sábado, 20 de julio de 2019

SESIÓN DOBLE: LA CAZA + FRIEDKIN UNCUT

LA CAZA : En una guardería, una niña le dice a la directora que el hombre adulto que diariamente anda por allá echando un cable le ha enseñado la polla. Además, bien tiesa. Desde buen principio el espectador sabe perfectamente que es falso. El acusado es un tío majo y no ha hecho nada reprochable. Pero eso no le basta a sus vecinos y amigos que, cegados por el odio y la ignorancia, comienzan a señalarle como pederasta y convierten su vida en un auténtico infierno.
Thomas Vinterberg, colega de Lars Von Trier que se apuntó en su momento a la tonterida esa del "Dogma", se marca un dramón cojonudo. Impactante. Duro y angustiante hasta el tuétano y perfectamente interpretado por todos los actores, desde la misma cría al protagonista, un estupendísimo Mads Mikkelsen.
Tenso e intenso, lo que más me mola de "La Caza" es el retrato conciso y sin medias tintas que hace de la sociedad, dispuesta a demostrar lo peor de sí misma cuando cunde el pánico y se sube ciegamente al carro de la estupidez más profunda. Sin hacerse preguntas y pisándose los unos a los otros.

FRIEDKIN UNCUT : William Friedkin dispone de una carrera irregular. No todo lo que ha dirigido hasta el día de hoy es la hostia en patinete (su cacareado documental sobre un exorcismo real es del todo olvidable), pero algunos de esos títulos sí lo son. Todos los conocemos. Es un tipo con mil historias apasionantes que contar, una buena dosis de materia gris y una lengua algo descontrolada que aporta puntuales momentos de hilaridad a lo largo de este excelente documental. Uno que repasa toda su carrera (aunque se salta todos aquellos títulos que Friedkin ya suele ignorar por considerarlos malos o meros encargos sin interés) y la ilustra con algunas visitas a festivales (entre ellos, Sitges, donde se cruza con Dario Argento y se demuestran descontrolado amor mutuo). A todo ello sumen el infinito catálogo de radicales opiniones que Friedkin tiene sobre el mundo del cine y los críticos. Es muy fácil sentirte identificado con lo que suelta, echarte una risa regocijante e incluso aplaudirle con pasión.
Altamente recomendable.