia ira tras ellos, también lo hará LA mejor cazarecompensas, los cuales tuvieron un affaire en el pasado, enriqueciendo así la trama con más personajes. Una niñera fantasma anima el cotarro, y más, muchos más personajes que no seguiré desvelando.

Con aires de culebrón, pero con personajes de carácter fuerte, y varios momentos de acción, la historia de Saga se lee rápido y siempre deja ganas de más. Comentar que la historia está narrada por la hija de Alana y Marko, y que nos va dejando pistas de cosas que iremos viendo más adelante, ya que nos cuenta todo desde un futuro aún por determinar, pero supongo que siendo ya ella más que adolecente.

Una muy buena serie de cómics a tener en cuenta y a la que seguirle los pasos de cerca, porque la verdad es que esta muy muy bien.

domingo, 26 de enero de 2014

PSICOSIS 2 (NIGHT SCHOOL)

Sí amigos, el famoso "falso Psicosis 2" (sobre el de verdad pueden leer aquí).
Va a ser muy difícil pal menda referirse a ella usando el maravillosamente bastardo título que recibió en España (¿ande sinó?) sin sentirme gilipollas, así que zanjemos el asunto cuanto antes. ¿Por qué bautizarla como segunda parte del inmaculado clásico de Alfred Hitchcock?, ¿a santo de qué?, ¿cual es la excusa?. Fascinante, tanto como todas aquellas muestras de jetismo videoclubero a las que, eventualmente, dedicamos nuesas atenciones. ¡¡Que país este, queridos!!. Curiosamente, según San Imdb, aquí fue lanzada como "Escuela nocturna" u "Ojos de terror"... puede, pero vamos, no me suena de ná. Todavía recuerdo el trailer de esta película en la televisión, con una voz grave esputando lo de "¡Psicosis 2!", y la aterradora imagen de una mano enguantada de negro arrastrando un enorme machete por una rejilla (¡a lo Freddy Krueger, fíjate!). Para más ejemplos, les dejo al final de la reseña una muestra de los flyers publicitarios que se repartían entonces en nuestros cines, original de aquellos tiempos y cortesía de ese ser humano infinitamente amable que es Enorm. Resumiendo, que la peli, en realidad, fue parida como "Night School", aunque también se la conoce como "Terror eyes" (mucho más molón!!).
Un misterioso asesino, vestido de negro y parapetado tras un casco de motorista, se dedica a asesinar mozas a las que decapita con su gran machete torcido y cuya cabeza, seguidamente, hunde en agua. La policía descubre que todas las víctimas solían acudir a una escuela nocturna en la que un profesor de palenteología las tiene a todas enamoradísimas, sin importar lo mayor y feo que pueda ser -y es-. El detective prota se pone manos al asunto dispuesto a pararle los pies al psycho-killer.
No deja de ser curioso que "Night School" guarde tantos puntos en común con otra película recientemente reseñada, "Psicópata". Ambas poseen una trama parecida, un asesino que prefiere el color negro como vestuario para cometer sus fechorías, cierto tono culebronesco y ciertas deudas con el "giallo" italiano. En el caso que nos ocupa, lo del culebronismo hace referencia a la trama de amores y desamores causados por el mentado profe. De verdad que resulta algo absurdo, las lleva a todas de calle, las enamora perdidamente, se las folla, las deja tiradas, les rompe el corazón y hasta puede, solo puede, que todo tenga directa relación con los asesinatos. Menudo jefe!. Lo del "giallo" no solo viene justificado por el enmascarado criminal que acomete sus delitos siguiendo un claro ritual, ni por toda la investigación policial, así como por el material razonablemente sensual y/o perverso (la directora de la escuela es lesbiana e intenta introducir a una ingenua adolescente en los juegos del froti-froti. El asesino matará a ambas justo antes de que congenien a fondo), es que "Night School" cuenta con dos datos que la emparentan mucho mucho con el subgénero mediterráneo. El protagonista, Leonard Mann, previamente había actuado en algunos productos italianos como espagueti westerns, polizescos y, efectivamente, "giallos". Además, el vestuario del cacareado asesino se parece muy mucho al que lucía el idem de "La polizia chiede aiuto", reputadísimo "giallo"
del año 1974 que en España se estrenó como "Corrupción de menores". Para una mayor demostración de lo que les digo, aquí va una imagen del caballero en cuestión (que pueden comparar con el que luce la caratula hispánica de "Night School").
Dejando a un lado todos estos datos tan "fricosos" (incluida la anecdótica pero, en cierto modo, premonitoria aparición de una máscara de hockey en el dormitorio de uno de los sospechosos, un pervertido que, por el resto de la decoración, nadie diría interesado en los deportes), y centrándonos en la pinícula, debo decir que la recordaba como muy telefílmica y plomiza, seguramente por su escasez de truculencia. Pero, una vez más, y aplicado el paso de los años y mi vejez, los resultados al revisarla han sido altamente positivos. Cierto que, para la época (1981) y la tendencia del cine de terror entonces, la cosa en cuanto a sangre y vísceras anda escasa, aunque no nula. Hay secuencias bastante intensas, como la del parque infantil o, sobre todo, la del acuario. Sin embargo, tampoco importa. No lo necesita. El acabado del film es notorio, con esa extraña fotografía brillante y cierta atmósfera enrarecida, incrementada por algunas secuencias de logrado suspense, siendo tal vez la más efectiva la del restaurante en la que esperas que el cocinero encuentre una cabeza cercenada metida en algunos de los utensilios que tiene a mano, pero no sabes cual podrá ser. Narrativamente no es un dechado de originalidad, la historia es sencilla, plana, sin exabruptos ni nada que se salga mucho de madre, pero está muy bien desarrollada y no aburre demasiado. Eso sí, resulta bastante fácil descubrir al asesino.
Paradójicamente, y según se mire, acaba mal. Mal en los dos sentidos. Por su trama y por un especie de "susto final" un tanto cutre e innecesario que algún tío listo ha calificado como "parodia voluntaria de una tendencia muy común en el cine de terror de la época". Hombre, visto así, podría perdonarse... pero sigo pensando que está fuera de lugar y enturbia un poco la agradable sensación que te deja el film al concluir.
Centrándonos en el reparto, y aparcando al ya mentado Leonard Mann, destaca por encima de todo/s la guapísima Rachel Ward debutando para la ocasión y, encima, marcándose algún que otro muy agradable desnudo. Volveríamos a verla en "La brigada de Sharky", "Cliente muerto no paga" y el "slasher" puro "Terror Final". Tenemos también a Drew Snyder como improbable profe-pichaloca, cuyo rostro se ha paseado por títulos tan emblemáticos como "Yo soy la justicia", "Space Riders" (insufrible producto de Roger Corman), "Ojos de fuego", "El secreto de mi éxito", "Project Eliminator" (¡junto a David Carradine y Frank Zagarino!), "Soldado Universal" y algunos films recientes bien conocidos, aunque para mi siempre será el pibe al que se cargan cuando va a sacar la basura en la maravillosa "Commando".
Dirigiendo el cotarro encontramos a Ken Hugues, que tenía unos 60 tacos cuando firmó "Night School". Justo después se jubiló... y no es un chiste. Algunos títulos de su pasado son tan reconocibles como ese "James Bond" alternativo de 1967 que fue "Casino Royale" (donde compartió tareas con señores como John Huston o Val Guest) o el famoso musical infantil "Chitty Chitty Bang Bang". De órdago. Tampoco pasaremos por alto al responsable del guión, Ruth Avergon, una señora, algo que no deja de resultar llamativo si inspeccionamos a fondo los detalles de la trama de la película que, por cierto, es su único crédito en estas cosas del séptimo arte (también como productora). Y cerramos el repaso con el autor de la banda sonora (en la que destacan los contundentes acompañamientos electrónicos en las escenas de asesinatos), Brad Fiedel, culpable también de las notas que suenan en "The astrologer" (la misteriosa primera película de James -"El Exterminador" - Glickenhaus), "Pánico antes del amanecer", "Terminator" (y muchas de las siguientes obras de James Cameron), "Noche de miedo" (y secuela) o "La serpiente y el arco iris".
Aunque yo la consideraría más "thriller" que película estrictamente de terror, "Night School" o -vaaaale- el falso "Psicosis 2" es un producto muy de su tiempo, perfectamente visible y hasta gozable. De hecho, que la rebajaran de categoría al implantarle ese título tan engañoso fue un flaquísimo favor que le hicieron, la verdad.



