sábado, 8 de abril de 2023

THE QUANTUM TERROR

Si algo tengo asumido, es que el 99% de las películas supuestamente independientes (en realidad amateurs) que pululan por "Prime Video" son auténticas fulañas. Las hay, directamente, con la capacidad de infligir dolor. Y todas, como no podía ser de otro modo, adscritas al género del terror, cumpliendo a rajatabla con lo que se espera de ellas en cuanto a clichés, fórmulas y salidas previsibles. Por ello, el resultado suele dejar ese poso deprimente y miserable. Sin alma. Si vas a hacer algo de tal naturaleza, por lo menos, macho, desmádrate, explota tu libertad creativa, deja volar tu imaginación, no me seas mendrugo, vago o perezoso. Obviamente eso es muy difícil de ver, pero a veces, solo a veces, ocurre. Tras sufrir los primeros 15 minutos de uno de los "found footages" más patéticos y horripilantes que he consumido en mi vida -"Evil Tapes", perfectamente etiquetable como "found FUCKtage"- me puse "The quantum terror" cargado de desconfianza. Y seguramente deba darle las gracias al director del aborto previo porque, comenzar a verla de esa guisa contribuyó a... no diré disfrutarla, pero sí sorprenderme.
Una tipa desaparece en unos túneles subterráneos mientras busca la entrada a otra dimensión. Un grupo compuesto de amigos y ex-parejas salen en su busca. A partir de ahí, todo se desmadra que da gusto.
"The quantum terror" es una película peculiar. Así a primera vista, luce todos los ingredientes típicos de esta clase de producciones casi casi caseras. El look digital a consecuencia del uso de cámaras buenas, pero no profesionales. Los actores limitados que se esfuerzan, pero no llegan. Puntuales efectos infográficos lógicamente costrosos y la inevitable sensación -e irrefutable verdad- de haberse grabado en casa de un colega. Y, sin embargo, el resultado queda lejos de la sosería y monotonía habituales. Aquí su director y guionista, Christopher Cooksey, ha invertido ganas y ambición. Lo cierto es que podríamos usar la palabra "arty". En algunos momentos asistimos a material que parece querer replicar, a lo pobre, el imaginario del David Lynch más radical, con simbologías extrañas y demás mandanga, solo que aplicada vía croma chusco. Hay monstruos -uno muy majo en stop motion-, tentáculos movidos en "reverse", algunas parrafadas pretenciosas y, en fin, que la mezcla acaba "funcionando" ni que sea por el curiosísimo contraste entre medios e intenciones (o pretensiones)
No es la mojama. No es la hostia. Es un poco plomiza, y a ratos tanto delirio carga, pero al menos la vi entera y con cierto interés, cosa para nada habitual cuando hablamos de este nivel casi subterráneo de producción (eso sí, no repetiría. Una basta y sobra)