Sin embargo, tengo comprobado que según edad y momento con
el que se revisa una película, la percepción de la misma puede cambiar… y en mi
caso, pongo como ejemplo, también esta “Una pandilla de lunáticos”, porque viéndola anoche, de madrugada, con las
expectativas de dormirme mientras la veía, finalmente me entretuvo y la vi tan
ricamente.
Pero no vengo a reivindicarla como comedia imperecedera. Lo
cierto es que es una película mala a más no poder, verla y olvidarla. Pero por
lo que fuera, anoche la disfruté lo suficiente como para acabarla con una
sonrisilla en la cara.
Se trata de una comedia que, aunque inspirada en la novela
homónima de Ellis Weiner, homenajea, parodia, (se nutre de) –llámenlo como
quieran – claramente en el clásico de Milos Forman “Alguien voló sobre el nido
del cuco”. Toma los elementos divertidos de la película de Forman –que los hay-
y les da una vuelta para convertir esos elementos en una comedia para todos los
públicos. De hecho, en referencia a esta “inspiración”, la crítica yankie del
momento, decía de la película que chupa tanto de “Alguien voló sobre el nido
del cuco” que parecía que en cualquier momento iba a aparecer por ahí Jack Nicholson. Aunque no lo hacía, porque el personaje del protagonista, Michael Keaton, es un sosias del que hacía Nicholson. Misma enfermedad mental, misma
conducta, misma actitud. Y aunque a día de Hoy Michael Keaton sea un actor
reivindicado y de prestigio, en aquello años, intuyo que pre-Batman –Aunque en
España, “Una pandilla de lunáticos” se estrenó inmediatamente después de la del
hombre murcielago, quizás para aprovechar el tirón- no tenía nada que ver con
Nicholson, más allá de haber compartido protagonismo en “Batman”.
La idea de base de “Una pandilla de lunáticos”, es la misma
que la de “Alguien voló sobre el nido del cuco”; un grupo de enfermos
psiquiátricos que salen del hospital de
excursión y la cosa se les complica. En este caso, un doctor quiere llevarlos a
un partido de Baseball con tan mala suerte que, presenciando por error un
asesinato, a este le malogran llevándole al hospital y dejando a los enfermos a
su suerte, que tendrán que ingeniárselas para resolver el entuerto, encontrar a
su doctor, y que todo se solucione de tal manera que ni despidan al médico, ni
les atiborren a ellos a pastillas.
Simpática, a decir verdad. Veremos dentro de unos años, si
la reviso, que tal me sienta verla de nuevo.
Junto a Michael Keaton –y su Mullet- un grupo de actores en
absoluto estado de gracia como son Peter Boyle, Stephen Furst acabando sus días
de mayor gloria, e inmenso, Christopher Lloyd.
Dirige el asunto Howard Zieff, director asiduo de comedia,
quien cuenta, en su escueta filmografía, con títulos que en su momento fueron
tan populares como “Combate de fondo” o “La recluta Benjamín”, finalizando sus
días en la dirección cinematográfica con esos éxitos de principios de los
noventa que fueron “Mi Chica” y “Mi Chica 2” al servicio de Macaulay Culkin y
Ana Chlumsky, que aunque no acabó tan drogadicta como Culkin, si que acabó de
lleno en la televisión, no acordándose de ella a día de hoy, ni su puñetera
madre.