sábado, 25 de enero de 2014

EL ASESINO TRAS LA MÁSCARA

Intentar discernir cual fue la primera película que marcó la pauta del "slasher", es un tema que suele darse habitualmente entre aquellos que se consideran aficionados. Las candidatas son muchas, desde las que conforman la pre-historia como "Psicosis" o "Bahía de sangre", hasta las que dieron la campanada como "La noche de Halloween" o "Viernes 13", pasando por aquellas injustamente relegadas a un segundo plano y que, probablemente, tengan un papel más que relevante como "Noche silenciosa, noche sangrienta" o, sobre todo, "Navidades negras". En este grupo podemos incluir sin temor a equivocarnos "El asesino tras la máscara".
Esta peliculilla nos narra la historia de un grupo de variopintos personajes que deciden pasar el fin de semana en una cabaña, en pleno monte, y terminan siendo cazados uno por uno por un misterioso asesino oculto tras una careta monstruosa al que, si las circunstancias se lo permiten, le mola currarse crímenes de lo más creativos. ¿Suena verdad?, pues esto se rodó el año 1976, posterior a "Navidades negras", sí, pero anterior al clásico de John Carpenter (concretamente dos años) y, especialmente, al de Sean S. Cunningham, con las que guarda bastante puntos en común. Desafortunada e -sí!- injustamente, "El asesino tras la máscara" fue guardada bajo llave y no vio la luz hasta 1980, cuando el "slasher" comenzaba a meter caña, por lo que pasó de pionera a, esencialmente, ser una más (en algunas fuentes aparece como co-director no acreditado John Mason Kirby, uno de los productores, dato que tal vez tenga que ver con ese retraso).
Del principal responsable, David Paulsen, ya hemos hablado antes. Mientras esperaba que se estrenara su debut en la silla del dire, tuvo tiempo de rodar otro film sin alejarse demasiado de los parámetros del género, "Psicópata". Finalmente logró sacar a la luz ese primer esfuerzo, pero con otro título. De "The killer behind the mask" mutó a "Savage Weekend" (curiosamente, para su periplo hispánico contó con la traducción literal del primero). Fueron los de la "Cannon", que previamente había producido el segundo largo de Paulsen, quienes se compadecieron de él y lo adquirieron para llevarlo a las salas de los Estados Unidos.
Debo señalar que la versión que yo me he zampado tiene toda la pinta de haber sido censurada, especialmente en temas de desnudos, aunque, por lo visto, el montaje algo caótico ya venía así de fábrica, igual que con los numerosos fallos técnicos (ese micro que
asoma más de lo que debería) y la notable ausencia de sangre. En aquellos tiempos los "slashers", todavía verdes, no alardeaban de ser excesivamente gráficos, y este es tal para cual. Todos los crímenes son "off camera" a pesar de contar con uno bastante original (una chica es atada de pies y manos panza arriba, con la espalda reposando sobre una sierra circular, a la espera de que algún incauto la active sin saberlo al encender la luz de la estancia) y la presencia de una moto-sierra, lo que, junto a unos personajes algo "rednecks", denota cierta influencia de "La matanza de Texas".
David Paulsen no fue pionero únicamente respecto a las cosas buenas del cine de acuchillamientos, también las malas, es decir: largas secuencias de interrelación social entre los personajes cargadas de diálogos intrascendentes, a la espera de que el asesino actúe. "El asesino tras la máscara" es mas bien aburrida, sosica, muy cutre y tramposilla, aunque esto último se lo perdonamos porque a la hora de desenmascarar al psycho-killer nos llevamos una sorpresa... o al menos, yo me la llevé.
Para poner algo más de color, la película cuenta en su reparto con algunos rostros reconocibles e incluso entrañables: William Sanderson, famoso tanto por sus papeles en clásicos del "exploitation" como en títulos respetables (es decir, "Blade Runner"). David Gale, el ya legendario "Dr.Hill" de "Re-Animator" o Christopher Allport, actor esencialmente televisivo pero que ha dejado su huella en el "fantastique" interpretando a la primera víctima de "Muertos y enterrados", a un militar en el "Invasores de Marte" de 1986 o interviniendo en esa cutrez titulada "Jack Frost". Pa la ocasión da vida a un personaje homosexual que, teniendo en cuenta el año de producción y el tipo de película que es, se mantiene tímidamente alejado de excesivos estereotipos (o eso creo).
A pesar de su indiscutible mediocridad, "El asesino tras la máscara" puede verse si te va el cine de aquellos años, con esa tan inconfundible como fea/atractiva estética, y valoras su condición de pionera en lo suyo.
Los demás, mejor abstenerse.

viernes, 24 de enero de 2014

JAIMITO EL CHULO

Película para absoluto lucimiento de Alvaro Vitali, que supuso la ultima película de MarinoGirolami, quien ya dirigió a Vitali en “Jaimito contra todos” y “Jaimito no perdona” y más conocido dentro del fandom por ser el dire, bajo alias de Frank Martin, de “Zombie Holocausto”.
De título original “Gigi Il Bullo” o lo que viene a ser lo mismo “Gigi el matón”, se trata de una más de las películas  en las que los distribuidores Españoles le colgaban a Vitali el San Benito de “Jaimito”, no perteneciendo en absoluto la película a la saga –recordemos que, protagonizadas por Vitali, de Pierino/Jaimito solo existen dos-. Estratagemas de la distri a parte, en esta ocasión con la coña del engaño, esto llega a trastocar el doblaje, dónde a Vitali le llamas Gigi, pero de vez en cuando, le llaman Jaimito. “Me llamo Jaimito, alias Gigi”, dice en un determinado momento.
Por si fuera poco, el engaño también está en las expectativas, ya que la carátula nos vende una comedia sobre un chulo y un ambiente de prostitución. Sien embargo, eso se reduce a una escena de la película, el resto del tiempo, nada tiene que ver con esto.
Lo que si es cierto, es que la película es una consecuencia directa de las de Jaimito y salvo por una ambientación distinta, y situaciones distintas, esta película  es más de lo mismo: Chistes filmados, y gracietas de caca, culo, pedo y pis. Lo que es maravilloso, ¡claro!
Cuenta la historia de un pobre desgraciado, un joven parado y sin  aspiraciones de ningún tipo, que, vestido de forma ridícula, se  dedica a fanfarronear  con todo el mundo, amenazar y vacilar, lo que le meterá en mil y un embrollos.
Pura comedia de enredo, dónde la comedia se basa, en casi todas las escenas de la película, en el equívoco  y el mal entendido.
Entretenida, sin más. Añadir a eso, el hecho de que, si no le gusta a uno el humor tan facilón que casi provoca la vergüenza ajena y el estilo Italiano, más chabacano, estúpido, ingenuo y sucio que el estilo español –pero primo hermano, no se vayan a pensar” y son espectadores llenos de prejuicios, es mejor que no la vean, porque la película es un atentado al arte y al buen gusto de lo mala que es.
Y eso, siempre es una garantía de entretenimiento y risas, por la parte que me toca.
Y la comedia voluntaria, es decir, chistes y gags, siempre me funcionan en estas italianadas.
Decir también, que el vestuario de los personajes secundarios, es exactamente el mismo que usaban los personajes secundarios en sendas películas de Jaimito filmadas (y firmadas) por Girolami…¿Mismo jefe de producción? En concreto, el traje del señor, el peto de uno de los amigos de Jaimito, y una sudadera de Mickey Mouse, se repiten en las tres películas.

