lunes, 15 de marzo de 2021

CAUTIVOS EN LA SOMBRA

Resulta curioso el comprobar que dentro de los listados existentes en internet, que clasifican todo aquello que huela a “cine quinqui”, no se suele tener en cuenta esta cinta de Javier Elorrieta que, sin ser eminentemente quinqui, sí que guarda una gran deuda y parentesco con aquellas películas de los 70 y 80.  Y es que “Cautivos en la sombra” es un film un tanto ignoto que quizás se les ha escapado a los estudiosos del subgénero.
La película, basada en la novela “La otra orilla de la droga” de José Luis Tomás —un comisario de policía reciclado a escritor que dice haberse basado en hechos reales para la confección de su libro—, está totalmente impregnada por la firma de Elorrieta, que suele ser bastante irregular y a veces no atina, y en “Cautivos en la sombra”, se nota, más que en ninguna otra de sus películas, sus carencias y virtudes. En ese sentido, siendo la película técnicamente muy mala, te la comes con patatas y arroz porque, aunque lo que sucede en pantalla es bastante difuso y los actores están para matarlos, la película está plagada de humor involuntario, que siempre se agradece, y, entre unas cosas y otras, finalmente resulta un artefacto de lo más entretenido.
Durante el visionado pasaban muchas cosas y ninguna. Hay un exceso de montaje que propicia que las escenas de acción se desarrollen en pocos minutos —algunas escenas, en segundos—, para luego recrearse en las escenas de actores durante largas conversaciones vacías e irrelevantes, que parecen no terminar nunca. La película es un caos absoluto, pero uno muy divertido.
Es todo tan disperso, que no he sabido redactar una sinopsis. Y buscando las de la red, veo que las que hay tampoco son muy profusas…
Dos politoxicómanos, tras salir de la cárcel, se reúnen con sus novias. Estas, para traer dinero a casa se prostituyen, pero además, una de ellas va a castings porque es actriz (¡!). Por otro lado, tienen una especie de banda organizada para atracar joyerías. A eso hay que sumarle sus problemas de drogodependencia,  el embarazo de una de las prostitutas, y la venganza de un individuo que el protagonista, Manuel Bandera, tenía como rival en la cárcel y que le anda buscando para, literalmente, darle por el culo. Todo eso (y más) sucede en la película entre persecuciones, disparos y mucho, mucho aspaviento.
En definitiva, que entre unas cosas y otras, se ve relativamente bien. Además, a mí Elorrieta me cae muy bien y, su estilo, tanto cuando acierta como cuando no, me parece muy personal y único. Vamos, que me gusta Elorrieta.
En el reparto tenemos al mastuerzo de Manuel Bandera, que por aquel entonces, 1994, estaba de moda tras haber protagonizado “Las cosas del querer”, era un tipo guapo al que habían metido en las películas porque las señoras de 50 años se ponían cachondas con solo verle, pero en realidad era un actor espantoso que merecía el olvido en el que está sumido hoy. Bien, pues te descojonas vivo con él. Verle cabreado o escupiendo los diálogos de la película se convierte en una experiencia casi religiosa, sólo comparable a la que supone el contemplar los largos planos en los que su inexpresividad es la verdadera protagonista. Le secunda Antonio Flores que, amén de estar tan resultón como en todas sus intervenciones en el cine, aquí, ante el desconocimiento sobre el mundo de la droga por parte de Elorrieta, Flores hace de asesor, diciéndole al director en todo momento como debía enfocar el uso de la droga en cada secuencia. No olvidemos que este asesoramiento viene precedido de los años de yonki que le otorgaron al actor y cantante la experiencia suficiente como para dar consejos sobre el tema en la película. En los roles femeninos tenemos a la hija del tenista Manolo Santana,  Beatriz Santana, que también podemos darla de comer a parte. Cuando interpreta a Juana de Arco en uno de esos castings a los que asiste su personaje, da pena escucharla. Ni siquiera comprendo cómo esta chica pudo trabajar como actriz, porque hay que tenerlos bien cuadrados para darle un papel a la Santana, viendo lo estrepitosamente mala que es. Para completar el cuarteto principal y que den la serenata, tenemos a Neus Asensi que, si por norma general y siendo discretita, según el rol que se le asigna suele interpretar medianamente bien, aquí suelta los diálogos como leyendo de carrerilla y parece como si le hubiera dado un chungo… En cualquier caso, y a juzgar por una escena gratuita en la que tanto ella como Beatriz Santana se bañan en la playa en porretas y tiran piropos a los runners (¡!), lo único que puedo decir es que, con todo, tiene un culo estupendo.
Por lo demás, desfilan por la pantalla a toda hostia, a la velocidad del rayo y casi sin que nos inmutemos, actores de la talla de Tony Isbert, Tony Fuentes, Manolo Zarzo y, en un rol altamente dramático, el humorista Tony Antonio.
“Cautivos en la sombra” es un desmadre técnico y artístico, un exceso, mala de solemnidad... pero ¡Me encanta!