jueves, 7 de febrero de 2008

¡CORTEN!

La pasada noche me propuse hacer algo diferente, ver una película distinta de lo habitual y de tirón extraño, cosa que a inicios de los 90 era lo normal en mi dieta cinéfaga. Hablo de "Tales from the gimli hospital", del reputado autor arty Guy Maddin. Si la elegí fue porque, de toda su filmografía, esa era la que más parecía acercarse a mis intereses. Sin embargo, después de 40 minutos y de entrada cierta simpatía por su aspecto más inquietante (y amateur), tuve que quitarla porque no podía con ella. Igual que le dije a un amigo, ya no tengo el coño para esa clase de cine... me he estandarizado del todo, ¡y me alegro!. El caso es que, decepcionado, busqué entre mis dvd´s un sustituto, y me encontré de bruces con "¡Corten! ("Hack!" en v.o.), film del que únicamente conocía su pertenencia a mi género favorito. Me puse a verla, no sin cierta pereza, y cual fue mi sorpresa al descubrir que me encontraba ante a un jodido slasher. El subidón de adrenalina y la sensación de alegría confirmaron que mi predisposición por esta clase de productos de puro entretenimiento no es forzada, es ASÍ, es natural, es genuina y... es cojonuda.
A ver, que la peli es una mierdecilla, rutina pura, relativo aburrimiento (eso si, menos que la del Sr.Maddin)... pero si he decidido hablar de ella es porque, aparte del buen rollito, estamos ante la que es, seguramente, la peli de terror más auto referencial de cuantas se han hecho, aspecto este muy explotado en los 90 (¡hola "Scream"!) y que parecía ya enterrado. Pues no.
Un grupo de estudiantes universitarios súper-estereotipados (aunque esto, al final, cobra cierto sentido) pasan el finde en una isla, en compañía de una pareja de bohemios, con el fin de hacer prácticas de biología. Obviamente, las cosas se tuercen cuando un psycho-killer aparece para cepillárselos a todos. Hasta aquí, nada especial, lo divertido del caso es que la panda de cretinos protas se pasa media peli hablando de cine (sobre todo de terror, y no se salva nadie, desde "Psicosis" a Rob Zombie), hay personajes que responden a nombres como Argento, King o, directamente, Mary Shelley y al criminal loco le mola recrear material de films clásicos (atención: se disfraza de Leatherface, de payaso, de la niña de "The Ring", imita una secuencia de "El Resplandor", usa pirañas para deshacerse de los cadáveres, y al final, en el inevitable reguero de víctimas colocadas en riguroso orden, gusta de copiar momentos extraídos de "Hellraiser", "13 Fantasmas", "Los Pájaros" o "Saw"). Incluso el director (Matt Flynn) pierde los papeles y convierte esto del rollo referencial en parte de su propia agenda, recreando planos de películas como "Atracción Fatal" o derivados.
A lo largo de la proyección, nos cruzaremos con algunos rostros semi-populares de la gran pantalla, tales como Kane Hodder (en un significativo cameo), Burt Young (el Poly de la saga "Rocky" y al que hemos podido ver en otros films de horror como "Amityville 2" o "Playa Sangrienta"), los ojos saltones de Juliet Landau y los piños separados de William Forshyte.
Total, que la cosa dentro de lo que cabe se aguanta bien, tiene sus dosis de gore (¡sierra mecánica y todo!) y un humor bastante patético, salvo cuando entra en el dichoso juego de las referencias. Para que os hagáis una idea, ahí va uno de los momentos que más me ha hecho reír: Entra en escena un personaje con buenas intenciones. La chica prisionera le pregunta: "¿Quién eres?". El tipo responde: "Soy Willie!" y la moza añade: "Libéranos, Willie". ¿Lo pillan?, pues eso.