jueves, 23 de enero de 2014

BLOOD SHOT

Un grupo terrorista islámico, planea un ataque mortal contra los estados unidos, con una especie de bomba que acabará con el país entero. Una organización Gubernamental, tiene contratado a el ultimo vampiro vivo (que luce exactamente igual que el “Nosferatu” de Murnau) para luchar, con bastante éxito, contra las amenazas terroristas. Cuando es enviado a combatir esta nueva amenaza islámica, este es interrumpido por un poli atormentado que sabe de la existencia de este vampiro, y lo único que quiere es matarlo. Por mucho que este “Nosferatu” le explica que está de parte de los buenos y que nunca va a morder a nadie porque él es el ultimo vampiro y no quiere convertir a ningún humano, el poli no se lo cree, y comienza la pelea del gato y el ratón.
Mientras veía “Blood Shot”, con todo ese rollo “chaning”  de “Vampiros contra Talibanes” y demás, por un lado me repugnaba el rollo “cool” que destilaba la película, y por otro, viendo lo absolutamente comiquera que es, pensé, que igual estaba basada en algún cómic, y buscando info, descubrí que hay uno titulado “Bloodshot” y cuyo protagonista es una suerte de humanoide con aspecto extraño y que porta sendas pistolas en las manos, igual que nuestro “Nosferatu”, pero no tiene nada que ver con la película, más allá de la inspiración o, yo diría, el posible plagio.
Se trata –una vez más- de una película cuyo director se ha basado en su propio cortometraje. El director Dietrich Johnson,  rodó en 2002,  un corto con la misma premisa y tras conseguir algo de dinero, tres millones de dólares (lo que para una producción yankie es una mierda), decidió rodar a lo grande el largometraje. Una cantidad que no está mal para una película independiente que tras ser estrenada en un par de festivales, acabará en las estanterías de los video clubs (que en USA, todavía de usan (ja!)), pero que me hace pensar lo muy en crisis que está el sector cinematográfico en general, cuando en una película, más o menos barata, se cuenta con la presencia de viejas glorias (como pasaba en “Sanitarium”) y lo bajos que han de estar sus caches, porque el resultado final de la película, tampoco dista demasiado de algo un poco más sofisticado. Aquí tenemos a Brad Douriff, absolutamente desternillante como lider terrorista Islámico (hay que recordar, que aunque Douriff se hizo popular poniendo la voz a un muñeco, iba para actor de carácter tras “Alguien voló sobre el nido del cuco”), tenemos a Lance Henricksen como jefe de la organización Gubernamental  anti-terrorista, y tenemos a Christopher Lambert como Presidente de los estados unidos.
Lo primero que destaca de la película es el ritmo. Muy dinámica, no en el sentido “Videoclipero” de la palabra, aquí hay pocos planos, no como esas cosas que te meten 100 planos por segundo y no te enteras de nada. Es arrolladora, empieza con acción, sigue con acción y termina con acción, y aunque entre escena y escena hay otras tantas con diálogos, estos no son eternos como suele pasar en las películas de  presupuestos similares. Eso sí, la sangre, que hay mucha y muy fluída, es en C.G.I. barato, y yo odio el C.G.I., y más aún si este es barato.
Por otro lado, eso de “Nosferatu” cargándose a terroristas, es demasiado postmoderno para mi gusto, muy de “Grindhouse” (de este pasa subnormales), y el visionado lo comencé con asco, pero según avanzaba la película, por el estilo,  me di cuenta de que el director no trataba se ser tan chanante como Robert Rodríguez y demás, si no que estaba haciendo una película totalmente comiquera, como ya he dicho antes. A parte de ser completamente deudora de la “Acción fantástica” de los noventa. No hay mucha diferencia entre “Blood Shot” y el primer “Blade”.
Por otro lado, habrá quien detecte, en su visionado, sutiles toques de comedia negra, y más en lo concerniente a las escenas de los terroristas. Y es que en realidad, la película trata de ser una comedia, discreta, pero comedia al fin de al cabo, Y creo que el director, consigue todos sus propósitos.
Lo bueno es que la película, es lo que es, no pretende ser algo que no le corresponde,  y encima hay que reconocerle a la autoría cierta originalidad.
Lo malo es que no es ni entretenida del todo, ni aburrida como para desecharla. Dejémoslo en interesante. Y en “fast food”.
Así mismo, mientras escribo esto, yo no se si la película me ha gustado o no. La vi, la seguí con interés, acabó y me quedé igual.
Pero desde luego, no es una mierda infecta como cabía esperar.
Mi veredicto es que es rara e interesante, y que no pasa nada por que la descubran.

lunes, 20 de enero de 2014

PSICÓPATA

Está claro que si por algo pasará a la historia David Paulsen, será por su vinculación a dos series televisivas tan longevas como clásicas y famosas, "Dallas" y "Dinastía". En ellas ejerció de director, productor y guionista, nada menos. Vamos, que no creo que actualmente el hombre viva en una chabola. Pero Paulsen tiene un pasado y, tal y como ocurre con muchos profesionales en esto del cine, está directamente ligado al género de mis amores.
Aunque como guionista su nombre aparece previamente en los créditos de "Golpe de mil millones de dólares" (dirigida y co-escrita por Menahem Golan, uno de los dos afamados capitostes de la mítica "Cannon", productores del film ahora reseñado) y "La conspiración del uranio", su carrera como director arrancó en 1976 con "The killer behind the mask", poco conocido pre-"slasher" que anduvo bajo llave durante cinco largos años y fue finalmente lanzado como "Savage Weekend", aunque a España llegó con su primer título literalmente traducido a "El asesino tras la máscara". Un año antes de que eso ocurriera, David Paulsen estrenaba un segundo largometraje, este "Psicópata", conocida en su país de origen como "Schizoid".
De "El asesino tras la máscara" ya hablaré más adelante (cortesía de mi buen amigo Enorm, lo mismo que la comentada) pues hace escasos días que la revisé, pero permítanme rememorar la ocasión en la que localicé ambas en un video-club de lo más cutre que había en la esquina de mi calle (hoy convertido en dentista, muy adecuado) y me las vi casi seguidas en un intento de saciar mi entonces ardiente "davidpaulsenismo" (poco sabía yo lo de su vinculación con culebrones televisivos). Ninguna me gustó, me parecieron jodidamente aburridas y, peor aún, muy escasas en cuestiones hemoglobiníacas (algo primordial para el menda en esos tiempos). Lo que sí me moló entonces, y aún ahora, era el aspecto de los psycho-killers que las protagonizaban. Concretamente, en "Psicópata", el idem luce todo de negro, con sombrero, guantes y unas enormes tijeras plateadas como arma criminal. Un concepto muy "giallo" y que no desentona nada con el resto del film (incluido su inquietante cartel). Se trata básicamente de un "thriller" cargado de pasiones, un sutil erotismo, algo de aparente misoginia, remalazos de "whodunnit" y... joder, ¡Klaus Kinski!, encarnando a uno de sus recurrentes personajes extraños y perturbadores. Muy "giallo" todo, sí.
La responsable de una de esas consultas dedicadas a aconsejar sobre problemas personales, formato prensa, recibe cartas amenazantes a la vez que alguien comienza a asesinar a las amigas con las que comparte -o compartió- un grupo de terapia conducido por un atormentado psicólogo germano -ya saben quién- con el que mantiene un apasionado romance, a pesar de que la hija de este se muera de celos y el ex-marido de ella, y jefe, ronde por ahí obsesionado con recuperarla. Muy culebrón todo, ¿verdad?, visto así la posterior evolución de la carrera de Paulsen resulta coherente.
Asumido que no iba a ver un festival de truculencia y diversión, la verdad es que esta vez "Psicópata" me entró mejor, al borde incluso del entretenimiento. Seguí la trama con relativo interés (pa lo poco que suelo seguirlas a la que se retuercen mínimamente), en parte gracias al innegable carisma del Sr.Kinski (aunque sigo sin creerme lo de su "sex appeal", ¡tampoco nos pasemos!) y la siempre agradecida estética ochentosa de la cinta. Los crímenes eran tan poco salpicantes como los recordaba, pero alguno tiene su gracia, entre ellos la tipa agredida en el yacuzzi. Eso sí, el asesino luce mucho más aterrador en el poster que en la peli. Con todo, no me dormí, me pareció simpática y tampoco me costó demasiado descubrir al malo, tarea esta bastante sencilla.
Como dato fricoso cabe mencionar una escena en la que vemos al remitente de las cartas amenazantes currarse una de estas a base de recortar palabrejas de aquí y allí. Casualmente, el vocablo "murder" (asesinato) lo extrae del eslogan de un aparente cartel cinematográfico del que divisamos la mitad de un título que termina con "... behind the mask". ¿Sería el de la primera peli de Paulsen, marcándose ahí un auto-guiño?. De entrada dudamos porque, como decía antes, se estrenó como "Savage Weekend". Pero lo hizo un año después de "Psicópata", así que es del todo factible que existiera un primer poster con el título desechado.
El reparto es del todo entrañable. Dejando a Kinski a un lado, nos encontramos con Craig ("Doble cuerpo", "Historia macabra", "Pesadilla en Elm Street 3") Wasson, el siempre agradable de ver Christopher ("Regreso al futuro") Lloyd, Donna Wilkes (a la que yo recordaba por su papel en "Tiburón 2", aunque también protagonizó la célebre "Ángel" de Robert Vincent O'Neil. Remarcar que en "Psicópata" pueden verle las tetillas al inicio del film) y a un entrecejudo Joe Regalbuto (el mejor amigo de "El halcón callejero").
En cuanto a David Paulsen, "El asesino tras la máscara" y "Psicópata" figuran como sus únicas incursiones en el rol de director estrictamente cinematográfico, antes de liarse en movidas televisivas para no abandonarlas nunca jamás. Seguramente hoy reniegue de ellas, aunque no debería, al menos en lo que respecta a "Psicópata", porque sin ser nada especial, está un rato maja.

