sábado, 24 de julio de 2021

CON LA BESTIA DENTRO

Desde luego, la carrera de Philippe Mora es un rato marciana. Parisino de origen, pero afincado en Australia, dispone de un bagaje totalmente artístico dedicado a la pintura y/o ilustración. Poco podía pensarse entonces que este señor acabaría esputando títulos tan reconocibles, por su negación, como las dos primeras secuelas de "Aullidos" (la segunda de las cuales tenemos reseñada por acá). Mora siempre lo ha justificado afirmando que, cinematográficamente, se ha ido moviendo entre lo personal y lo comercial. Supongo que dentro de este segundo grupo situará el título que reseñamos a continuación, "Con la bestia dentro". Tampoco me sorprendería que, considerando tal dato, y a vista de los resultados, el filmmaker no tuviese demasiada estima por el género terrorífico, que únicamente abordaría con soberbia cuando tocaba agenciarse un bocata.
Una mujer es atacada por una especie de bestia peluda con forma humana que la viola y se pira. Sobrevive y da a luz a un chavalote en apariencia normal... hasta que llega a la adolescencia y las hormonas comienzan a fluctuar. Es aquí cuando se comporta raro y descubrimos que el espíritu de la bestia anda en su interior y piensa utilizarlo para vengarse de los que le condenaron a ser lo que fue.
Mis dos primeros intentos de consumir "Con la bestia dentro" fueron una cinta de VHS, cortesía de Warner Home Video, y un ripeo de la misma. En ambas ocasiones lo que vi me aburrió. El otro día repetí mediante plataforma digital con una versión restaurada, HD y el copón bendito. Vamos, que se veía de puta madre. Y me gustó un poco más. Así, deduzco que, aún siendo un amante de lo lo-fi, en ocasiones la buena calidad también puede obrar milagros en mi enfermiza psique. Aunque cuando digo que me gustó más, tampoco estoy hablando aquí de jarana, bailes y celebraciones. Dejémoslo en un "ta bien" de esos que "ta bien" me vienen ocasionalmente.
"Con la bestia dentro", "The beast within" en v.o., está basada en una novela de Edward Levy y quien se encargó de mutarla a guion fue nada menos que Tom Holland, entonces futuro guionista de "Psicosis 2, El regreso de Norman" o "Curso 1984" y director de "Noche de miedo" o "Muñeco Diabólico". Bonito currículum. Obviamente, lo más destacable son las escenas del monstruo atacando, no excesivamente sangrantes pero que nos dejan contentos. Y, por supuesto, ese final delirante en el que nuestro joven protagonista se convierte en la bestia, a base de babas, deformidades y algún cantoso muñecote de látex. Contaban en "In search of darkness 2" que en aquellos momentos acababan de perfeccionar el truquito para hinchar artificialmente el rostro de los actores. En "Aullidos" y "Un hombre lobo americano en Londres" dieron buena cuenta de ello. Aquí, sin embargo, tan entusiasmados estaban con el juguete, que perdieron el pedal y decidieron ir más allá, dándole a los pulmones hasta que la cabeza del actor parecía un auténtico globo sonda que por poco no estalla. Debajo de tanta goma y tanto aire estaba Paul Clemens, un tipo que con sus peculiares facciones y, sobre todo, su exagerada e histriónica interpretación, aporta un aire "raruno". Agobiante. Le siguen nombres tan agradecidos como los de Ronny Cox y un montón de esos segundones carismáticos que has visto en chorromil películas: Don Gordon, R.G. Armstrong o L.Q. Jones. Bien por todos ellos.
A día de hoy, y aunque no haga mucho ruido, Phillipe Mora sigue activo. Activísimo. Tiene la cartera a rebosar de proyectos. Entre todos destaca, por curioso, "Philippe Mora's The Growling", que no queda muy claro si es un documental, una ficción o una mezcla de ambos. Obviamente, va vinculada a sus dos infames aportaciones a la saga de "Aullidos". Y es que estamos con lo de siempre: el cineasta que, por cuestiones alimenticias, se ve obligado a tirar de esos títulos en su filmografía que, mala prensa mediante, le avergüenzan. Sin embargo, y gracias justamente a esa misma mala prensa, son los más famosillos de los que dispone y le otorgan aún cierta velada popularidad (aunque por los motivos equivocados). Triste. Son los peligros de tontear con el cine comercial, de género, y afrontarlo con arrogancia y desdén, mirándolo por encima del hombro y considerándolo basurilla. Con el tiempo, siempre vuelve para tomarse la revancha. Como la misma bestia interior de esta película.