lunes, 19 de julio de 2021

SANKY PANKY 3

Tercera parte de una saga del cine dominicano que me cae simpática y que vengo reseñado aquí desde que la descubrí  hace casi 15 años, “Sanky Panky”, sobre esos pobres diablos que se dedican a seducir mujeres en los resort vacacionales.
La fama de la franquicia se movilizó al resto de países latinos y, en esta ocasión, la acción se traslada a Puerto Rico. Además se contrata para la dirección a alguien de eficacia demostrada, Eduardo “Transfor” Ortiz, afamado director borincano  responsable de películas como “Vasos de papel” (el famoso plagio de “Admiradora Secreta”) o de “Vico C. La vida del filósofo”, el biopic sobre el más popular de los raperos portorriqueños, sustituyendo al director de las dos películas previas, José Enrique Pintor (que curiosamente, es un director de origen español afincado en la República Dominicana). Sin embargo, y pese al cambio de dirección y escenario, esta “Sanky Panky 3” se ve resuelta con menos medios, si cabe, que sus dos antecesoras, del mismo modo que el guion es menos divertido y su trío protagonista, Fausto Mata, Tony Pascual y Aquíles Córrea, están menos desmadrados que de costumbre. La película se ve de un cutre que tira de espaldas y, aun así, fue concebida para estrenarse, además de en los países de habla hispana, en los Estados Unidos, exhibiéndose de manera reducida en algunos cines donde se proyecta cine en español para las minorías latinas.
En esta ocasión tenemos a Genaro viviendo en Puerto Rico tras divorciarse, puesto que su mujer le pone los cuernos. Sus amigos Chelo y Carlitos también están allí malviviendo, ganándose la vida como pueden vendiendo DVDs piratas y falsificaciones, cuando deciden volver a intentar ligarse gringas en lugares destinados a los turistas. Pero, Genaro, intentando vivir de las mujeres, conoce a una bella portorriqueña de la que se enamora, con lo cual volvemos a una repetición del argumento del primer “Sanky Panky”. La gracia esta vez radica en el rival de Genaro que se nos presenta, y que también bebe los vientos por el interés romántico de este, Manolo Castañeda, un empresario andaluz que se las hará pasar canutas. Me hace especial gracia la presencia de este andaluz porque, en realidad, se trata de un actor portorriqueño poniendo acento, lo que resulta hilarante, no porque lo haga mal, que en absoluto, sino porque resulta tan extraño ver a un latino poniendo acento andaluz… al margen de eso, me hace mucha gracia también como los caribeños se agarran al estereotipo a la hora de representar a este español; Es empresario de vinos, es muy chulo, lleva una pulserita con la banderita de España y le gustan los toros. Además, cada vez que está él en escena suena música flamenca.
Por lo demás, el ir y venir de personajes propio de las películas de la saga, humor dominicano que a nosotros los españoles unas veces nos funcionará y otras no, en una tercera entrega muy, muy inferior a las dos entregas anteriores, que quizás se ha visto encarecida por la participación portorriqueña; Esta vez la película, en comparación, se ve francamente tercermundista. Sin embargo,  esta falta de medios se antoja un factor secundario cuando consigue reventar las taquillas tanto de República Dominicana como de Puerto Rico al mismo tiempo, convirtiéndose en una de las películas caribeñas más taquilleras de todos los tiempos. Esto es bueno hasta cierto punto,  porque es como si a partir de ahora tuvieran carta blanca, en sucesivas entregas, para ser cutres. Ya saben que a menos inversión, mayor rendimiento.
Con todo, como comedia tontorrona de enredo para toda la familia que es, se deja ver sin mayor problema, y siempre es curioso acercarse de vez en cuando a ver como le van las cosas a una cinematografía primo-hermana que emerge progresivamente con mas fuerza.