domingo, 19 de enero de 2014

LLAMA UN EXTRAÑO

Una canguro recibe aterradoras llamadas en plena noche. Angustiada, avisa a la policía que localiza su procedencia, con la sorpresa de que son efectuadas desde otro teléfono de la misma casa. ¡Glups!. Supe de esta historia siendo muy jovencito y me la contó mi hermana, solo que su versión era algo distinta, incluía una frase que ponía los pelos de punta, la que el acosador le soltaba insistentemente a la canguro: "¿Has ido a ver a los niños?". Bien, poco sabía entonces mi hermana -y yo- que estaba mezclando una leyenda urbana real con lo más llamativo de la trama de una película titulada "Llama un extraño" ("When a stranger calls" en v.o.). Durante años viví confundido pensando que se trataba de "El asesino está al teléfono" de Alberto De Martino, hasta que di con ella y, para mi mayor alegría, resultó ser una estupendamente clásica muestra de cine de género norteamericano, mi favorito. Cosecha del 79, buen año. Curiosamente, "Llama un extraño" suele figurar en todas las listas de cine "slasher", y aunque algo de ello tiene, queda bastante lejos de la fórmula correspondiente y se salta a la torera muchas de sus normas.
Todo comenzó con un cortometraje. El debutante Fred Walton (rebautizado Waton en la caratula del VHS españolo) quería contar la epopeya de la canguro acosada en apenas 20 minutos, pero entonces se estrenó "La noche de Halloween" (que también habla de canguros perseguidas por un psicópata) y tal fue su éxito que se percató de que tenía algo gordo entre manos, así que decidió alargar el guión hasta la duración de largometraje, buscar interesados en financiarlo (que supongo que en esos momentos serían unos cuantos) y tirarlo palante. El resultado final es una de las mejores películas de su ralea paridas por aquellos entonces, sin duda alguna, pero ¿¿de qué ralea hablamos??. Mmmmh, ya he comentado antes que el "slasher" puro le queda un poquito lejos. ¿Terror?, pues tampoco creo que sea del todo acertado. "Llama un extraño" tiene muchos momentos de puro escalofrío, pero estos se localizan sobre todo al principio y al final. Lo del medio, que es mayoría, encaja mejor en los parámetros del "thriller". Y, eso sí, olvídense de sangrías. En toda la película no hay ni una puñetera gota de sangre... nada de nada. Lo que aquí tenemos es puro suspense, pura tensión apoyada ciegamente en sus muy dotados intérpretes.
Sin embargo, hay un problema. Lo más mejor de "Llama un extraño" está al inicio, en esos 20 minutos que conformarían lo que en principio era el cortometraje ideado por su director. La mini-historia de la canguro in danger es brutal, acojonante, aterradora y funciona como un reloj Suizo. Esos silencios, ese timbre del teléfono que llegado el momento casi se torna infernal y la tenebrosa voz del acosador, así como su discurso, "Quiero bañarme en tu sangre". UF!. Incomparable. Una vez destapada la sorpresa y el asesino capturado, todo da un giro notorio. Casi podría decirse que comienza otra película, u otro corto bien distinto.
Esta parte de "Llama un extraño" olvida por completo a la canguro y se centra totalmente en el detective que persigue al criminal recién fugado del manicomio (que, por cierto, se supone británico... ya saben cómo las gasta el cine yankee con estas cosas, cuesta menos aceptar que un psicópata depravado venga del extranjero). Fred Walton nos lo muestra como un tipo patético y muy desgraciado que lo único que quiere es integrarse, que le quieran, pero no lo consigue, llevándose rechazos y palos por doquier. Claro, ¿qué pasa?, que por un lado eso está muy bien, porque el cabrón logra que empatices con él y olvides que es el cruel asesino de dos niños. Incluso sientes lástima, recibiendo de este modo un trato mucho más humano del que, habitualmente, suelen recibir los psycho-killers de las películas "de miedo". Pero, al mismo tiempo, y aunque sigue siendo inquietante cuando acosa a una solterona de la que se encapricha, está lejos de esa voz terrorífica y casi sobrenatural que en su momento nos había reducido el tamaño del esfínter. Cuando no sabíamos cómo era, podíamos ponerle el rostro que quisiéramos y que más cague nos diera. El verlo como el pobre diablo que es afecta especialmente al tercer bloque, con la reaparición de la canguro, convertida ahora en la mamá de sus propis hijos y el acosador volviendo a las andadas. No es que sea fallida, para nada, el momento en que la mujer escucha de nuevo la temible voz que tanto le traumatizó años atrás es tan efectiva como escalofriante. Lo mismo podemos decir del inevitable encuentro cara a cara, a oscuras en el dormitorio y con esos quejosos gemidos surgidos del interior del armario
que te erizan los pelos de todo el cuerpo. Lo único que, para entonces, el otrora casi espectral asesino da un poquito menos de jiñe. Evidentemente, todo lo expuesto solo son chorradillas incapaces de entorpecer el disfrute de "Llama un extraño", solo que en lugar de excelente se queda en muy buena. Como si eso fuese un problema, carallo.
Para revisarla, primero eché mano del ripeo del VHS que un amigo me hizo hace años. Pero, entonces, me dije, "¿Pa qué demonios me pongo el ripeo pudiendo poner el puñetero VHS, que pa algo lo tengo?". Así que saqué el dvd-r, metí la cinta y... en fin, suena cutremente nostálgico, lo sé, pero lo pasé bomba. No tengo cura.
En el reparto de "Llama un extraño" destacan tres nombres de tres intérpretes que se lo curran mucho y bien. El ya veterano Charles Durning, de extenso y muy llamativo curriculum (échale un ojo a Imdb y me ahorras trabajo), la singularmente atractiva Carol Kane, que también luce una filmografía bastante espectacular en la que destacan una nominación al Oscar, su papel en "Annie Hall" (de Budi Alien), la famosa serie "Taxi" (interpretando a la esposa de Andy Kaufman) y lo que ha sido casi su especialidad, personajes llamativos y bien extravagantes como la sirvienta loca de "Transylvania 6-5000", el fantasma del presente que no deja de atizar a Bill Murray en "Los fantasmas atacan al jefe" o la abuela de "La familia Addams: la tradición continúa" (sustituyendo a la actriz que le diera vida en la primera entrega). Y, cerrando el círculo, Tony Beckley como el psicópata, fallecido justo un año después de su intervención en el flim. Otros rostros interesantes son los de Ron O´Neal (más conocido como "Super fly"), Rutanya Alda  o Colleen Dewhurst (la madre del asesino de "La zona muerta", por decir una asín a boleo).
Gracias al éxito de la empresa, Fred Walton fue contratado por "Paramount" para dirigir la simpática "Inocentada sangrienta", considerada la película que enterró la primera fiebre "slasher". Le siguió la bien potable "Los crímenes del rosario" y de ahí en adelante, todo productos para la caja tonta, hasta que desapareció del mapa en 1996. Tres años antes reunió de nuevo a Carol Kane y Charles Durning y los dirigió en la continuación del film que le diera la fama, titulado "When a stranger calls back" en USA y "La llamada de un extraño" en España (donde llegó exclusivamente vía vídeo). Esta vez la canguro acosada era la guapa Jill Schoelen, la hija contestona de "El Padrastro" (no deja de ser curioso que se llame de modo muy parecido al personaje que interpetara la Kane en la original, "Jill Johnson"), y el asesino no utiliza únicamente el teléfono para tal menester (con la voz de Lance Henriksen, by the way), también le va hacerlo a través de la puerta. Sea como fuere, la prota de la primera parte se alía con el detective de la misma y deciden ayudar a la atemorizada chica. En fin, la vi hace ya tiempo y, obviamente situada a leguas de distancia de la primens, se podía ver sin morir en el intento. Más teniendo en cuenta su desconcertante condición de telefilm.
Pero no acaba aquí la cosa. En 2006, y en plena fiebre de "remakes de slashers clásicos", era inevitable que le llegara el turno a "Llama un extraño". Y le llegó. Lo paradójico del asunto es que sus responsables tenían una idea parecida a la mía con respecto a la peli de Walton, que el arranque era impecable y que, luego, terminaba muy diluida. Así que, ni cortos ni perezosos, decidieron centrar toda su versión en la noche que la protagonista pasa en la casa ejerciendo de canguro. Y sí, claro, de entrada pintaba muy sabrosón pero, una vez más, al final todo se tornó decepción. "Cuando llama un extraño" (que es como fue bautizada en su periplo hispánico) venía dirigida por Simon West,
responsable de la divertida pero muy cafre "Con Air" o de la primera aventura cinematográfica de "Lara Croft". Mala elección si tenemos en cuenta que lo que requiere una peli como esa es, ante todo, atmósfera y contar con el justo tempo reposado -que no aburrido-, algo para lo que un tío como West, acostumbrado a "actioners", explosiones a porrillo y montaje acelerado, no estaba dotado. Y así quedó. "Cuando llama un extraño" tenía un bonito diseño de producción (la casa donde se desarrolla la historia es innecesariamente elegante y modenna), y algún momento potable de suspense (triste hubiese sido no conseguirlo a lo largo de los 87 minutos que dura), pero la recuerdo inerte y desangelada. Y encima, Camilla Belle, la sustituta de Carol Kane, era tan bella como poco carismática. Ahora es cuando digo que debería volver a verla para estar seguro de mis primeras impresiones y me quedo tan ancho.
Todo ello da que pensar: ¿de haber seguido idéntica treta la peli del 79 (lo de centrarse en la noche del acoso telefónico), molaría igual o habría sufrido de las mismas carencias que la versión del 2006?.... mmmmh.. ahí queda la pregunta. Saquen sus propias conclusiones.

