A poco de anunciarse, "Plane Dead" pasó a ser bautizada de modo coloquial como "Zombies en el avión", y es que su parecido argumental con la reciente producción en la que ahora mismo estáis pensando es obvia: A causa de un accidente, digamos, científico, los pasajeros de un vuelo comercial se van volviendo muertos vivientes. Los pocos supervivientes tendrán que ingeniárselas para sobrevivir a una noche infernal (y tormentosa, of course).
Evidentemente que es lo de siempre... cambia el avión por un supermercado, una base militar o una cabaña, y obtendrás lo que obtendrás, pero a pesar de ello, la peli sabe desarrollarse con ritmo y sin aburrir en exceso. Además, el origen de la plaga zombie es, dentro de lo que cabe, bastante original, no la contaré aquí pero digamos que tiene que ver con la criogenización. Los personajes son, hasta cierto punto, arquetípicos (en especial el poli esposado al delincuente simpático) y el film se permite un par o tres de momentos visualmente potentes, como cuando los zombies se abren paso por el suelo del compartimiento de los pasajeros (tal y como si surgieran de debajo de la tierra) o cierto ahorcamiento imprevisto. Estos son, cómo no, muertos revividos de la nueva era... es decir, corren como locos, chillan y hasta parecen pensar, al menos del mismo modo que lo haría un animal.
Lo que más sorprende de "Plane Dead" es que, uno, los no-muertos tardan en salir y, dos, la seriedad con la que la película va desarrollándose. Obviamente era todo una falsa alarma. Por lo visto los cineastas esperaban al último rollo para soltarse el pelo, recurriendo más que nunca al gore (hasta ese momento habíamos visto mucho líquido rojo pero pocas mutilaciones) y, por desgracia, al humor. Y es aquí donde uno se da cuenta de que, hasta cierto punto, Peter Jackson hizo bastante daño al subgenero zombie con su "Braindead", pues todavía hoy hay quien se empeña en emularle, homenajearle e incluso robarle gags, caso de este "Plane Dead" que se olvida de la seriedad y el respeto del que hasta el minuto 60 había hecho gala y comienza a descerebrarse con chistes graciosillos y gags visuales a costa de los cadáveres andantes (quienes sufren el 99% de las mutilaciones más gráficas de la peli... es curioso como ha cambiado el cine de muertos vivientes. Reventarle la cabeza a algo ya muerto que revive no es inmoral, pero sacarle las tripas a un ser vivo es impensable).
Toda esta parte final (y unos efectos visuales que de resultones pasan a mediocres cuando intentan currarse un desenlace espectacular) acaban por hundir lo que podría haber sido una muy potable peli de zombies. Ahora, sencillamente, se deja ver y poco más.
PD: Como véis, el cartel promocional y ciertas escenas relativas a cierta puertezuela en el suelo del avión, son un claro, clarísimo, homenaje a esa joya inmortal e imprescindible: "Evil Dead".