viernes, 28 de septiembre de 2018

TARZERIX EN LA HISTORIA DE LOS DIOSES CHINOS

Gracias a la televisión y a la proliferación de  series de dibujos animados japoneses, se exportaban a Europa desde países recónditos como Corea o Taiwan, largometrajes de animación que en un afán por imitar el Manga Japonés se acercaban lo máximo posible a este estilo de dibujo. Claro que en España, sin ir más lejos, se omitía la procedencia de estas películas con la intención de hacerlas pasar por largometrajes de los tan populares dibujos animados japoneses de la época. Y picábamos.
A la ristra de dibujos coreanos sobre robots gigantes, émulos descarados del archiconocido Mazinger Z, hay que sumarle la famosa película de acción real “Tie Chao Ren” que se estrenó en nuestro país como una adaptación del anime “Mazinger Z”, entonces de éxito en la televisión y que, de procedencia también coreana, expoliaba una serie televisiva japonesa a la que tunearon convenientemente con el fin de convertirla en filme de hora y media de duración. El resultado en España se tradujo  en “Mazinger Z: El robot de las estrellas” también conocida en una de sus ediciones en vídeo bajo el título de “The Iron Superman”.
De poco después sería esta “Qi cai feng shen bang”, que con el extraño título castellano de “Tarzerix en la historia de los dioses chinos” — ¿por qué Tarzerix?— se hacía pasar por un manga de alta alcurnia con un reclamo de lo más sugerente; un sosias de Bruce Lee (que es chino y no japonés) que aparecía a todo póster.
En realidad se trata de un largometraje de animación taiwanés de muy baja ralea, con unos movimientos torpes y bruscos, y un dibujo casi siempre descuidado y a medio camino entre el anime y el cartoon checoslovaco. Pura morralla.
Lo que pasa es que toda esta morralla, se me antoja fascinante al igual que la  animación coreana  (“Golden Batman”, por ejemplo) y a las toneladas de nostalgia con las que me enfrento en recientes visionados (porque las vi de pequeño) hay que sumarle los raudales de diversión que contienen estas cintas, porque allí donde no alcanza la animación, estas producciones andan sobradas de velocidad y entretenimiento. Sorprendentemente, estas películas están francamente divertidas y se soportan estupendamente. La diversión se intensifica con lo chabacano de la animación, tornándose, estos,  productos de derribo de lo más destacables.
“Tarzerix en la historia de los dioses chinos”, hasta dónde alcanza mi comprensión, cuenta una historia de dioses, demonios y  mortales  que salen perjudicados entre sus caprichos belicosos, Con un tiránico rey que tiene sometida a toda su plebe, en guerra con otro clan. Finalmente, un héroe solitario y desconocido pondrá fin a toda esta maldad haciendo un alarde de artes marciales y destruyendo enemigos, como por ejemplo, ese pequeño demonio con una tuneladora en la cabeza, que recuerda sospechosamente a una de las criaturas de “Puppet Master”, Tuneleer, que tiene un diseño calcado.
“Tarzerix”, se estrenó en salas de nuestro país a finales de los años 70, y como solía ser de recibo en estas producciones taiwanesas y coreanas, y pasándose los posibles derechos de autor por los santos cojones,  este estreno se hizo acompañar, y al igual que “Mazinger Z: El robot de las Estrellas”, de toda suerte de merchadising fabricado para la ocasión como pueda ser la colección de tebeos editada por Editorial Valenciana que resumía la película en seis números (y que luego se editarían en un álbum), la colección de cromos o el single en 7’ con dos de las canciones de la película traducidas y grabadas al castellano.
“Tarzerix”, consiguió movilizar a los cines a 143.000 espectadores, cosa no del todo muy destacable pero que ya iba bien, siendo posteriormente un título perenne en las estanterías de los videoclubes, en su sección infantil. La paradoja es que, aún tratándose de una cinta destinada a los infantes, “Tarzerix” es una película violenta y sangrienta como pocas he visto, incluyendo en su metraje extracciones de corazones, deglutición de carne humana y acuchillamientos y atravesamientos con espada varios.
La otra curiosidad radica en que el héroe de la película, Tarzerix, no aparece hasta la recta final de la misma.
Muy maja.
Adjunto una publicidad del diario “La Vanguardia” de cuando se estrenó en salas allá por 1979.


