viernes, 18 de junio de 2021

EL DIOS RATA

Extraña pieza de cine yugoslavo, “El Dios Rata”, adaptación para el cine de una novela rusa del escritor Alexander Grin, es considerada una de las mejores películas de su país. Una especie de odisea de arte y ensayo que se mueve en parámetros fantásticos y que, para más inri, no está exenta de un alto nivel de despelote a la europea, es decir, que vemos tetillas desacomplejadamente y sin que venga demasiado a cuento. “El Dios Rata”, por otra parte, fue considerada para representar a Yugoslavia en la carrera hacia los Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa de 1977 sin que pasara la criba final, paradójicamente. Asimismo, y seis años más tarde, la película tuvo su momento de mayor gloria en el Festival de Cine Fantástico Fantasporto, llevándose incluso algún que otro premio.
A priori todo apunta a que esta película va a ser un soberano coñazo, pero no. Muy sobria y serena, con un puntito contemplativo, la historia que nos cuenta es lo suficientemente desperada como para que, según avanza, la sigamos con interés a pesar de los tempos muertos con los que cuenta y esa querencia por recrearse en la nada.
La cosa va de un escritor medio vagabundo interpretado por un híbrido entre Marcelo Mastroiani y Tim Matheson —un actor croata llamado Ivica Vidovic— que, por un lado se liga a una jamona que encuentra en un mercadillo de libros y, por otro, se meterá en unas alcantarillas donde se encontrará un pifostio de miedo: se topa con una especie de sociedad de hombres rata que, en una orgía con finas señoritas, roen queso y planean conquistar el mundo. Tal cual. Casualmente, tras ser expulsado del lugar de mala manera, resulta que el padre de la muchacha que el escritor se liga es un científico que conoce el caso de estos hombres rata, y desvela que son una especie mutante que pueden  tomar apariencia humana. Precisamente, está creando un matarratas para acabar con estos despiadados seres… y, juntos, darán cuenta de ellos.
No está mal la cosa. Y precisamente la gracia está en que es una mezcla de terror y arte y ensayo que se toma a sí misma muy en serio —lo que en este caso me parece bien— y que, contra todo pronóstico, acaba funcionando perfectamente.
Por supuesto, estas ratas de apariencia humana tienen un maquillaje para hacerles parecer roedores muy sutil,  unas pequeñas prótesis y cuatro pelillos pegados alrededor de los ojos, motivo este por el que en algunos momentos puede llegar a provocar un poco la risa, pero nada grave; el maquillaje es como toda la película: contenido, y de esta forma no queda demasiado ridículo.
Bien rodada, extraña, y al final hasta divertida, la película cuenta con unos títulos de crédito iniciales de lo más inquietantes y toda la atmósfera resulta sombría y deprimente, pero, como al fin y al cabo esta película guarda una gran deuda con la ciencia ficción de los años 50, al final resulta un divertimento de lo más agradable.
Algunas dosis de sangre, algo de acción, y ese toque de cine de autor que no se puede quitar ni con estropajo. Está maja.
El director Krsto Papic —otro híbrido, esta vez entre Paul Naschy y Josep María Mainat— fue un reputado director croata que llegó a estrenar alguna película en nuestro país, por ejemplo, “Idaho Potato: Una historia de Croacia”, tiene una filmografía no muy extensa, pero con títulos de esos que da gusto pronunciar. Sirva como muestra “Jedno malo putovanje” (¡jajajajajaja!).
“El Dios Rata”, que probablemente sea su película más popular a nivel mundial, diría que tuvo su edición en VHS de la época. Pero no me hagan demasiado caso porque, aunque me quiere sonar, no he podido encontrar ninguna evidencia que lo corrobore.
Como fuere, rula por la red una copia con subtítulos en inglés, por si gustan.