sábado, 18 de enero de 2014

ANGEL DE LA VENGANZA

Por lo visto, "Angel de la venganza" / "Angel of vengeance" / "War Cat" nació siendo un proyecto del director "cult" Ray Dennis Steckler quien pidió ayuda logística a su amigo, y compañero de armas en esto del cine chusco, Ted V. Mikels. Pero tras dos únicos días de rodaje, y una bulla con los productores, el asunto pasó a manos del segundo, que finalmente terminó firmándola y enfrentándose de este modo a la que vendría a ser su casi última película real. Y digo "casi" porque luego facturó otra más ("Mission: Killfast") para, pasados algunos años -y tras un experimento en formato corto-, reaparecer convertido en videoasta (hasta ese momento había ido tirando de celuloide... roído, gastado, pero celuloide al fin y al cabo), uno consciente de su legendaria condición y dispuesto a explotarla todo cuanto fuera posible. Mikels dejó de hacer cine "camp" de modo involuntario para facturarlo calculadamente, pensando siempre en satisfacer a su público según lo que creía que este podía esperar/desear de él. Se dedicó a grabar secuelas de sus films más populares ("The astro zombies" y "The corpse grinders") y otras muestras de horror zetoso (salvo marcianas y poco afortunadas excepciones). Una lástima. Por todo ello, y a pesar de los pesares, cuesta mucho no sentir alguna clase de simpatía hacia "Angel de la venganza"... claro que también cuesta mucho sufrirla entera sin dormirse, veamos por qué...
Nadie en su in/sano juicio puede negar que Mikels y cía tuvieron una idea brillante hasta entonces extrañamente no explotada por la competencia, a pesar de lo obvia que resultaba y resulta: coger "Rambo", justo cuando reinaba en la cultura popular, y convertirlo en una tía (que semejantes bestias del cine "trash" -Steckler & Mikels- unieran fuerzas a mediados de los 80 para parir un "rip-off" femenino de "Rambo"
hubiese sido materia de sueños húmedos en mis años mozos). Ignoro cómo fue la cosa a nivel económico, pero al César lo que es del César.
Sin embargo, antes de entrar en el terreno de "Rambo", "Angel de la venganza" recuerda a otra película... o a otro subgénero. Veámoslo: Una chica de muy buen ver, morenaza, jamona y, sobre todo, pechugona (cosa esta que sí guarda en común con Sylvester Stallone, ¡chas-pun!), se larga de cabañismo a escribir un libro. En el desierto de al lado vive instalado un especie de comando paramilitar protoparanoíco que pasa las horas esperando una tercera guerra mundial, montando minibatallas con moteros, secuestrando chicas y que van más salidos que una jauría de monos. Los zánganos descubren a la prota haciendo footing y se encaprichan de ella. Tras varios encontronazos, consiguen secuestrarla y violarla en fila india. Vale, hasta aquí la cosa está clara, "La violencia del sexo", "rape & revenge" pero al estilo Ted V. Mikels, osea, muy mojigato. Y no lo digo por decir. En alguna ocasión el baranda ha llegado a comentar lo mucho que le desagradaba la incursión de imágenes reales de cirugía médica en "The undertaker and his pals" (distribuida por él), material este que finalmente extirpó. Y también tenemos el pringoso e inquietante trasfondo cristiano-baboso de "Heart of a boy". ¿Qué significa ello?, pues que todas las escenas de forcejeo carnal son "off camera", o están convenientemente cortadas a tiempo por un fundido. De hecho, no hay ni tetas (y mira que las de la prota, Jannina Poynter, camarera de profesión, pintan jugosas). En la escena del forcejeo, la chica lleva sus partes pudientes perfectamente cubiertas por una sábana. Y tampoco es que todo ese material resulte demasiado desagradable o mal rollero, algo que, a la larga, lo hace incluso más "ofensivo".
Llegados a este punto, la chica pide una oportunidad y se presta para ser perseguida y cazada. Y aquí es donde arranca el rollo "Rambo". Continúa siendo un "rape & revenge", solo que esto último no se consuma a base de cuchilladas o castraciones, sino de metralletas, granadas, bazookas, ropa color caqui y una cinta en el pelo. Nuestra prota monta trampas en las que caen todos y cada uno de sus perseguidores y se permite tímidas muestras de truculencia, como cuando clava unas ramas en los ojos de un pobre diablo o degolla gustosamente al personaje más repulsivo del clan. Aquí es donde Ted V. Mikels hace gala de esa hipocresía y doble moral tan
típica de los de su ralea. Sexo no, pero violencia sí. De hecho, y según cuenta él mismo, las secuencias más notorias en ese apartado, por su gratuitidad y pretendida sordidez, no solo fueron una imposición de los productores, sino que señala a Ray Dennis Steckler como directo responsable (lo que no coincide con los datos, según los cuales aquel únicamente dedicó un par de días a rodar con moteros). Todo este material es, además, altamente descojonable y se centra en dos asesinos psicopáticos que parecen haber sido creados únicamente para alargar metraje, ya que su aportación a la narración es mínima. A mitad de peli salen de una armería donde acaban de atracar y matar al dueño, se sientan en su coche y el más cafre exclama: "¡Estoy harto de la maldita ciudad, vamos al campo a respirar aire puro!", el otro suelta un "Seeeeh, yujuuuu!" y ponen rumbo al monte. Allí dejarán un reguero de cadáveres como muestra de su crueldad infinita. Se cargan a una inofensiva pareja de enamorados y a un par de granjeros de mediana edad. Y es este el momento más hilarante de "Angel de la venganza", cuando el más chungo del par, después de acabar con los currantes de la tierra, se detiene ante la jaula de una mamá conejo a punto de parir, esputa el siguiente discurso: "No habéis conocido a vuestro padre, y tampoco conoceréis a vuestra madre" y dispara..."off camera". La moral de cuento de hadas del realizador queda vilmente delatada.
"Angel de la venganza" es PURA Y DURA serie Z. Tosca, cutre y estática, carece de ritmo alguno, y no hay nada más aburrido que una peli de acción sin ritmo. Cuesta soportarla entera, básicamente porque es más mala que el hambre... peeeero, claro, por todo lo expuesto, chorrea encanto y, si te pilla con la actitud adecuada (o un puñado de colegas con ganas de fiesta), hasta puede disfrutarse y todo.
En cuestiones interpretativas, y por raro que parezca, destacan algunos pocos rostros. Por ejemplo, el más reconocible de todos es el de David O'Hara -felizmente aún activo hoy día-, en cuyo curriculum sobresalen por méritos própios "Hard Rock Zombies" y sendos films de.... sí, ese que no podía faltar. Y hablando del rAy de Roma, también este dirigió a Jeffrey C. Hogue, actor, productor y co-guionista de "Angel de la venganza", en un par de joyazas.
No olvidemos a Pierre Agostino y sus patillas. De este señor ya hablamos largo y tendido en otra reseña, pero lo resumiré diciendo que, además de para Mikels (y Castellari), también ha currado en infra-películas de N.G.Mount y, justamente, Ray Dennis Steckler. Y así, con esta estupenda pirueta final, cerramos el círculo y terminamos la reseña. ¡Alehop!.

PD: A la hora de elegir el material ilustrativo, he optado por dos. Un poster yankee no demasiado divulgado extraído de las páginas de mis queridas revistas franchutes y la caratula del VHS español cortesía del amigo Enorm y en la que, como ven, han cambiado el color de pelo de su protagonista. Esta es la que les dejo a continuación (cabe destacar que la ilustración de la parte trasera es un calco de la que lucía la película "The Gladiator" de Abel Ferrara)


viernes, 17 de enero de 2014

CUIDADO CON EL BAÑADOR

Telefilm cuyo principal atractivo –para degustadores de televisión de finales de los ochenta- es que cuenta con un nutrido reparto de estrellas televisivas de aquellos años, a saber, William Katt, Nia Peeples (“Fama”), Billy Warlock (“Jóvenes policías”, “los vigilantes de la playa” o “Society” de Brian Yuzna) o Paul Johansson (“Santa Barbara”).
En nuestros video-clubs se vendió como una “Teen Movie” al uso (nada más lejos de la realidad, esto sería un melodrama un tanto amable) con el título de “Cuidado con el bañador”, haciendo un alarde de esa mentalidad “Explotaition” que se marcaba en la edición videográfica aquellos días. Pero cuando un par de años después se pasó por televisión, lo hizo con el título de “Fabricante de estrellas”, más adecuado, pero que tampoco hace justicia al original que es “Swimsuit”, o lo que es lo mismo, traducido, traje de baño.
Cuenta la historia de un comercial, que en su afán por hacer un anuncio para una conocida marca de bañadores, convencerá a la jefa del tinglado para reclutar a los chicos y chicas más guapas de la zona para que hagan de modelo. Sus líos de faldas entre ellos, y mostrado todo de una forma muy blanca, forman el grueso de la película.
No tiene absolutamente nada destacable –ni denunciable- más allá de comprobar in situ lo malísimo actor que es William Katt, y la manía que tiene de hacer, cuando termina las frases, como que tiene la boca con restos de comida y que se los quita con la lengua. Eso, y mover las manos descompasadamente todo el tiempo.
Es un producto tan mediocre, que ni tan siquiera se como es que se ha ganado la reseña.
Quizás sea para dejar constancia de algo que estaba en las estanterías de aquellos recintos que tanto frecuentábamos, y que como comprobarán por la carátula, era de lo más habitual en estos. Por lo demás, nada.
El director, Chris Thomson, es otro currela igualmente mediocre cuyo currículo lo inundan “T.V. Movies” insustanciales y capítulos de teleseries sin la más mínima repercusión ni éxito.