martes, 25 de septiembre de 2018

HE´S OUT THERE

Teniendo en cuenta que el cine de terror que se produce actualmente, especialmente de forma independiente, tiende a ser más malo que el copón, uno no puede evitar sentarse ante cada nuevo intento -gratis, por supuesto- con la desconfianza puesta en "on". Y tal vez ello influya a que cuando lo que me trago es un pelo menos malo que el resto, la senación positiva se ve absurdamente incrementada. En el caso de "He's Out There" me atrevería a decir que no, que me gustó porque, simplemente, es una buena película.
Una familia se pira a pasar el finde a un bonito casoplón junto a un lago. El padre se lía con cosas del curro y la mujer y las hijas se adelantan. Por la tarde, estas se adentran en el bosque y encuentran unos pastelitos. Una de ellas se zampa uno y comienza a encontrarse mal. Cuando la madre se entera, le entra la paranoia de que hay alguien oculto entre los árboles que no les quiere nada bueno Y no le falta razón.
Sí, ya. No suena tampoco especialmente original. Sin embargo nos encontramos ante otro caso de esos en los que un director con talento rodeado de un equipo capacitado pueden dotar de "algo más" a una trama trillada. Hacerla interesante de nuevo. Y a la peña implicada en "He's Out There" se le da muy bien esto del peliculismo. Para empezar, todos los actores están estupendos. Especialmente las niñas, lo que aún tiene más mérito dado lo creíble de sus reacciones de horror. Y luego, pues los leves giros que el film otorga a esas ideas familiares haciéndolas funcionar en lo referente al elemento suspense. Por ejemplo, los juegos que el asesino muy guapamente enmascarado se curra para cazar a sus víctimas, especialmente aquellos confeccionados a base de cordel rojo.
En definitiva, "He's Out There" es un ejercicio de terror, supervivencia y tensión muy bien resuelto en cada uno de sus apartados. Consigue mantenernos en vilo. Consigue que empaticemos con los personajes hasta el extremo de sufrir por ellos y con ellos y, como guinda, también está muy bien acabada a nivel técnico... aunque supongo que contando con un escenario natural tan hermoso raro habría sido cagarla (aunque casos haylos).
Su director es un debutante que responde al adecuado y simpático nombre de Quinn LASHER. Veremos con qué nos sorprende a continuación.
Recomendable.

lunes, 24 de septiembre de 2018

PREVENGE

Alice Loewe, cómica británica con más o menos talento, de aquellas cuya gracia radica en que apenas se la encontramos, sienta cátedra festivalera allá por donde pasea el careto. Porque las películas en las que participa son poco menos que carne de festival. Y sentó cátedra con  aquella peliculita de sutil y pérfido humor negro que era “Turistas” de Ben Whithley en la que colaboró con su pluma en el guion, que gustó y tuvo premios por doquier. Y no estaba mal aquella película.
Pero aquella película no es excusa para que esperemos con candeletas todo lo que la actriz tenga a bien hacer. No se lo merece. No es tan buena.
“Prevenge”, película que Loewe escribe, dirige e interpreta  cuenta la historia de una estúpida choni de clase media/baja,  que estando embarazada y viuda, escucha la voz de su niño que espera dentro de la tripa. Y este, como no, le pide que vaya asesinando a todo aquél que se le ponga entre ceja y ceja, dejando por el camino un reguero de sangre perteneciente a la ristra de personajes grotescos y desagradables, cuando no, falsos y manipuladores que se encuentra por el camino, mientras esa sangre tiñe todo de un sofisticado humor negro.
En absoluto termina de convencerme, más, cuando esa cámara que Loewe tiene a bien dirigir no para quieta ni un segundo en un alarde de anarquismo estilístico, quizás, demasiado impostado. Pretendiendo generar algo perturbador, Loewe consigue que el espectador no haga otra cosa que fijarse en que la cámara no para quieta, en que se desenfoca y que lo que sucede en el cuadro se nos pase porque estamos más pendientes del traqueteo que de cualquier otra cosa.
En cuanto a la idea del feto que da órdenes desde la tripa a la madre, nada nuevo. Todo eso lo hemos visto más y mejor en “Baby Blood”, película francesa de los 90 de Alain Robak, que contándonos lo mismo que esta, pero sin el afán de hacernos reír, resulta tener más gracia e ingenio que “Prevenge”, sobre todo, porque es una película serena.
Y es que en definitiva, ni el festival de sangre, ni los cojones de un asqueroso cayendo al suelo tras recibir un tajo de la embarazada psicópata, ni esos gags con el mismo asqueroso como protagonista, vomitando y luego besando a la Loewe con la comisura de los labios llenas de tropezones, consiguen que la película acabe resultando simpática, que es lo que pretende.
Sin embargo, las circunstancias en las que se gesta la película, si que son un tanto curiosas.  Y es que, preñada como un bollo de crema y pensando que en ese estado nadie la iba a contratar  (nos ha jodido, con un embarazo de ocho meses, no es plan de hacer una película con una señora y que se ponga a dar a luz en medio del set…) la Loewe se escribe deprisa y corriendo —en poco más de tres días— un guion para su lucimiento y el de su bombo: el de esta “Prevenge”. Consigue financiación para su antojo de mujer embarazada y rueda este en 8 días. Porque claro, estando embarazada de 8 meses, no puede extenderse el rodaje mucho más. Entonces es cuando pensamos, aunque solo sea de pasada, que para estar rodada en poco más de una semana, quizás la cosa no sea tan mala.
Más gracioso resulta el hecho de que, haciendo una película bajo la rabieta de considerar que en ese estado  avanzado de embarazo nadie la contrataría, se alinean los astros y hace, a la vez que este, un papel en la película de episodios “A Moment of Horror”.
Por otro lado, a rasgos generales, no me gusta demasiado el humor de Alice Loewe. Pero, como no ver “Prevenge”.

