sábado, 10 de agosto de 2024

SHRIEK OF THE MUTILATED

¡¡Epa!! con la realeza del más genuino "exploitation" hemos topado: Michael Findlay (firmando Mike para la ocasión), pareja de Roberta Findlay y padre de algunos films tan mitificados como desvergonzados. Justo, "Shriek of the mutilated" (¡titulazo!) es el que siguió al no menos cacareado "Slaughter / Snuff" (estrenado a posteriori por cuestiones "distribuiles" como tan bien explicó Víctor) y su última ficción propiamente dicha antes de pasar al porno y, aluego, palmar en aquel célebre accidente. Estamos ante puro "trash", serie Z de esa sobre la que resulta más interesante hablar / escribir que ver.
El profesor Prell anda loco por demostrar la existencia del yeti. Asegura haberlo visto una vez, durante una expedición en la que murieron la mayoría de acompañantes. Así, mete a un grupo de estudiantes en una furgo y se dirige a casa de un tipo que ha oído a la legendaria criatura gruñendo en plena noche. Una vez allí, los chavales irán cayendo bajo la ira de un "mostro" de aspecto muy muy muy lamentable.
Resulta harto curioso comprobar como los esquemas argumentales adscritos al género del terror siguen siendo, a día de hoy, los mismos que ya eran a mediados de los setenta. Sí, claro, siempre adaptados a la idiosincrasia del momento, pero sin mucha diferencia. Chavales / estudiantes estereotipados se apuntan a una expedición / aventura / búsqueda donde pagarán con sus vidas uno a uno. Sin más. Hasta cierto punto "Shriek of the mutilated" tendría algo de "slasher", sí. Solo que, por contra, reserva todo un giro final que se supone sorpresa, rompedor. Y lo es. Voy a evitar "espoilearlo", aunque algunos carteles oficiales ya se encargaron de hacerlo.
Los guionistas, Ed Adlum -también productor- y Ed Kelleher, venían de escribir -y Adlum dirigir- otro anti-clásico, "Invasion of the Blood Farmers". Kelleher no se desentendería demasiado del apellido Findlay cuando, muerto Michael, firmó algunos guiones para Roberta, en concreto los de "Sombras diabólicas" y "El poder del diablo". Ed Adlum, consciente del peso de su pasado "exploitativo", goza dando entrevistas repletas de anécdotas bien suculentas.
En cuanto a "Shriek of the mutilated", pues bueno, cumple a rajatabla con las de su especie. Muuuucho diálogo a base de interminables planos generales, aburrimiento a espuertas, actores tremendos (especialmente Jennifer Stock, sus berridos son de órdago. Tampoco el "indio tarado" tiene desperdicio. Y, como dato curioso, mentar al clon de Larry Fessenden), efectos especiales toscos disimulados a base de cortes rápidos, extremidades de maniquíes untados en tintanlux rojo y una banda sonora tirando de archivo o música libre de derechos (mucho Bela Bartok detecto por ahí) incorporada con la punta del nabo a las imágenes. Estas se las debemos, en cuestiones de cámara y fotografía, a Doña Roberta herself.
Quizás la escena más divertida sea aquella en la que un traumado superviviente de la expedición previa, rebana el cuello a su novia, y se mete en la bañera para limpiarse la sangre. Pero ella, que no está muerta del todo, se tomará la revancha. ¿Cómo? pues arrastrándose hasta el lavabo portando una ¿¿tostadora?? y tirándola al agua. No me pregunten cómo el enchufe da para tanto. Ni si habría sido más sencillo valerse de un utensilio cortante para ajusticiar a su asesino. Da igual, porque las risas obtenidas a cambio merecen la pena.
Mala de pelotas, sí, pero el cine incompetente de los setenta era una delicia comparado al de ahora. Ni lo duden.