lunes, 8 de enero de 2024

UNA ESPECIE DE HÉROE

Una de las películas adscritas al plan de bajo coste de Paramount tras la huelga de directores de 1981 (un plan que consistía en rodar películas por cinco o seis millones y estrenarlas con todos los honores para ver si rentaba ese bajo sistema de producción), concebida exclusivamente para el ingenio de Richard Pryor. Una idea de peón caminero en realidad, o una excentricidad de Don Simpson que, tras leerse la novela “Some kind of hero”, un drama desgarrador sobre las vicisitudes de un ex prisionero de guerra que tiene serias dificultades al ser devuelto a la sociedad, pensó que esa sería una historia cojonuda para una comedia de Richard Pryor (¿). Ni corto ni perezoso, Simpson envió una copia del guion a Pryor que en seguida se prendó de él, porque la película en sí podía ser un verdadero vehículo para el lucimiento de sus capacidades dramáticas. Lo que el actor no sabía es que el estudio tramaba realizar una desmadrada comedia con ese material.
Una vez comenzado el rodaje, tras un tejemaneje entre Richard Pryor y el estudio, el astro negro consiguió que se mantuviera el tono dramático de la novela. El estudio aceptó, sin darse cuenta Pryor que, al final, el guion de “Una especie de héroe” fue escrito con la orden estricta de que ser adaptado a la idiosincrasia de Richard Pryor, por lo que el resultado general es muy extraño. Yo diría que, efectivamente, se mantiene el tono dramático, pero que en momentos contados de naturaleza muy dura, Pryor hace lo que ha hecho siempre sin poder evitarlo, por lo que la película comienza como una comedia bélica desmadrada a lo “El pelotón chiflado”, para, poco a poco, irse volviendo más dramática, hasta el punto de que la comedia desaparece por completo. En ese sentido, Richard Pryor, como actor puro y duro, no tiene nada que hacer, y no domina ni por lo más remoto el registro dramático. Quizás por eso nunca se prescinde del todo del chascarrillo soltado a tiempo.
Durante la Guerra de Vietnam, el soldado Keller es hecho prisionero, encarcelado y sometido a vejaciones. Pasa cinco años en esa tesitura y, a su regreso a los Estados Unidos, es homenajeado con honores pero descuidado económicamente. Para más inri, descubre que su mujer ahora tiene otra pareja y se han gastado todos sus ahorros. Para colmo, su madre está gravemente enferma. Lo único agradable con lo que se encuentra a su vuelta de la guerra es a una prostituta de la que se medio enamorisquea.
Ante una situación tan desesperada, el ex soldado se lanzará a delinquir, planeando un atraco que tendrá inesperadas consecuencias para él.
Desde luego, la novela elegida y el tipo de película es de lo más inadecuado para Richard Pryor, hasta tal punto que el espectador se siente culpable cuando llega algún chiste negroide insertado a destiempo, del mismo modo que, por el contrario, en los momentos más cómicos espera ese tipo de chistes. Sin embargo es una película entretenida, muy del montón, que se deja ver sin mayores estridencias. Ver y olvidar. De hecho, probablemente sea la película de la filmografía de Richard Pryor (junto con su biopic en vida, “Yo Yo Dancer”) más olvidada de todas, cosa que es de entender porque, aunque esté bien, no es desternillante, y ¿quién quiere ver a Pryor en un rol semi-serio?
Costó ocho millones de dólares (el alto caché del actor propició que el presupuesto se pasara un par de milloncejos por encima de lo estipulado), llegando a recaudar casi veinticuatro, por lo que en términos generales acabó resultando un éxito. Señal de lo todopoderosa que era la presencia de Richar Pryor en el cine durante la década de los ochenta.
Le secunda en el reparto una ajada Margot Kidder, con la que luego compartiría créditos en “Superman III”, haciendo de la prostituta amiga del soldado. Es sabido por todos que la Kidder. con los años. se fue deteriorando a causa de severos problemas de salud mental. Aquí, seguramente ya aquejada de algo de esto, luce especialmente fea. De hecho, sorprende lo hecha polvo que está en esta película en relación a lo rodado un par de años antes.
“Una especie de héroe” incluye una escena erótica entre Richard Pryor y Margot Kidder, además bastante tórrida, en la que ella se contonea sobre el negro casi como si se lo estuviera follando de verdad. Se dice que en realidad se rodaron muchas más escenas de sexo interraciales que, por algún extraño motivo, desaparecieron del corte final generando así  las protestas tanto de la Kidder como del director Michael Pressman. Richard Pryor no protestó, a Richard Pryor se la sudaba todo.
Pressman tiene una carrera longeva que incluye mucho telefilme y mucha serie de televisión, además de una suerte de films que o no he visto, o no me han interesado. Pero citaré, por curiosos, dos de ellos. “Doctor Detroit”, otra película olvidada esta vez al servicio de Dan Aykroyd y “Tortugas Ninja II: El secretro de los mocos verdes” ¡Ahí es nada!