jueves, 20 de septiembre de 2018

MANDY

Desde que conoció la bendición de algo así como el semi-mainstream con el razonable éxito de "Drive", Nicolas Winding Refn se ha mantenido más o menos fiel a un estilo específico con respecto a sus más recientes trabajos: Abuso de un ritmo cruelmente lento. Empleo nada sutil de luces de colorines (con especial predilección por el rojo). Un exceso de estilismo. Y, narrativamente, cierta preferencia por pillar tramas/ideas propias del cine de género, o incluso el "exploitation", dándoles una pátina como "arty", es decir, tirar de conceptos grotescos -hasta ridículos-, violencia extrema y gore, revistiéndolo todo en plan bonito y vistoso. El resultado son películas con un gran empaque, pero vacías. ¿Que por qué hablo de Nicolas Winding Refn cuando la reseña gira en torno a la reciente "sensación del cine supuestamente indie" "Mandy"? Pues sigan leyendo y lo sabrán.
Es un caso que ya habíamos visto antes con
"The Demolisher". Otra película que tomaba prestadas, y mucho, las señas de identidad de Refn. Solo que, al estar todo tan mal parido, no trascendió. Por contra "Mandy" cuenta con peña talentosa como Nicolas Cage o Panos Cosmatos y por eso el resultado, a un nivel formal, no da vergüenza ajena. Sin embargo, en el fondo, la diferencia con respecto a "The Demolisher" es casi nula. Dicho de otro modo, ambas películas son ejemplos de lo que podríamos llamar "Refnxploitation" o copiar descaradamente los delirios estilizados del danés.
Nicolas Cage está super enamorado de la rara de su novia y viven en la montaña apartados de todo. Un día aparece una secta que mata a la chica y Nicolas decide ir a por ellos y cargárselos uno a uno. Tal cual. La peli termina cuando muere el jefe de los malos. Una sinopsis trillada, lineal y sin pizca de originalidad que viene compensada -o eso cree su director- por una estética extremadamente cargada a base de colores rojos, muchos brillos pa darle algo de psicodelia, diálogos pesados, cámara lenta, ritmo innecesariamente pausado y los inevitables toques propios del cine "exploitation": unos villanos semi-monstruosos vestidos de sado y subidos a motos que gruñen como si fuesen animales, una lucha con sierras mecánicas y cierta dosis de gore.
El resultado, obviamente, ha sido una sensación por allá los USA. Todo el mundo flipa con "Mandy", la llaman obra maestra, lo mejor del año y agreden verbalmente a aquellos que no comparten tal opinión. Y no solo mindundis como ustedes o nosotros, también cineastas de peso. Nadie, absolutamente nadie reconoce/admite la imitación del cine de Nicolas Winding Refn que es. Su trama más vista que el tebeo, hueca y carente de cualquier interés. Y que, en definitiva, es jodidamente aburrida. Si a un argumento de ese calibre encima lo relentizas hasta hacerlo insoportable, pues como que no.
Supongo que a tanto mamoneo ha contribuido el protagonismo de Nicolas Cage, que se marca su -esperada- escenita de desmadre actoril, ahí gritando como un loco y poniendo muecas... ya saben lo superficial que es la gente en general.
Al final lo único que mola es ver a un avejentado Bill Duke, el negrazo que se peleaba con "John Matrix" en la maravillosa "Commando", y el extracto en un televisor de "Night Beast/Visitor", según las dudosas pero entrañables artes de Don Dohler (no deja de ser una sobrada post-moderna el colar una auténtica muestra de cine basura en toda una película arty).
"Mandy" es un producto hipócrita que invita a los críticos serios y a los impresionables hipsters a consumir elementos propios del cine trash o la serie z sin tener que ensuciarse y creyendo que lo que están viendo es arte. Para zamparse una de venganzas con Nicolas Cage más honesta y, a pesar de todo, entretenida, les recomiendo esto.

martes, 18 de septiembre de 2018

EL CARTEL DE "UN GENIO EN APUROS"

No he visto "Un genio en apuros", curioso vehículo del año 1983 para el entrañable contador de chistes Eugenio. Y no tengo especial interés en hacerlo. Por el contrario, Víctor sí se la tragó entera y habló de ella en el recomendable podcast que hace junto a Ángel Codón, "Los Aristócratas". Independientemente de la película, lo que nadie puede negar es la calidad del cartel. Esencialmente porque viene ilustrado por el talentoso Kim, clásico de la revista "El Jueves" y eventual cartelista estupendo. Aquí se lo dejamos para que lo gocen alegremente.


