lunes, 5 de noviembre de 2018

LA NOCHE DE HALLOWEEN (2018)

Una de las cosas que hacen que esta secuela directa  de la primera “la Noche de Halloween” sea destacable, es que se pasa por el forro el resto de bazofias de la saga, e incluso busca la manera de desmentir esa gran subnormalidad que se sacaron de la manga en “Halloween H20”, que era el descubrimiento —totalmente absurdo y estúpido— de que Michael Myers era en realidad hermano de Laurie Strode. Al margen de esto,  lo mejor sería la vuelta de tuerca adulta y realista que se le da a la saga, algunas secuencias en las que Michael hace lo que mejor sabe hacer en virtuoso plano secuencia,  y el saber reestructurar (por parte de David Gordon Green, director eminentemente de comedia) el slasher para que una peli de acuchillamientos no chirríe en cuanto a tempo en pleno 2018. Por lo demás, una nueva secuela de de “Halloween”, con sus clichés y sus tópicos —Laurie en el desenlace de la película pasa a ser una amenaza para Michael Myers y no al revés, con lo que sabemos a la perfección como va a acabar la película— y la esencia  de una saga que, contra todo pronostico, ha logrado sobrevivir a  “Pesadilla en Elm Street” y “Viernes 13” y lograr cuajar en las plateas, no solo las compuestas de cuarentones y cincuentones, sino también en las millenials, convirtiendose, a día de hoy, en el Slasher más taquillero de la historia.
En esta ocasión, han pasado 40 años desde la primera matanza de la noche de Halloween, y Laurie Strode es una anciana traumada que se ha pasado 40 años preparándose, y preparando a su descendencia, con el fin de un hipotético nuevo encuentro con Michael Myers. Este, que se encuentra recluido en una institución mental, va a ser trasladado a otra distinta custodiado por un desquiciado discípulo del Dr. Loomis. Durante el trayecto, el autobús en el que viajan sufre un accidente, por lo que los enfermos mentales que van en él, Michael incluido, quedan sueltos. Así que no cuesta imaginar que Michael va a buscar a su máximo rival femenino, y por el camino, terminan las cosas como el rosario de la Aurora.
En definitiva la película está bastante mejor de lo que cabía esperar, se agradece que no haya ni gota de humor (cosa de la cual dudaba al estar Gordon Green detrás del proyecto) y si que es una puesta al día a un género que se acabó prostituyendo en los 90, amén de conseguir que, a estas alturas, Michael Myers vuelva a dar miedo.
Solo le pongo un pega; del autobús de enfermos mentales quedan sueltos unos cuantos locos… ¿por qué no se vuelve a hablar de ellos en toda la película? Y es una pena, porque, con Michael Myers  por un lado, una subtrama con un montón de locos desatados en una suerte de “Solos en la oscuridad”, hubiera estado muy, pero que muy bien. Pero no. De hecho, queda ahí ese dato suelto.
Por lo demás, estupenda. Y más disfrutada durante cualquier noche de todos los santos.