viernes, 11 de diciembre de 2020

EL PISITO

“El Pisito”, incontestable obra maestra del cine español, posiblemente, una de las mejores películas de la historia de nuestro cine, pero, paradójicamente, dirigida por un italiano: Marco Ferreri, que tras un par de obras maestras filmadas en nuestro país, desarrolló, ya fuera de España, una desigual carrera.
Debut de Ferreri y primera película del fructífero tándem que formaría con Rafael Azcona, uno de nuestros guionistas más importantes —hay quien dice que el más importante—  con el que colaboraría a lo largo de los años en quince largometrajes.
Cuenta la historia de Rodolfo y Petrita, una pareja de novios que tras doce años de relaciones y unos sueldos de lo más precarios, no tienen dónde caerse muertos.
Rodolfo vive de realquilado en el piso de Doña Margarita, un piso de renta antigua en el que a la inquilina no se la puede echar. Esta, tiene un gran aprecio por Rodolfo, por lo que decide dejarle el piso en herencia a este, una vez haya muerto. Pero por lo visto las cosas no son tan fáciles y la única forma  de poder quedarse con el inquilinato de ese piso, es casándose con la anciana. Y tras mucho discutirlo con Petrita, tras ser convencido por el resto de realquilados y no sin ciertas dificultades, eso es lo que acaba haciendo Rodolfo. La cosa se complicará cuando hace acto de presencia cierto acomodo por parte de Rodolfo en su nueva condición de hombre casado, y la molesta situación que vive su pareja tras pasar dos años desde ese matrimonio de conveniencia, y no morirse la anciana.
Deudora del más feroz neorrealismo italiano —herencia de las influencias de su director— e impregnada de las dosis del surrealismo y el humor negro más desasosegante, “El  Pisito”, germina en la novela del propio Rafael Azcona titulada “El Pisito, novela de amor e inquilinato” a su vez inspirada en una noticia del periódico que hace gracia a Azcona, en la que un hombre joven se casa con una anciana con el fin de obtener el piso de esta como herencia, y, culmina, cuando este conoce al comercial de lentes cinematográficas y, posteriormente, productor de cine Marco Ferreri, del que se hace amigo y, encaprichado de la novela, el segundo decide producir una película inspirada en ella y, por accidente, y, convencido por Azcona, además, decide dirigirla.
Por otra parte, el proyecto fue rechazado por varias productoras, hasta que una compañía llamada Documento Films, decide hacerse cargo de los costes, aportando una cantidad irrisoria de dinero. No obstante, la falta de medios, patente por otro lado en el corte final de la película —la boda de Rodolfo con Doña Margarita, en un alarde de inventiva, la soluciona Ferreri mostrando en pantalla una fotografía  de grupo de la misma— confiere a la cinta ese tono opresivo y decadente del que hace gala,  y que no hubiera sido posible con mayores medios.
El responsable de Documento Films, Isidoro M. Ferry, que aparece acreditado junto a Ferreri como director de la cinta, en realidad no dirigió ni un solo plano de la misma, pero su incursión en los títulos de crédito como director, fue una imposición de las normas sindicales que obligaban a que este figurase como tal. No dirigió absolutamente nada, la película es obra absoluta de Marco Ferreri. De haber un co-director, en todo caso sería Rafael Azcona y en ningún caso Ferry.
La película muestra un Madrid de los años 50 decadente, deprimente y atestado por la precariedad, que sin duda es el gran atractivo de la película (vista a día de hoy), amén del tono tragicómico, de la mala leche, la mala baba, y la valentía que se gasta toda ella. De hecho, y aunque sus autores se justificaron posteriormente al respecto, es una cinta abiertamente misógina.
Lógicamente, la censura hizo de las suyas, y si bien es cierto que fuera de España se mostró un montaje de 10 minutos más de duración que el dado por bueno en España —y del que no existen señales de su existencia—, también es cierto que el material rodado era bastante fuerte para la época —esto no es óbice para justificar aquella censura en modo alguno—. La filmoteca Española restaura la cinta, y recupera una escena que no se incluyó en el montaje final a sabiendas de que la censura no la admitiría, y que podemos ver en la edición en DVD que le dedica a la película Impulso Records en 2009, en la que, estando Doña Margarita aún en el lecho de muerte, segundos antes del final, vemos como Rodolfo y Petrita se pegan un sobe y unos morreos de padre y muy señor mío, tocamientos delante de la moribunda incluidos, que puede resultar provocativa incluso a día de hoy, por ello, merece la pena rescatar esta versión del final.
Pese al reconocimiento de la película como obra maestra a nivel mundial, perjudicada por la calificación que recibió esta, que sería el equivalente al “No recomendada para menores de 18 años” en nuestros días, no obtuvo el beneplácito de la taquilla, congregando en salas (solo dos en toda España, el mítico Roxy A de Madrid y el cine Avenida de Logroño) unos miserables 2.022 espectadores de 1959, que la convierten en un fracaso de taquilla.
En cuanto al nivel actoral es de los más altos de la historia de nuestro cine. Rodolfo, es interpretado por José Luis López Vázquez. No solo borda su papel del típico españolito medio de la década de los 50, sino que, sin que de su boca salga queja alguna, solo con sus gestos deja al espectador totalmente convencido del agobio y la presión a la que está sometido su personaje, al que le superan las circunstancias y al que poca cosa puede hacer al respecto salvo tragar con la cruz que tiene por vida. Da gusto ver su interpretación, una de las mejores de su carrera. Compartiendo rol protagonista tenemos a Mary Carrillo (la mamá de Las Hermanas Hurtado), muy solvente, muy suelta en su papel de novia egoísta y manipuladora. Carrillo, provenía del teatro y se nota, interpreta su rol con eficacia y con una naturalidad apabullante. Secundan a estos dos monstruos, la veterana Concha López Silva, que da vida a Doña Margarita,  José Cordero “El Bombonero”, que interpreta a otro realquilado, el callista Dimas que tiene en el pisito su consulta y que resulta ser un personaje crucial en la trama. Cordero, interpreta su rol con soberbia, ironía y mala leche. Es el personaje menos positivo de la película, el más ruin, y sin embargo parece estar ayudando al resto de personajes. Ofrece una interpretación cínica y de composición, cualquiera diría que estamos ante un actor de amplia trayectoria. Bien, no he podido encontrar nada de información respecto a este actor, lo que me induce a pensar que, al igual que Andrea Moro, en el rol de la criada de Doña Margarita, este actor es un señor de la calle. La falta de medios era tan patente, que el equipo, al no tener actores, rodaba con gente que se encontraba por allí, literalmente. Este excelente actor, al que no se le acredita participación en  ninguna película más, tiene toda la pinta de ser uno de esos actores naturales que reclutaron improvisadamente. Otra de las maravillas de este filme.
Como anécdota, reseñar el papelito que interpreta el propio Marco Ferreri dando vida al hipocondríaco casero de Doña Margarita que dice tener el interior de sus muslos llenos de agua, o el cameo de Rafael Azcona en la secuencia del zoo, donde aparece brevemente.
Sin duda, lo mejor que puede ofrecer el cine español, una película que muestra lo sórdido del Madrid de aquellos años con insólita belleza, en una historia negra, negrísima, que aún no ha sido superada en nuestro cine. Y todavía mantiene su vigencia. Una maravilla. Imprescindible.