jueves, 16 de enero de 2014

TRANSFORMATOR

Solemne bodrio cuya carátula videográfica española, llegamos a ver más de mil veces en el vídeo-club. Y que de gráfica, jamás alquilé. Me aterrorizaba el bicho que aparece en la misma. Nada más verlo, podemos pensar que la película podría ser un “Explotation” de “Alien” o de “La Cosa” a juzgar por el bichejo, que parece un alien o por la tipografía del título, del todo espacial. Pero nada más lejos de la realidad.
Huelga decir, que era la época en la que, en consecuencia de “Re-Animator”, a casi todo le ponían el “ator” al final del título. Al menos en España (“Aniquilator”, “Despedazator”, y este “Transformator”).
En realidad la película se titula “Mind Killer, y lejos de tratarse de un “Exploitation” de cualquiera de esas películas antes mencionadas, tiene una trama un tanto original que tiene que ver con el poder mental y no con alienígenas, con lo que el bicho de la carátula (al que, por cierto, nunca vemos entero en la película, si no a partes: un plano de la boca, otro de los ojos…) no es un extraterrestre, sino un cerebro.
Un par de retraídos con escasas dotes sociales, y muchas menos para las relaciones sexuales, se lamentan de no saber lo que es yacer en lecho con hembra. Como trabajan en un archivo de biblioteca o algo así, se topan con el manuscrito de un gran científico. En este contará grandes secretos para controlar el poder mental y conseguir así hacer lo que uno deseé. Así que lo usan en su beneficio para poder ligar con chicas. En concreto, uno de ellos, lo usa para seducir a su compañera en el archivo, pero esta se le resiste, con ella el poder mental sirve a duras penas, así que se excede en el uso, la codicia le puede, y su cerebro acaba apoderándose de él hasta convertirlo en un horroroso y virulento monstruo, que mutará hasta que su cerebro saldrá, con vida propia, de dentro de su cabeza.
Todo esto que les cuento está genial, pero han de tener presente que pasa una hora hasta que lo bueno viene. Una hora eterna de bla, bla, bla, y de coñazo, todo con un aire muy a lo “Soap Opera”, que solo se solventa con un par de momentos en los que, en un alarde de originalidad, el protagonista, para hacer uso de sus poderes, se pone los dedos índice y corazón en las sienes. Tan trillado, que te tienes que reir… pero realmente, hay que hacer esfuerzos para pasar esa hora sin darle al fast fordward, algo muy normal en todo cine “Trash” que se precie, el de verdad. Vamos, sin concesiones, un puto coñazo. El bostezo está a la orden del día.
Ahora cuando llega la transformación del prota en monstruo, la cosa cambia, más que nada, gracias a unos efectivos y artesanales efectos especiales, obra y gracia de Vicent J. Guastini (suyos son, también, los F/X de  “El Vengador tóxico 3”, “Muñeco diabólico 3
” entre otros muchos), que tirando de látex y gomaespuma, consigue un monstruo y un “submonstruo” verdaderamente purulentos, sangrientos y repugnantes. En ese aspecto, la película recuerda a otra serie Z de similares características y con el “ator” en el título, “Despedazator”.
Por lo demás, una película de lo más olvidable y zetosa. Para nada mítica, y por ello, justamente olvidada.
Dirige el inútil de Michael Krueger, que escribió el estúpido guión de  “Amityville 5: La maldición de Amityville” y dirigió, además de esta caquita, otra peliculita titulada Night Vision.
Como dato frikoso, decir que a esta película en otros países de habla inglesa, se la conoce, también, como “The brain creatures”.

lunes, 13 de enero de 2014

CARRIE (2013)

Otro de esos remakes u adaptaciones de un material ya existente a los nuevos tiempos, que, con todas las de perder en sus alforjas, se gana la dignidad y mi respeto.
Claro, que hay una novela de por medio- de Stephen King- con la que es respetuosa, según he leído, incluso más que la de Brian de Palma. Y no es mejor que la de de Palma, es distinta (pero igual), y al igual que esta, se trata de una película muy buena.
Si las comparamos, lo único que se le puede poner como pega a esta,  es la estética. La de los años setenta, sórdida, decadente y granulosa, ayuda a que la historia sea más terrorífica que en esta ocasión, plagada de efectos especiales infográficos y con las nuevas tecnologías y lo digital por bandera, apostando, en los tiempos que corren no puede ser de otra manera, por un aspecto limpio.
Ya saben: Una muchacha, Carrie, alienada por los fanatismos religiosos de su madre, es víctima del más cruel de los “buying” en el instituto, el día que en las duchas del gimnasio le llega su primera menstruación, no sabe que es lo que le ocurre y naturalmente se asusta,  mientras sus compañeras se ríen de ella, humillándola y tirándole tampones. Para más inrri, esto lo graban con sus teléfonos móviles y lo suben a la red –Esto es consecuencia de los tiempos que corren, obviamente, no está en la novela-.
Esto provocará que castiguen a las agresoras, impidiéndoles acudir al baile de graduación, lo que no les hará ni pizca de gracia. Una de las agresoras, arrepentida, le pide a su pareja que invite a Carrie al baile de graduación, y así limpiar su  conciencia. Mientras, Carrie descubre que tiene poderes telequinéticos y las cosas se complicarán.
Se ve, que aunque Stephen King en un principio no entendió el por qué se rodaba una nueva versión, cuando vio el cheque que le correspondía, puso menos pegas, e incluso sugirió, para el papel de Carrie a Lindsay Lohan. Supongo que al viejo le pondría cachondo, porque la Lohan, para interpretar a una puta vieja adicta al crack pase, pero para interpretar a una adolescente a la que le viene la regla por primera vez, como que no pega mucho.
Gracias a dios, la producción no le hizo mucho caso y el papel recayó en una joven que dará mucho que hablar y que es para comérsela, la dulce Clöe Grace Moretz ,que aunque tremendamente guapa, es tan buena actriz que ya no te imaginas una Carrie que no sea ella. Nada que ver con la Sissy Spacek de la de Brian de Palma, pero es que estamos con otra cosa.
Al final este remake, se prodiga como una película harto interesante, una puesta al día más que competente, que sin embargo, cayendo el peso de toda la película sobre la Moretz, llegamos incluso a pensar, que lo bueno no es la peli, sino ella, y que sin ella, quizás este “Carrie (2013)” no sería tan buena ni interesante.
Sea como fuere, la película tiene momentos verdaderamente escalofriantes, y si ya hemos dicho que Clöe Grace Moretz, está genial, no mucho peor está la mala de la función, Portia Doubleday, que aún teniendo diez años más que el personaje que interpreta (y sin dar el pego), si que convierte a su Chris Hargersen, en una psicópata hija de puta con gran convicción. Después de Moretz, lo mejor de la película.
Junto a ellas, una Julianne Moore que le está sacando un gran partido a la edad y que sustituye a una mucho menos eficiente Jodie Foster que en un principio iba a hacer su papel – el de la loca madre de Carrie-  y que también hace una interpretación de antología.
“Carrie (2013)” es un gran remake, y la prueba de que no todos los remakes son tan malos, ni tan buenos, ni mejores o peores que las predecesoras. Simplemente, son otra cosa.
Además, hay que recordar que no es el primer remake del “Carrie” de los setenta: en los odiosos 90, hicieron uno que se vendió como secuela oficial de “Carrie”, que era espantoso y que se llamó “La Ira: Carrie 2”. Ese era todo lo contrario a este y al original. Un oloroso saco de mierda.
Dirige esta nueva versión, una mujer, Kimberly Peirce, que después del éxito independiente que supuso en su carrera aquella estupidez que se llamaba “Boys Don´t Cry”, rodó un par de productos para zorras de la gran manzana, sin relevancia ninguna, hasta que la Metro Goldwin Meyer, le ofreció hacerse con las riendas de este “Carrie 2013” Y la verdad, es que ha pasado la prueba con notable.