lunes, 17 de septiembre de 2018

LA PANDILLA DE LOS 11

A principios de los años 60, en pleno auge del cine negro español —por ejemplo, Arturo Fernández se dedicaba a finales de la década de los 50 a interpretar papeles en este tipo de cine—, resultaba de lo más oportuno para la taquilla el realizar una comedia que se mofara de este género y de las películas de gángsteres americanas. 
Así, con dirección de Pedro Lazaga, “La pandilla de los 11” parodiaría con su título el éxito comercial de aquellos años “La cuadrilla de los once”, película a mayor gloria del denominado Rat Pack (Dean Martin, Frank Sinatra y Sammy Davis Jr.) y dirigida por Lewis Milestone. Pero más allá del  título y que la premisa central de ambas es un robo, ahí quedaría toda similitud. En realidad “La pandilla de los 11” tendría pinceladitas de varios títulos de la época (las referencias paródicas a “Rififí” estarían más marcadas que las que pudiera haber a la película de Milestone) resultando una amalgama de guiños que servirían de hilo conductor para lo verdaderamente  importante en esta película, que es la colección de gags escritos por Antonio de Lara “Tono”, uno de los humoristas gráficos más representativos de la llamada “La otra generación del 27”, que hace de la astracanada el leit motiv de esta película. Algunos chistes son ganchos directos a la mandíbula, mientras que otros están impregnados de un sutil surrealismo —a saber; el individuo que tiene sed que está siendo torturado a base de hacerle comer polvorones, o el hecho de que los gángsteres de pacotilla que protagonizan esta película tienen  guardarropas donde dejar sus armas en los clubes que frecuentan—. Muchos de ellos sobreviven al paso de los años estupendamente; otros en cambio se han quedado un tanto kitsch.
Cuenta como un mafioso llamado “El Rubio” (descacharrante Adolfo Marsillach), reúne a una serie de individuos de mal vivir con la finalidad de formar un grupo que robará el banco de España, haciéndolo de manera subterránea y desde Las Cibeles. La mala suerte querrá que se queden atrapados en el túnel por el que pretenden entrar, lo que generará  toda suerte de sucesos hilarantes.
En verdad, sin dejar de ser una comedia de lo más entretenida, resulta un film del montón y no especialmente relevante, sin embargo, su principal virtud radica en que, dentro de un elenco maravilloso, tenemos juntos, y casi siempre compartiendo plano, a dos generaciones de cómicos en su salsa, interpretando las líneas y diálogos de Tono con la mayor efectividad posible. Y es que esta pandilla de 11 la componen actores de la vieja guardia como Pepe Isbert o Manolo Moran, con actores que durante años serían el relevo de estos como Manolo Gómez Bur, Ángel de Andrés padre, Juanjo Menéndez, Ismael Merlo, Antonio Ozores, y como única fémina Margot Cottens, siendo estos los más destacados, amén de todos los secundarios que les acompañan durante el metraje.
Dirige Pedro Lazaga, sin duda, uno de los directores de “Españoladas” más importantes de nuestra cinematografía, así  como poseedor de una de las filmografías más extensas y reconocibles.

