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SATURNO 3
Adam es sexagenario y vive un sueño, lleva tres años instalado en una de las lunas de Saturno (la tercera para más señas, ¡je!) con la única compañía de una chica escultural, rubia, de ojos verdes, algo ingenua, treinta años más joven llamada Alex y, sí, a la que se ventila cuando quiere. Claro, es normal que la llegada de Benson, un tipo algo inquietante (y de la misma edad que la chavala), portando consigo un super-robot se supone que listo para servirles, le incomode. Pronto Adam comenzará a sentirse demasiado mayor, sobre todo cuando ve a Benson flirtear con su compañera. Al final todo este culebrón será lo de menos, porque resulta que el mentado robot tiene muy malas pulgas, en parte gracias a que su cerebro biológico toma nota del de Benson, quien resulta ser un psicópata de tomo y lomo que asesinó a otro tipo para suplantarle y, encima, se pirra por los huesos de Alex. El superproductorejecutivo Lew Grade decide echar adelante "Saturno 3", básicamente, para complacer a la moza más famosa y deseada de los setenta, Farrah Fawcett. El problema es que, originalmente, el proyecto era mucho más modesto y suponía el estreno como director del reputado decorador John Barry, cuyo talento había lucido como nunca en, justo, una de las películas causantes de la existencia de "Saturno 3", "La guerra de las galaxias" (de hecho, ambas comienzan básicamente igual, con una nave enorme sobrevolándonos). Pero claro, con la generosa inyección de capital extra, la reescritura del guion en manos del reputado Martin Amis y actores de renombre como el veterano Kirk Douglas y el entonces en ascenso Harvey Keitel, la cosa se vuelve demasiado tocha para el novato Barry, quien se verá incapaz de lidiar el cristo. Así, Douglas se pone a los mandos a medio rodaje y, básicamente, todas sus directrices consisten en explotar la belleza de su compañera de reparto, a la que no cesa de sobar. Obsesionado con la edad (como su mismo personaje), el actor se esfuerza en demostrar el buen estado en el que se conserva, por eso, a la que le dejan, luce palmito, enseña el culo y protagoniza escenas de acción. No obstante, la cosa sigue sin funcionar, de modo que, finalmente, el productor Stanley Donen, director en su día de nada menos que "Cantando bajo la lluvia", se ve obligado a convertirse en el capitán del barco, aunque la ciencia ficción no sea lo suyo. Y tiran millas. Para desgracia de todos, la peli resultante recibe muchas malas críticas y anti-premios, ya que se considera un mero refrito de "Alien, el octavo pasajero" destinado a explotar la caprichosa y temporal popularidad de Farrah Fawcett (a la que acusan de rubia tonta y mala actriz... ya saben). El descalabro taquillero no será el que acabe con la productora de Lew Grade -eso ocurriría justo después con "Rescaten el Titanic"-, pero digamos que contribuyó.
Bien, todo esto ocurrió en 1980. Vista ahora, y considerando la agradecida duración de escasos 83 minutos, "Saturno 3" gana muchos puntos. Es entretenida, el diseño de producción, los decorados y efectos especiales no tienen nada que envidiar a lo más granado de lo que se cocía entonces, el robot -"Hector"- está un rato guapo (aunque no nos expliquen cómo logra zafarse de ciertas situaciones considerando su tamaño y la ausencia de rodillas) y, en fin, que es una película más que solvente si buscas pasar el ratejo.
A nota personal añadiré que vi "Saturno 3" en el cine cuando contaba con seis o siete añitos (a menos que fuese una reposición, pero no me suena). Alguien de la familia pensaría que se trataba de otra "Guerra de las galaxias", desconociendo su genuina condición de thriller y que, además de desnudos (vemos las tetas a la Fawcett, aunque menos que el bul de Douglas), contenía una ración considerable de violencia y sangre. Por supuesto, todo ello me impactó muchísimo y acompañó durante años: el tipo partido en mil pedazos por efecto de una succión directa al espacio, la mano cercenada, la cabeza decapitada. Suerte que, antes de su estreno, Lew Grade decidió extirpar un par de escenas mucho más burras que consideró de sumo mal gusto, destacando el descuartizamiento de Harvey Keitel en manos de su robot. Llego a ver un "Saturno 3" con ese material incorporado y directamente me sacan del cine en camilla y del todo catatónico.Soy perfectamente consciente de lo chulo que es el cartel yanki original, merecería el puesto de honor ilustrando la reseña, pero el español, con esa Farrah Fawcett con cara de palo y pinta de travelo, me puede...