sábado, 11 de enero de 2014

LAS AVENTURAS DE TENNESSEE BUCK

Cuando escribí la reseña de "Ojos de fuego", que cuenta con David Keith entre sus protagonistas, dije esto de él: "no hay actor más feo, anti-carismático y erróneo para cualquier reparto". Vale, me pasé un poco. David Keith no es tan feo, ni tan temible, pero tampoco es la Mojama. Y algo de cierto debe haber en todo ello cuando, dando un repaso a su filmografía, nos percatamos de que, tras un inicio prometedor con "Brubaker", "Oficial y caballero" u "Hombres de hierro", rápidamente fue relegado a películas cada vez más intrascendentes y, ya directamente, series de televisión. Viendo la que se le venía encima, es de suponer que Keith se planteara cambiar de aires, y por eso en 1987 debutó exclusivamente como director con, nada menos, "Granja maldita", la relativamente famosa adaptación de H.P.Lovecraft que contaba con producción de Ovidio G. Assonitis (quien a partir de ella se sacaría de la manga toda una falsa saga compuesta de secuelas bastardas partiendo de su título original, "The Curse") y el mismísimo Lucio Fulci. No hace mucho la vi con intención de reseñarla pero me dejó tan frío, me resultó tan insípida que, finalmente, decidí ignorarla (quién sabe si la retomaré algún día en el futuro). El caso es que David Keith quedaría contento con la experiencia, porque al año siguiente volvió a liarse con esto de la dirección y, ya que nadie parecía querer contar con su talento inerpretativo, decidió currarse un auténtico auto-lucimiento protagonizando "Las aventuras de Tennessee Buck", o "The further adventures of Tennessee Buck" in the USA (país co-productor junto a, nada menos, Sri Lanka... nunca había visto yo una película Srilankesense), uno de esos "exploitations" descarados del universo "Indiana Jones" -desde el look del personaje a la tipografía del título, pasando por el cartel, aquí no hay sutilidad que valga- camuflados de parodia.
La historia no es precisamente muy complicada. Un millonario bastante idiota, aficionado a la caza, y su atractiva mujer llegan a Borneo. Contratan al colega Tennessee Buck
(aunque en toda la peli no responde al apodo en cuestión, sino al nombre de Buck Malone) para que les guíe. Una vez se internan en la parte más profunda de la selva, son atacados y capturados por una tribu caníbal. El resto de la movida consistirá en intentar escapar de sus garras.
Bien, como decía, "Las aventuras de Tennessee Buck" se supone una comedia de aventuras. Y sí, hay un puñado de momentos abiertamente bufos y palurdos, además de sendas interpretaciones tirando a histriónicas (el que hace de cazador millonario es especialmente agotador). Sin embargo, llegados a cierto punto -concretamente cuando los protas son capturados por los caníbales- da un pequeño giro e incrementa de modo exponencial -e inesperado- su lado serio, que incluye erotismo y algo de gore. Esta parte se inicia con la escena que la ha hecho "célebre", en la que vemos a su prota femenina, la guapa Kathy Shower, totalmente desnuda y siendo muy sensualmente huntada en aceite por las mujeres de la tribu, tanto como para que se retuerza de placer y sus notorios pezones apunten a la Luna. Seguidamente la cosa se vuelve algo sórdida cuando el jefe de los antropófagos la viola por detrás y, encima, le entrega la cabeza decapitada de su marido, lo que hasta cierto punto sorprende, ya que éste era algo así como el "clown" de la peli. Claro que, según se mire, le ha hecho un favor, porque una vez huídos, y apenas 24 horas después, ella y el Sr.Buck se pegan un lote de órdago (vamos, que la chica tampoco echaba mucho de menos al muerto). La fiesta continúa con una secuencia en plan "Rambo" en la que el héroe va cazando a sus perseguidores a base de trampas, algunas de ellas con efecto truculento incluido. Cuanto más próximo está el final, más vuelve todo a la normalidad, pero afortunadamente para entonces ya no queda mucha película y, resumiendo, que se despide dejándonos un sabor de boca positivo. "Las aventuras de Tennessee Buck" no es la polla, ni mucho menos, pero tampoco puedo decir que resulte insoportable. Seguramente se encuentre entre los "exploiters" más decentes de "Indiana Jones", al lado de "Las minas del rey Salomón" y "Jake Speed, la aventura de África".
Naturalmente, siendo director, David Keith se deja las peyas para mostrarse a sí mismo como un superhéroe invencible, ocurrente, golfo, totalmente deseado por cualquier cosa en este planeta que disponga de vagina, infalible en su cometido y que luce un uniforme "indianajonesco" bien molón (con una primera aparición chocante, durmiendo la borrachera y totalmente cubierto de la sangre de un cocodrilo que el cabrón acaba de despellejar). Y la verdad es que encaja en el papel, incluso esta ocasión me pareció algo menos insufrible. A su lado tenemos a la mentada Kathy Shower, que está un rato rica y venía de posar en las páginas de "Playboy". A lo largo de su trayectoria cinematográfica, y como era de suponer, intervino en un puñado de películas de alto contenido pajillero (sobre todo cuando el "thriller erótico" video-clubero se puso de moda), pero también en chungueces como "American Kickboxer 2", "Cyber-CHIC" o "Commando para matar" de ese ente omnipresente que es Fred Olen Ray. A su ladito, un veterano, Sydney Lassick, de "Alguien voló sobre el nido del cuco" o "Carrie" y que también se dejaba ver en "Patrulla de noche", el infame "exploit" de "Loca academia de policía". Justamente, y curiosamente, en las primera y tercera entregas de esa misma saga podemos ver al cuarto en discordia, Brant von Hoffman, quien interpretara al "Sargento Kyle Blanks" en aquellas y al cazador millonario tonto finalmente decapitado en la que nos ocupa.
David Keith no volvería a dirigir hasta pasados quince años con "Waterville", un "thriller" sin la más mínima repercursión. De mientras, y hasta nuestros días, le hemos seguido viendo en pelis gordas con papeles secundarios, en pelis pequeñas de prota y en un porrón de productos televisivos.

viernes, 10 de enero de 2014

AFTERSHOCK

Nicolás López, directorcillo Chileno abanderado de lo “Friki”, con pinta de “Nerd” pasado de rosca, por norma general, rueda unas películas entre lo fantástico y la comedia, que me dan bastante grima. De hecho, como en Chile no hay mucho dinero para filmar, o bien por lameculismo, sus películas más populares (“Promedio Rojo” o “Santos”) están producidas nada menos que por Santiago Segura. De ahí que en sus repartos, aparezcan malos actores españoles.
Luego, la nueva hornada del cine de terror independiente de los U.S.A, tiene como simpatía por los directorcitos exóticos, y de ahí, que el capitán de esta liga, el cada vez más “Se te ve el plumero” Eli Roth, entable una amistad con el director Chileno e ideen una trama juntos, que el chileno dirigirá, y el Americano financiará e interpretará.
Así, ficcionando un terremoto real ocurrido hace unos años en Chile,  se montan una historia que tiene como “leif motiv” el slogan de la misma: “Si hay algo más terrorífico que la propia naturaleza, eso es la naturaleza humana”. Se ve que en dicho terremoto, durante las horas posteriores, los presos chilenos las liaron pardas sembrando el caos, matando y violando a su antojo por las calles de Chile.
Así, la trama se centra en las vacaciones de unos niños ricos Chilenos, que junto a su amigo Americano (por eso la película está rodada en Español e Inglés) se la pasan de fiesta en fiesta y de discoteca en discoteca, ligoteando y emborrachándose. En una de estas, cuando ya forman piña con una chavalas Húngaras, en plena discoteca, son víctimas de un brutal terremoto. A partir de ahí, reinará el caos y nuestros protagonistas  lucharán por sobrevivir, mientras sotean una alarma de Tsunami, los peligros del terremoto, los asesinos que han salido de las cárceles, y el enloquecimiento general de las víctimas.
Antipatías hacia el director y sus películas a parte, y quizás porque, por lo que sea se ve la mano de Eli Roth en todas partes (de hecho,  cojan ustedes “Hostel”, y cambien la sociedad de ricos asesinos por un terremoto; tienen exactamente la misma película. O al menos, está estructurada exactamente igual), “Aftershock” me ha parecido una película de lo más entretenida y original, que además, sin sus artífices quererlo, se descojona en la cara de Bayona y su “Lo Imposible”.
Podemos hablar de una película catastrófica, en la que la violencia y la tensión de algunas escenas, más el gore, que lo hay y por un tubo, la han convertido en una película de terror en toda regla. Y aquí, apliquen de nuevo el slogan.
Osado han sido Roth y López al hacer una película de corte catastrofista con un presupuesto tan ínfimo como podemos apreciar en la pantalla, y que sin embargo el resultado sea tan satisfactorio, tan realista y tan bien hecho. Por eso, sin embargo, luego chirría el hecho de que los presos lleven tatuajes tan cutres; se nota que son simples dibujos sobre la piel, y además si nos fijamos un poco, los hay hasta que se van borrando por el sudor de los actores.
Nimiedades aparte, y acusando un descenso del excelente ritmo hacia el ecuador de la peli, “Aftershock” es un film para nada desdeñable, que contentará al público, por mucho que esté dirigida por el Nicolás López este que cae tan mal.
Otra cosa. Eli Roth, las húngaras, y los secundarios, están bastante bien en sus papeles (Roth, me empieza ha hacer mas gracia como actor que como director… ¡¡porque no dirige apenas!!), pero la pareja de protagonistas Chilenos, con su “spanglish”, su pronunciación y sus sobreactuaciones, para matarlos, además que sus caracteres caen extremadamente mal, cuando, supongo, la intención de los guionistas es que estos caigan bien.
Guiños privados de los guionistas con la introducción de “Wu Tang-Clan” en la trama (ya saben que Roth, e intuyo que López, son amigos del grupo de raperos), y funcional entretenimiento. Ya sería bueno que todas las películas pequeñitas fueran como esta, insisto, por muy mal que me caiga el director.
Además, ¡Es mas bruta que un arado!