viernes, 14 de septiembre de 2018

ONE MORE TIME

Poco antes de morir, Ray Dennis Steckler, director de culto a nivel mundial gracias al clásico de la serie Z “Extrañas criaturas”,  y 44 años después de esta, decide ponerse manos a la obra con lo que sería una secuela de su película más famosa. O mejor dicho y como él prefería llamarla, una extensión de aquella. Para ello habilitó una campaña de marketing que consistía en hacer castings de señoritas actrices y bailarinas a través de la hoy obsoleta red social My Space.
Así, con un par de cámaras de vídeo 8 y con un presupuesto de escasos 4000 dólares —que digo yo, que sería un farol del viejo, puesto que esta película no debió costarle un duro— se lanza de lleno a una aventura  en la que, con él como absoluto —y casi único— protagonista, continúa la historia de “Extrañas Criaturas” rodando con lo puesto y de manera absolutamente guerrillera.
Un anciano se pega sus paseos y visita la consulta de un psiquiatra para hacerle partícipe de las extrañas pesadillas que no le dejan pegar ojo. Mientras, pasea otro poco más y  se va a ver un conciertillo en el que una serie de pizpiretas señoritas bailotean a ritmo de algo parecido al Nu Grass. Y punto pelota.
Lo que Ray Dennis Steckler hace, despojado de cualquier prejuicio que esto pudiera acarrearle al ser un director que, pese a ser producto de determinadas épocas (director de pelis de autocine en los 60,  y de porno en los 70 y 80), no deja de ser un director de cine industrial, es una película amateur en la más estricta acepción del termino. Lo es a conciencia y orgullosa. Básicamente, el anciano se graba a sí mismo dándo paseos, cuando no, le graba un amigo y para justificar la posible conexión con “Extrañas criaturas” los sueños de los que le habla al psiquiatra no son otra cosa que material reciclado de la película original. Y zumbando.
Soy muy fan de los cortapega, del cine guerrillero, de lo amateur, y como concepto, la cosa me hace cierta gracia. E incluso me apasiona la actitud de Steckler ya grabando por la necesidad de hacerlo, cagándose directamente en la técnica y sin ningún miedo a nada, alardeando de su ya asumida falta de talento y haciendo, sea como sea, lo que tiene que hacer un cineasta; películas. Pero eso queda muy romántico en el papel, otra cosa es sentarse a verlo.
Con dos cojonazos me he puesto a ver “One More Time” y les aseguro que siendo un entusiasta de todo lo que les he comentado unas líneas más arriba e incluso un defensor de “Extrañas criaturas” —cuyo título original, que si siguen este blog, ya deberían saber que responde al exótico título de “The Incredibily Strange Creatures Who Stopped Living and Became Mixed – Up Zombies”— como genuina e imperdible película mala de esas que espantarían al mayor fan de pelis chungas, y durando como dura tan solo una hora, me ha parecido una experiencia traumática. Me he aburrido como una ostra,  amén de que todo lo que he visto por esa pantalla en la que los frames de vídeo pasado de fecha supuraban como una bolsa de pus, me ha parecido de lo más mierdoso y vergonzante. Y carente de gracia.  Pero en AVT, “One More Time”, ha de estar reseñada.
La película, obviamente, la vendía el propio Steckler en DVD desde su web y hasta los fans más acérrimos reniegan de ella.
Y al poco, el pobre Ray Dennis Steckler, murió dejándonos esta obra como legado, además de otro puñado de películas de décadas atrás y por las que es un director de culto.

martes, 11 de septiembre de 2018

LOS FOTOCROMOS DE "LA CHICA DE LAS BRAGAS TRANSPARENTES"

En tiempos en los que la venta directa de películas VHS (el DVD aún no coleaba mucho) era sinónimo de una inversión considerable, lo normal cuando acudías a algún centro comercial con intenciones consumistas era encontrarte únicamente con títulos de peso. Es decir, los grandes clásicos, films extremadamente bien considerados por la crítica o superproducciones hollywoodienses. Desde luego dar con una de las películas pseudo-eróticas paridas por Jesús Franco por ahí los años ochenta no tenía nada de habitual. Y ese era justo el caso de "La chica de las bragas transparentes", que con su flamante carátula plateada reposaba toda desafiante entre films de mucha mayor alcurnia. ¡¿Cómo osaba?!. Mi condición -entonces- de fan del padre de "Al Pereira" hizo que esperara a alguna fecha señalada para pedirla. El día que pude disponer de ella le propuse a mi señor padre si quería compartir conmigo el momento del desvirgue reproductor mediante. Aceptó.
No hace ninguna falta decir que la experiencia resultó dolorosa. Especialmente en lo que se refiere al concepto "modorra". Sí, por ahí andaban las sobreexpuestas tetas de Lina. El bigotacho del duro Antonio. Y las señas de identidad del director (zooms a porrillo, fotografía costrosa). Pero de la peli resultante ni me acuerdo. Mi cerebro se encargó de borrar todo posible residuo de lo que, entonces, me pareció un rollo patatero sin el más mínimo elemento redentor. Rápidamente me sentí culpable por haber hecho gastar aquel dinero en algo tan prescindible y, con el tiempo, acabó en manos de algún colega.
Eso es todo lo que puedo decirles del título que protagoniza los fotocromos de hoy. Con la peculiaridad de que están todos y que es la primera vez que "disfrutamos" de un producto del amigo Franco en semejante modalidad. Si no sabían cómo valorarlo, ahora ya lo saben. Siempre pueden echarse una risa a costa del arte ejecutado rotulador mediante por el improvisado censor, cosa esta que es ya todo un clásico entre los fotocromos de producciones clasificadas "S".
¡Adelante!.











