lunes, 25 de diciembre de 2017

RED CHRISTMAS

Slasher” autraliano de corte navideño que tiene un ojo puesto en “Noche de paz, Noche de muerte”, si bien el director de la cinta, Craig Anderson, afirma sin ningún tipo de rubor que en realidad “Red Christmas” es una secuela no oficial del “Navidades negras” de Bob Clark, al tiempo que reconoce que esa película es una inspiración absoluta, además de ser su película navideña favorita.
Por otro lado es una película pro-abortista que se sirve de su propio descaro, al reconocerse como tal, para hacer un alegato. En el film, los pro-vida son poco más que fanáticos crueles capaces de hacerle la vida a una mujer que decide abortar.
Y a la vez, la película tiene la valentía de introducir en la trama a gente con síndrome de down; el chico bueno de la película lo tiene, pero el malvado asesino que destroza a sus víctimas a golpe de hacha —o de lo que se tercie— también lo tiene.
Cuenta la historia de una mujer que reúne a toda su familia en navidad. De pronto, irrumpe en su hogar un ser lleno de vendas, de habla atropellada, y vestido con capa y capucha. Creyendo que es un vagabundo lo deja pasar  a casa para darle algo de comer, y este le pide a la señora permiso para leer una carta. En ella acusa a esta mujer de haber tenido un aborto espontáneo hace 20 años. Resulta que, tuvo un primer hijo con síndrome de down. El segundo también lo tuvo, sin embargo esta aborta antes de que el niño nazca pues con un síndrome de down en la familia ya tiene bastante. La cosa está en que el feto logra sobrevivir convirtiéndose en una cosa viva sin piel y con síndrome de down, que va a aquella casa con el fin de reclamar el cariño de su famila. Como no lo recibe, y si en cambio hostilidad, los masacrará uno por uno.
La principal virtud de este “Slasher” a parte del rollo pro-abortista (que así es aunque en un principio pueda parecer que nos ofrece un mensaje contrario al aborto) radica en que, sin salirse ni un ápice del cliché, nos ofrece unos arquetipos muy diferentes a los que podamos ver en un “Slasher” estándar. El asesino se carga a su propia familia porque le abortaron por tener síndrome de down. A mí esto me parece una idea brutal. Por otro lado, y siendo muy deudora del cine de los años 70 sin caer en ningún momento en el irritante postmodernismo inherente a este tipo de películas, “Red Christmas” nos ofrece una gama de colores y luz de los más agradable, ocurriendo alguno de los asesinatos más brutales a plena luz del día, lo que le da un toquecito diferente al asunto.
Por otro lado, adolece de todo lo que suelen adolecer los “Slasher”; ritmo lento, rutina y exceso de diálogos para rellenar. Para acabar de joderlo, aunque los asesinatos son mas brutos que un arado, tan solo lo intuimos, ya que el director se cuida, no obstante, de ser lo menos gráfico posible a ese respecto.
Por otro lado, decir que es un producto para el total lucimiento de su protagonista (y participante en la producción) Dee Wallace, cuya presencia se antoja del todo entrañable. Interpreta, como no puede ser de otra manera, a la abnegada madre de familia que ha interpretado sierre, solo que esta vez  ha de lidiar con un asesino subnormal que, para más inri, es un cacho de carne que abortó 20 años atrás.
Simpática resulta su presencia en todo momento, además de resultar su papel de lo más sugestivo; una final girl de casi setenta años no se ve todos los días.
Si aguantamos un poco las partes aburridas de la cinta, que son unas cuantas, y apreciamos todo el colorido y la alegría que, paradójicamente, desprende en todo momento la película, la verdad es que podemos pasar un buen rato. Posee los suficientes elementos positivos como para que se justifique la hora y cuarto que pasaremos sentados ante el televisor. 
Se puede ver.
El director Craig Anderson, director y actor de comedia ganador de varios Emmy de la televisión australiana, debuta en el mundo del largo con esta película que, por otro lado, se ha llevado polémica y malas críticas a partes iguales.