jueves, 9 de enero de 2014

SANITARIUM

Kerry Valderrama (no confundir con Juanito), uno de los actores de aquella cosa que acogieron en su seno los sectores más “gafapastas”de los territorios filmicos, una cinta de terror con toques de cine de autor para que estos asquerosos puedan justificar- y salir impunes- el visionado de una cinta de género que se titulaba “Monsters”, junto con sus amigos cortometrajistas –e intuyo que Latinos- Bryan Ortiz y Bryan Ramirez, pone en marcha este “Sanitarium” (no confundir con “Sanatorium”) que pretende ser una suerte de puesta al día de “Creepshow”. No lo digo por decir; al final, durante los créditos, vemos portadas de cómic, así como viñetas calcadas a las que aparecían en la película de George A. Romero, como dando a entender que la película que acabamos de ver es muy deudora tanto de la saga de “Creepshow”, como de los tebeos “Creepy”. Claro, que de estas intenciones se da cuenta uno al final de la película, porque por esas viñetas es obvio… que si, que vemos que es de episodios… pero, ¿Rollo “Creepshow”? ¡Unos huevos así de gordos!
A parte de esto, me gustaría saber dónde empieza el homenaje, y dónde termina el plagio en lo que a las viñetas se refiere, porque por lo demás, esto no huele a “Creepy” ni a kilómetros de distancia.
Esto no deja de ser un pequeño bodrio videoclubero en el que Valderrama piensa que para hacer terror lo mejor es darle un poquito de rollo autoral a su película, y así hará una cosa respetable, cuando la verdad es que es, con todas las letras, un pedazo de mierda.
Y es una pena, porque la idea no deja de estar mal; se trata de una película ambientada en un manicomio, y con un psiquiatra que va recibiendo a nuevos desequilibrados como nexo de unión para las historias que veremos a continuación. Se nos va contando la historia de cada uno que el doctor nos presenta.
No está mal el planteamiento. A eso hay que añadirle, un reparto de viejas glorias que rellenan el reparto y lo hacen del todo atractivo.
Pero la película hace aguas ella solita, únicamente, por lo pretencioso que es su puto director/productor, y tres historias que van en “Crescendo”: de mierda a más mierda. Por eso, y porque el resultado final, reniega totalmente de todos los referentes de este tipo de cine (hipócritamente, a juzgar por el guiño final de las viñetas) no viendo atisbos ni del rollito “Creepy”, ni de nada de capítulos que se le parezca. Es como si el director conociera “Creepshow”, pero solo de oídas, como si nunca la hubiera visto, y aún así, pretender homenajear algo que por todos es sabido que es bueno.
Es más, si no fuera por un monstruo que aparece en la película, y que es el toque fantástico que adscribe (con calzador) esto al cine de género –pero que se justifica estando este monstruo en la mente del chaval protagonista del capítulo y no en lahistoria- parecería un dramón por capítulos. Y es que cuesta mucho encontrarse una cosa tan aburrida y mal encaminada como esta en el mundo. Yo creía que el gilipollismo era una cosa exclusiva de los españoles, pero ya veo que los yankies también gastan de eso.
Las historias cuentan, la primera de todas ellas, los avatares de un melenas que hace esculturillas de las que luego hace exposiciones, y que terminan por hablarle. La segunda cuenta la historia de un niño que soporta abusos sexuales, y que en un momento dado, aparece un monstruo para despedazar al pederasta, pero luego resulta que el monstruo es él propio niño. Y la tercera, interminable, cuenta una especie de conspiranoia, en que a causa de los extraterrestres, un tipo se obsesiona con el fin del mundo y se vuelve chaveta.
Una autentica pena, porque en el reparto tenemos, y lo que es peor, en papeles destacados, a actores que siempre mola verlos, todos provenientes del “mainstream”, pero que al final este les ha dado la espalda. Tenemos a John Glover (“Gremlins 2”, “Los fantasmas atacan al jefe”), MalcolmMcDowell, Robert Englund, o Lou Diamond Phillips.
En definitiva, que me gusta la idea, me gusta el reparto (ellos están todos muy bien) y me gusta la teoría, pero la practica… Esto se ha ido al carajo porque los directores son unos pedantes, y porque, aunque saben filmar, no saben contar una historia. Y mucho menos tres.
Más o menos, este es el debut en el largo del triunvirato. “Cuentos de terror (sin sangre)” era mucho mejor que esto.
Absolutamente prescindible.

miércoles, 8 de enero de 2014

ROBOT WARRIOR: TOKYO SPIDERMAN

A finales de los setenta,“Marvel” llegó a un acuerdo con la japonesa “Toei Company”, especializada, sobretodo, en la animación, en el que estos últimos podrían utilizar los personajes “Marvel” a antojo. Así, decidieron hacer una película de animación con “La tumba de Drácula” basada en los personajes de "Marvel", y una serie de “Living action” o “Tokusatsu” (o lo que es lo mismo, pequeños tipos disfrazados que se las verían con monstruos que se hacen gigantes y pilotarían robots igualmente enormes, y todo ello en imagen real) con el más famoso de los personajes “Marvel”, como no podía ser de otra manera, “Spider-man”. Pero se ve que del universo arácnido, ni les interesaba Peter Parker, ni J.Jonah Jameson, ni el duende verde, ni cristo que lo fundó, porque se limitaron a quedarse con el aspecto y poderes del personaje para sacarse de la manga una serie en la que el protagonista es “Spider-man”, pero que podía ser perfectamente perico el de los palotes.
La serie es un claro precedente de “Power Rangers” en el sentido de que cada episodio se estructura de idéntica forma: Planteamiento del capítulo, pelea del bueno con un montón de esbirros casi militares del malo, y pelea final con monstruo gigante que muere cada capitulo de la misma manera y a distancia, y así se aprovechan siempre los mismos planos filmados, en un principio, del robot bueno.
El caso es que recientemente se ha editado en nuestro país en DVD un largometraje, este “Robot Warrior: Tokio Spiderman” que en realidad no es más que un montaje de algunos episodios de la serie hasta llegar a los ochenta minutos raspados (pero raspados, raspados) y que no deja de ser una mierdecilla, pero que, como digo siempre, para la curiosidad es, poco más que teta de novicia. Y es que el nivel de bizarrismo que viene con el “Spider-man” Japonés, no es para menos.
Para empezar el amigo Parker es sustituido aquí por un tal Takuya Yamashiro, y lejos de ser fotógrafo de cualquier periódico, o brillante estudiante de ciencia, es un macarra medio cholo que conduce una moto a toda hostia por el descampado.
Un buen día, unos soldados con pico de pato cubriendo sus caras y uniforme, dan matarile al padre  de este, y cuando este intenta escapar de ellos, cae en una gruta donde un extraterrestre del planeta araña le explica, que quienes han matado a su padre, son los mismos que han destruido su planeta: El profesor Monstruo y su ejercito de la cruz de hierro y que alguien tiene que vengarse de ellos por todo el mal que han ocasionado, así que, dicho esto, le inyecta al motociclero el “Suero Araña”, le da un brazalete –una especie de Nintendo DS con pulsera de peluco-  le da sus poderes- y el traje- arácnidos, un coche fardón con alerón y con cuernos, una nave espacial llamada “Marveller” y un robot gigante que él mismo pilotará en caso de problemas y que responden al nombre de “Leopardom”. Y tras esto, se pone inmediatamente a luchar contra esos malvados, en concreto, motivado por un solo sentimiento: ¡La Venganza!... y así da comienzo un nuevo episodio de los “Power Rangers” (y quien dice “Power Rangers” dice, “Inframan”, “Specterman”, o “Mazinger Z, el robot de lasestrellas”).
Tal y como lo leen. Para llevarse las manos a la cabeza. Porque el destrozo al que someten los japoneses a un personaje icónico y, ya en los setenta, conocido en todo el mundo, es de juzgado de guardia. Aunque ver a “Spider –Man” haciendo las veces de Koji Kabuto, pilotando su robot gigante,  no deja de tener cierto gracejo.
Por otro lado, tan solo comentar, que como el actor que interpreta a “Spider-Man”, debe ser conocedor de algún arte marcial, se desenvuelve por las telas de araña, por las paredes y demás, escala y salta, mucho mejor que su coetáneo yankie televisivo, Nicholas Hammond y, sin duda, las escenas de acción están infinitamente mejor resueltas que en la serie americana. Pero por lo demás, no deja de ser un “Spider-man” Japo infantiloide, que más allá del chiste, ofrece muy poquito.
Lo que yo me pregunto es: ¿Qué pensarían los gerifaltes de “Marvel” al comprobar lo que los Japoneses habían hecho con su personaje estrella?, fuera como fuere, decir, como curiosidad, que el “Spider-man” con el que Stan Lee posa en esta famosa foto, es el Japonés.
Al ser el largometraje un montaje de varios episodios, desconozco el nombre del director/es… aunque eso, da un poco igual, supongo.