lunes, 10 de septiembre de 2018

LABERINTO DE PASIONES

“Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” ópera prima de Almodóvar y, para mí, su mejor película, se pasó con éxito en los cines Alphaville de Madrid en las sesiones de madrugada
aguantado estoicamente el paso del tiempo y convirtiendo, poco a poco, al director manchego en la leyenda que es hoy. Y es por ese motivo por el que el máximo responsable de esa cadena de cines, Javier de Garcillán, decidió producir la nueva extravagancia del director en tiempos en que conseguir una subvención del ministerio no eran una cosa sencilla.
Así, pidiendo un crédito al banco y completando el importe del presupuesto con aportaciones personales de miembros del equipo, se financió “Laberinto de pasiones”, uno de los films más polémicos y populares de Pedro Almodóvar.
Asimismo, se trata de la primera vez que Almodóvar trabaja con un equipo profesional compuesto de reputados directores de fotografía y técnicos de sonido directo, por lo que supuso un cambio de las formas que a su vez mata un poco el discurso underground que traía con su anterior película. Almodóvar pasó de una película a otra, de las sesiones golfas a prestigiosos festivales de cine.
Por otro lado, todo el petardeo que muestra la película, todo ese rollo de la movida madrileña y la trasgresión que pretendía el director y que en la época le valió alguna que otra reseña negativa, a día de hoy cobra mayor interés y es elogiable la valentía que tuvo Almodóvar a la hora de romper con los arquetipos del cine español, exponiendo argumentos que  a día de hoy, con esta ola de pacatería, censura e ignorancia que impera en nuestra sociedad en tiempos en los que hacer una canción de protesta te pueden valer la cárcel, resultan edificantes y, en lugar de quedarse anticuados, que es lo que debería pasar, tienen más vigencia que nunca porque, apelando al tópico, “Laberinto de pasiones” es una película que a día de hoy no se podría hacer.
Los desfases homosexuales de Fabio McNamara, el travestismo punk del propio director y, sobre todo, las subtramas que tratan el incesto y la violación desde un punto de vista cómico, vistos  hoy me han resultado delirantes. Por otro lado, escenas improvisadas que se nota que están improvisadas, resultan igualmente interesantes y divertidas.
También, el poco dominio de la narración por parte del director a favor de unas situaciones que ocurren, sin más, son al final el punto fuerte de la película. Desmadrada, enloquecida y moderna, poco a poco, Almodóvar fue degenerando hasta pergreñar argumentos muy estándar para un público compuesto de señoras, curiosamente, pertenecientes a generaciones anteriores a la suya.
“Laberinto de pasiones”, entre otras subtramas menores, cuenta la historia del hijo de un jeque árabe que atraído por el cosmopolitismo de Madrid en los ochenta, se lanza a vivir libremente su homosexualidad, hasta que conoce a Sexilia, la cantante petarda de una formación nuevaolera, ninfómana desde niña, de la cual se enamora.
Por otro lado tenemos a un anciano que tras ser abandonado por su esposa toma una suerte de afrodisíaco que le pondrá a tono y aprovechará esta ausencia para violar a su hija mientras la trata como si fuera su propia esposa.
También tenemos tres árabes que tiene la misión de encontrar al hijo del jeque, para uno de ellos, en una tarde de ligoteo, toparse con él y enamorarse sin saber de quién se trata.
La película tras su estreno no resultó ser un bombazo precisamente, convocando poco más de 350.00 espectadores a las salas, pero, de igual modo que “Pepi, Luci Bom y otras chicas del montón”, se tiró en sesiones golfas una ristra de años. No en valde es una de las películas más populares de Almodóvar.
Curiosamente, cuando este ya era una estrella a nivel internacional, "Laberinto de pasiones" consiguió estrenarse en Reino Unido, donde permanecía censurada, en 1993.
En el reparto tenemos a Imanol Arias en el que sería uno de sus primeros papeles relevantes en el cine y del que además decía que le había permitido penetrar en el universo Almodóvar, motivo este por el que estaba plenamente agradecido. Antonio Banderas, sosegado y comedido en su interpretación, debuta como chico Almodóvar para diez años después hacer las americas y triunfar. Cecilia Roth en un papel muy de Cecilia Roth anulando muy bien el acento argentino. Luis Ciges follandose a su hija, Marta Fernández Muro, está más en su salsa que en una película de José Luis Cuerda y Fabio McNamara llevando el homosexualismo a la caricatura resulta desternillante, si bien ahora reivindicando a Franco y su ultraderechismo, es aún más desternillante que antaño.
Estos primeros films de Almodóvar, merecen la pena.

