sábado, 24 de agosto de 2024

BOG

No deja de resultar curioso observar que, durante los años setenta, hubo un "revival" de películas con monstruo inspirado muy mucho en lo que se hizo dos décadas atrás. Existen unos cuantos ejemplos. "Slithis", "Rana: La leyenda del lago de las sombras", "Zaat", "Monstroid", "La invasión de las arañas gigantes", "Viscosidad" y, tal vez, el "Bug" producido por William Castle. Films obviamente puestos al día en cuanto a maneras, pero esencialmente idénticos en sus tramas y desarrollos a lo que gente como Roger Corman o Edward L. Cahn facturaron en los tiempos del blanco y negro y los Drive-Ins.
"Bog" -que no "Bug"- entraría dentro de este grupo, y de cabeza. Producto parido con escaso montante el año 1979 donde se narran las correrías del "mostro" que recorre un pantano, cazando habitantes de la zona, o visitantes despistados, y bebiéndose hasta la última gota de su sangre. Las autoridades investigan el asunto, mientras un par de viudos recientes recorren el lugar rifle en mano y ansias vengativas. Para dar un poquito de lustre al mamotreto, hay una especie de bruja que conoce la historia del bicho al dedillo y, quizás lo que más me ha llamado la atención, el romance protagonizado por un señor y una señora de edades ya considerables. Nada de jovenzuelos calenturientos, esto va de arrugas. La escena del primer beso resulta altamente graciosa porque, entre apasionados arrumacos castos, oímos una balada romántica, hortera y bonita a la par, muy propia de su década. Serán esos mismos tórtolos quienes logren descubrir el modo de aniquilar al bicho. No antes de que este acabe secuestrándola a ella, portándola en brazos según el proceder del cine "antañoso"... pero con una generosa diferencia de edad entre aquellas damiselas en peligro y la que nos ocupa.
Desafortunadamente, es lo único que merece la pena destacarse de "Bog". El resto lo nutre una generosa porción de escasez, sea talento, emoción, intriga, miedo o diversión. Resulta criminalmente mortecina, sosa y aburrida, casi hasta el insulto. Encima, los elementos "exploitativos" brillan por su ausencia, ni violencia/sangre, ni -obviamente, dado los lustros de la "scream queen"-, tetas. Así pues, ya me dirán qué hacemos con ella (la película digo, no la yaya)
A esta le da vida Gloria deHaven. Al hombre por el que bebe los vientos lo interpreta Marshall Thompson. El pobre Aldo "dame un trago y te actúo en lo que sea" Ray se suma a la party. Y Leo Gordon es el que hace cuatro. Se pueden imaginar que las filmografías del veterano cuarteto andan repletas de títulos mohosos, algunos considerados clásicos. En el caso de Thompson, hablamos ya de esas mismas "monster movies" primigenias del calibre de "It! The Terror from Beyond Space" (sí, la que copió "Alien, el 8º pasajero") Gordon, por su parte, curró con Corman durante los sesenta y Fred Olen Ray en los noventa (también Aldo Ray se dejó liar por este último en más de una ocasión) Vamos, cuando firmaron para "Bog" sabían donde se metían.
Tras las cámaras, un par de nombres poco llamativos. Don Keeslar, director, dispone de dos títulos más, siendo una aventura de "Grizzly Adams" el último de su escueta carrera. Y Carl Kitt en funciones de guionista casi por única vez. Ese mismo 1979 probó la dirección con un western tardío que nadie recuerda. Vaya dúo de genios.
"Bog" dura 85 escasos minutos y se hace más larga que ver completa la reciente bilogía de "Dune" sin pausa para ir al meadero. Mejor haberla titulado "Bof".
No obstante, confiésolo, tengo cierta debilidad por estos furruños producidos justo cuando dejaba atrás la condición de feto (si es que tal cosa ha llegado a ocurrir alguna vez)