lunes, 21 de agosto de 2017

UNA PANDILLA DE LUNATICOS

Los años 1988, 1989 y 1990,  son ese limbo de transición entre los 80 y 90 durante los cuales las películas que salen de aquella época suelen ser un tanto sosainas y desubicadas. Sin saber el año, no sabríamos deciren que fechas fueron rodadas. Asimismo, en lo que a la comedia se refiere,  de esos años salieron unas cosas asépticas, blancas y carentes de imaginación, de las que esta “Una pandilla de lunáticos” sería un claro exponente. Ya lo dije en la entrada perteneciente a los fotocromos de la misma; que no aguantan el visionado.
Sin embargo, tengo comprobado que según edad y momento con el que se revisa una película, la percepción de la misma puede cambiar… y en mi caso, pongo como ejemplo, también esta “Una pandilla de lunáticos”,  porque viéndola anoche, de madrugada, con las expectativas de dormirme mientras la veía, finalmente me entretuvo y la vi tan ricamente.
Pero no vengo a reivindicarla como comedia imperecedera. Lo cierto es que es una película mala a más no poder, verla y olvidarla. Pero por lo que fuera, anoche la disfruté lo suficiente como para acabarla con una sonrisilla en la cara.
Se trata de una comedia que, aunque inspirada en la novela homónima de Ellis Weiner, homenajea, parodia, (se nutre de) –llámenlo como quieran – claramente en el clásico de Milos Forman “Alguien voló sobre el nido del cuco”. Toma los elementos divertidos de la película de Forman –que los hay- y les da una vuelta para convertir esos elementos en una comedia para todos los públicos. De hecho, en referencia a esta “inspiración”, la crítica yankie del momento, decía de la película que chupa tanto de “Alguien voló sobre el nido del cuco” que parecía que en cualquier momento iba a aparecer por ahí Jack Nicholson. Aunque no lo hacía, porque el personaje del protagonista, Michael Keaton, es un sosias del que hacía Nicholson. Misma enfermedad mental, misma conducta, misma actitud. Y aunque a día de Hoy Michael Keaton sea un actor reivindicado y de prestigio, en aquello años, intuyo que pre-Batman –Aunque en España, “Una pandilla de lunáticos” se estrenó inmediatamente después de la del hombre murcielago, quizás para aprovechar el tirón- no tenía nada que ver con Nicholson, más allá de haber compartido protagonismo en “Batman”.
La idea de base de “Una pandilla de lunáticos”, es la misma que la de “Alguien voló sobre el nido del cuco”; un grupo de enfermos psiquiátricos que salen  del hospital de excursión y la cosa se les complica. En este caso, un doctor quiere llevarlos a un partido de Baseball con tan mala suerte que, presenciando por error un asesinato, a este le malogran llevándole al hospital y dejando a los enfermos a su suerte, que tendrán que ingeniárselas para resolver el entuerto, encontrar a su doctor, y que todo se solucione de tal manera que ni despidan al médico, ni les atiborren a ellos a pastillas.
Simpática, a decir verdad. Veremos dentro de unos años, si la reviso, que tal me sienta verla de nuevo.
Junto a Michael Keaton –y su Mullet- un grupo de actores en absoluto estado de gracia como son Peter Boyle, Stephen Furst acabando sus días de mayor gloria, e inmenso, Christopher Lloyd.
Dirige el asunto Howard Zieff, director asiduo de comedia, quien cuenta, en su escueta filmografía, con títulos que en su momento fueron tan populares como “Combate de fondo” o “La recluta Benjamín”, finalizando sus días en la dirección cinematográfica con esos éxitos de principios de los noventa que fueron “Mi Chica” y “Mi Chica 2” al servicio de Macaulay Culkin y Ana Chlumsky, que aunque no acabó tan drogadicta como Culkin, si que acabó de lleno en la televisión, no acordándose de ella a día de hoy, ni su puñetera madre.