viernes, 7 de septiembre de 2018

SIN VAGINA, ME MARGINAN

Dentro de la industria Peruana, que emerge cual Ave Fenix al igual que todas las cinematografías latino-americanas que facturan películas como churros gracias a los avances de la tecnología digital, y lejos de las muestras más underground provenientes de zonas de la serranía peruana, surge, muy hija de su tiempo, una película que ha causado cierto impacto y polémica en el mundo de las redes sociales. Rodada con un teléfono móvil —un buen teléfono móvil— y poco más de 4000 euros de presupuesto, sale a la palestra esta “Sin vagina, me marginan”.
Se trata de la propuesta de Wesley Verástegui, economista de profesión, fan de Pedro Almodóvar, que siendo guionista desde bien joven y habiendo tonteado con la escritura durante muchos años, decide liarse la manta a la cabeza y financiarse esta película. Nada nuevo lo de los bajos presupuestos  —o presupuestos inexistentes— en esto del cine peruano. Y nos ofrece una comedia de temática LGBT, en la que mirando muy de cerca aquellos títulos transgresores de los primeros ochenta de Almodóvar y cierto toquecito escatológico a lo John Waters, y con la precariedad técnica a la que nos tienen acostumbrados las cinematografías emergentes, que nos cuenta, en algo parecido a una road movie, la historia de Barbie y Microbio, dos transexuales y prostitutas de profesión, que tendrán que ingeniárselas para conseguir los 30000 dólares que la primera necesita para hacerse un cambio de sexo. Y como no se les ocurre otra cosa, acaban secuestrando a la hija de un ministro, lo que hará que se les complique la cosa.
La gracia del asunto es que tras conseguir la película en redes sociales un índice de viralidad notablemente alto, una distribuidora se puso en contacto con Wesley con la firme intención de dirstribuir la película para su estreno en salas. Sin embargo, y como diría Steve Martin en “Hombre muerto no paga”, Perú es un país en el que escriben problemas con v y si les corriges, te matan. ¿Qué quiero decir con esto? Que la distribuidora se echó finalmente para atrás y la película acabó por no estrenarse, debido a las constantes quejas de las asociaciones de padres que consideraban que el título era pernicioso para sus hijos menores.
El caso es que en las redes está recibiendo la repercusión que merece, porque, hacer en Perú, un país con muy poquitos años de cine a sus espaldas, un país dónde existe una mitología que gira en torno a Jarjacha, el demonio del incesto, que castiga a padres y hermanos que mantienen relaciones con sus hijas o hermanas,  una película donde los protagonistas son dos transexuales alocadas que no paran de decir tacos durante toda la película, dónde lo más flojito que dicen es “hija de la gran puta” y donde se hace un reivindicación sin complejos, no solo de la transexualidad, sino de todo el colectivo gay, es una osadía que hay que tener en cuenta. Aunque en su discurso se sirva de los más despreciables tópicos que provienen, en cualquier caso, de la novedad que supone a todas luces el realizar cine allí.
Entonces, de factura amateur —la edición es la cosa más tosca que he visto desde las películas serranas— con una duración de poco menos de una hora, resulta que la cinta es divertida, disfrutable y políticamente incorrecta a rabiar, amén de mostrarnos la ciudad tal cual es, con el predominio de los colores azules en los edificios y los desconchones de las paredes que nadie se ha preocupado ni se va a preocupar de restaurar.
Una manera de demostrar que no hace falta ser un genio (Wesley Verastégui no lo es ni de coña) para hacer una película pobre sin apenas dinero para realizarla. Pero es que con la tontería, me doy cuenta que el cine pobre tiene alma, tiene entidad propia, y tiene las armas suficientes como para que nos detengamos ante él más allá de la mera anécdota.
Con todas sus coherentes (y necesarias) carencias, verdaderamente, recomiendo “Sin vagina, me marginan” cuyo canchondeo empieza desde el título mismo, que a su vez ha sido su cruz y su San Benito.

jueves, 6 de septiembre de 2018

MEMORIAS DEL ÁNGEL CAÍDO

"Memorias del ángel caído" es una producción española del año 1997 adscrita al terror. Tuvo la suerte de aparecer justo cuando el fantástico volvía a ganar adeptos en la cinematografía patria. Y tuvo la mala suerte de aparecer justo cuando el fantástico volvía a ganar adeptos en la cinematografía patria. ¿Por qué? porque la clase de películas de terror y aledaños que triunfaron en España entre principios y mediados de los 90 se acoplaban en general al irritante tonito propio del momento y que consistía en tomárselo todo a cachondeo. Fíjense cuál era la tendencia reinante: "Acción Mutante", "La lengua asesina", "El día de la bestia" o "Supernova". Todas ellas, en esencia, comedias. Tenían el humor como principal defensa ante el temor de afrontar la materia de forma seria y sin chascarrillos. Sin auto-guasa. Por eso mismo "Memorias del ángel caído" fue un rara avis.
El día que le comenté 
a una "hipster" de la época lo potable que me parecía, se escandalizó, alegando que para ella y los suyos aquello solo podía gozarse como blanco del pitorreo. Parecía que estuviese mal visto disfrutar del terror sin recurrir a la risa. Ayer noche volví a ver el film para asegurarme de mis impresiones y opino que con los años incluso ha ganado puntos, ha mantenido intacta una personalidad, una refrescante diferencia con respecto a la corriente reinante de cuando fue concebido. Y, si lo comparamos a lo que se factura hoy, también se agradece que sea tan española toda ella y no intente con demasiada insistencia parecerse a los productos llegados desde los USA, que no es algo que me parezca mal, desde luego, pero mantener la "esencia cultural" también mola un rato -si se hace bien-.
Después de presenciar un supuesto milagro, los curas de una iglesia ven cómo alguien comienza a atentar contra sus feligreses. Además, todos sufren extrañas alucinaciones. Uno de ellos, en plena crisis de fe, decidirá investigar el probable origen del entuerto llevándose la sorpresa de su vida.
No puedo decir que "Memorias del ángel caído" sea una película absolutamente perfecta. Y que todo en ella funcione como un reloj. Pero los pocos momentos tambaleantes se ven compensados por una atmósfera tenebrosa, unos personajes -los curas y el policía- interesantes y algunas ideas logradas, incluso medianamente inquietantes, destacando los momentos de muerte e histeria en la iglesia o la visita a unas ruinas repletas de yonquis. También resulta destacable la subtrama del supuesto milagro y su desenlace.
Probablemente, el "secreto" de que la peli pueda mantener la dignidad bien alta 20 años después, consiste en haber contado con grandes actores experimentados en lugar de niñatos sin capacidad de vocalizar, a saber: Santiago Ramos un poco "Robocop" pero bien. José Luis López Vázquez inmortal. Estupendos Emilio Guitérrez Caba y Héctor Alterio. Un Juan Echanove a la altura. Y no olvidemos al entrañable Luis Pérezaguas. Por ahí ronda Tristán Ulloa, pero dura poco y no molesta.
Eso, y el evitar en todo momento las maneras de un producto de espíritu juvenil y -uuughh!!!!- canalla como se estilaba en 1997, han contribuido largamente a que "Memorias del ángel caído" sea agradecidamente sobria y reivindicable a día de hoy.

martes, 4 de septiembre de 2018

EL PRESS-BOOK DE "LA BESTIA Y LA ESPADA MÁGICA"

A poco que sean habituales de este sacrosanto blog, sabrán que aquí no somos muy fans de Paul Naschy / Jacinto Molina. Tampoco nos lo tomamos demasiado en serio. Pero sí flipamos con todo lo que sea memorabilia cinematográfica, especialmente si se trata de "fantastique". Por eso les invitamos a gozar del press-book de una película protagonizada, guionizada y dirigida por maese Molina, "La bestia y la espada mágica", co-producción hispano-japonoide del año 1982. Pongan especial atención a la generosa ristra de tetas presentes y a las escasamente humildes frases publicitarias sugeridas. Muy entrañable todo.





lunes, 3 de septiembre de 2018

CASTA Y PURA

Tras su obra maestra “Malizia”, Salvatore Semperi no supo sacarle partido al tipo de cine que podía haber desarrollado y se limitó a explotar la formula creada hasta hacerla prácticamente desaparecer en un mar de subproductos. Por otro lado, su musa. Laura Antonelli, que tantos sueños tórridos provocó en el macho ibérico de todas la edades, adicta a la cocaína, se deterioraba físicamente, protagonizando películas picantes en las que ella ya no era lo más deseable; ese pivón de “Malizia” ya no era tan pivón.
Y justo en esa decadencia que propició que Semperi pasara a ser uno de los directores italianos más prometedores a ser uno más de comedia chabacana, José Frade pone a disposición del director sus infraestructuras y sus dineros con el fin de llevar a buen puerto esta co-producción de lo más vulgar y mediocre, “Casta y pura”.
Cuenta la historia de un campesino casado con una mujer que tiene propiedades que se está muriendo. Estas propiedades quedan en posesión de la hija de ambos, por lo que, para evitar que cuando se case reparta con su marido, el campesino obliga a su mujer a hacerle jurar a la hija, que mientras su padre viva no se casará con nadie y que se dedicará por entero al cuidado de este. La niña jura, y al cabo de 20 años, casta y pura, comienza a tener terribles sueños tórridos y cambios de la personalidad, que los curas y médicos de la zona achacan a la necesidad que tiene la mujer de acostarse con algún tío, cosa que su padre impedirá por todos los medios. Hasta que un primo de la chica, adoptado, se enamora de la chica y ahí, comienza a liarse la madeja.
Una película de naturaleza machista, que no deja de serlo a pesar del giro feminista del desenlace del argumento, porque ese giro sirve única y exclusivamente para justificar el pobre folleteo del que ha hecho gala la película puesto ahí con intenciones que nada tienen que ver con la igualdad sexual, y sí con el alivio de los bajos instintos. Aún así, se las apaña para no mostrarnos ni una teta. Laura Antonelli, tampoco está en su mejor momento físico.
Sin duda, una de las peores películas de Semperi. En nuestro país obtuvo 250.000 espectadores, que debía ser, pizca más o menos, el número de espectadores que se deseaba.
En el reparto, junto a la Antonelli tenemos a un estupendo Fernando Rey, secundado por Christan de Sica, Enzo Cannavale o Diego Capuccio.
Ni para fans de Semperi.