jueves, 23 de octubre de 2025

VIDAS EJEMPLARES: JOSEPH MARZANO

Joseph Marzano (o Joe Marzano, según donde) vio la luz por ahí Nueva York el año 1934. A medida que sus gustos y sentidos se fueron desarrollando, adquirió una desmedida pasión por el séptimo arte. Llegada la adolescencia, y cumplidos los catorce, comienza a facturar cortos caseros. Naturalmente su gran sueño consiste en dar el salto a la profesionalidad y en 1965 invierte esfuerzos y ahorros en un primer largometraje parido desde la independencia, "Man Outside", que le sale muy "arty", muy largo (dos cruentas horas) y a la manera de un Ingmar Bergman de chichinabo. Con ella espera dar el ansiado salto al "mainstream"... pero supone un rotundo fracaso, por lo que acaba recurriendo profesionalmente a la clásica salida desesperada: cine para pajeros. Son los años sesenta y el porno es ilegal, así que opta por introducirse en el "sexploitation", sabiendo como sabe que el por entonces prometedor Francis Ford Coppola había seguido idéntica senda.
En 1967 forma parte del colectivo que rueda "Cool It Baby", tan caótica que no se puede decir exista un director responsable. Digamos que cada uno de los implicados puso un poco de su parte, incluido Joseph Marzano, quien gozó tanto de la experiencia que quiso repetir. Ese mismo año tira palante su único título propio de cierta y velada solera, "Venus in Furs". Como adaptación del célebre libro de Leopold von Sacher-Masoch es más bien tangencial, digamos que la obra forma parte de la trama, con un individuo que, al leerlo, queda hechizado y le pilla gusto a atizar y/o atar damiselas, entre otras tantas perversiones.
Aunque, como digo, el producto sea netamente "sexploitation", Marzano puede permitirse el lujo de incorporar toda suerte de experimentos visuales y demás zarandajas "artys". La naturaleza intelectual / artística del hombre es evidente. Por eso v
ive frustrado viéndose inmerso en un negocio totalmente crematístico y de ahí que muchos de los siguientes proyectos, y las relaciones con su productor Lou Campa, se enturbien y den como resultado un enorme desengaño. Muchos todavía se preguntan qué ocurrió para que la carrera del cineasta llegara a un callejón sin salida de manera tan temprana. Bien, según datos consultados, fue durante una charla con el productor y distribuidor Joseph Brenner. Este comentó a Marzano estar interesado en su trabajo y colaborar, pero añadiendo como condición que el director tendría que responsabilizarse de todo a la hora de abordar sus nuevos proyectos. Marzano dio un seco "No" por respuesta, convencido de que ya disponía de la suficiente categoría como para delegar. Brenner tomó buena nota y aquello supuso el fin de la carrera como "sexploiter", "exploiter" y ya no digamos director de cine convencional del muchacho. Con los años, "Venus in furs" terminaría formando parte de las arcas de la inevitable pero adecuadísima "Something Weird Video" (compartiendo disco con "Cool it Baby" y otra dirigida por Lou Campa, "Mini Skirt Love").

A pesar del agrio panorama, Joseph Marzano se aferró a una cámara de Super 8 con intención de seguir produciendo. En principio a base de cortometrajes. En los setenta creó una especie de colectivo con una pandilla de aspirantes. Juntos rodaban comedias que luego proyectaban en un pequeño cine. Según declaraciones posteriores, Marzano nunca gastó un duro en aquellas modestas producciones, "obligando" a los chavales a encargarse de los gastos. Aunque no solo se limitaba al formato corto, a principios de los ochenta rueda -todavía en Super 8- un proyecto de largometraje acariciado desde hacía años en honor a su admirado Hugo Haas, hombre de cine -checo- clásico, "Pounds Of Love", centrado en la historia de un gordo tímido enamorado de la mujer más inadecuada posible y el infierno que vivirá en consecuencia (dado el tamaño de cintura más que amplio de Marzano, habrá que preguntarse si no tendría algo de autobiográfica).
Justo, es en esa misma década cuando, sin comerlo ni beberlo, nuestro protagonista termina metido de lleno en la escena neoyorquina de amateurs que ruedan pelicuitas superocheras de terror a base de mucha sangre y cierto desmelene. Haciendo especialmente buenas migas con un personaje muy característico de aquel vendaval, Nathan Schiff.
Schiff, chico ambicioso, firma su primer largometraje -en Super 8- el año 1979, "Weasels rip my flesh", sobre una serie de comadrejas mutantes que atacan al personal, todo a base de mucho cutrismo enternecedor. Logra cierto éxito a niveles minúsculos, por lo que en 1980 se anima con un segundo largometraje superochista, y su genuino "hit", "The Long Island Cannibal Massacre", epopeya de truculencia descontrolada bendecida nada menos que por Rick Sullivan, editor del fanzine "The Gore Gazette", quien se encabezona en darle difusión, montando proyecciones y diciendo maravillas en las páginas fotocopiadas de su publicación.
Llega 1985 y Nathan Schiff se pone manos a la obra con un tercer largo, también ultra-gore y básicamente cómico, "They Don't Cut the Grass Anymore". Es ahí cuando los caminos de Joseph Marzano y el joven se cruzan. Nace una amistad y el veterano cineasta se anima a interpretar al policía que persigue a los jardineros asesinos de la película de su pupilo. Dicha relación esputará unas cuantas colaboraciones más. En ocasiones Schiff actúa en los cortos de Marzano, o le escribe el guion, caso de la graciosamente titulada "Kung Fu Ghandi". También está el caso opuesto, Marzano aportando ideas para los escasos cortos que Schiff dirigirá los años siguientes, como "The last heterosexual".
La implicación de Joseph Marzano en la movida en cuestión no se limita a los delirios del chaval, también colaboró con Keith Crocker en su corto "One Grave Too Many". Crocker editaba el fanzine "The Exploitation Journal" y terminaría dirigiendo un largo en Super 8 que hizo su "ruidito", "The Bloody Ape". La relación con Marzano resultó tan longeva como tomentosa. Juntos decidieron implicarse en la confección de una película pornográfica. Nuestro héroe no era del todo novato en el lúbrico género. Durante los setenta ya había intentado rodar una porno, pero quedó inconclusa por problemas financieros. Tampoco este nuevo intento gozaría de un -valga el chiste tonto- final feliz. Crocker y Marzano separarían sus caminos de mala manera, por lo que la paternidad del proyecto terminó siendo exclusividad del primero.

Paralelamente a tanta actividad básicamente por amor al arte, y con el fin de agenciarse algo de montante extra (Marzano vivía con su anciana madre en un casoplón propiedad de la arcana señora), nuestro protagonista aprovechaba su buena voz para ejercer de doblador o DJ. Cuando no, se prestaba a participar en películas "mainstream" en función de extra o roles muy pequeños. Por ejemplo, anduvo sin acreditar por "Todos rieron" e hizo de taxista -sí acreditado- en nada menos que "Los Cazafantasmas". No obstante, siguió anclado al submundo del fandom del horror, prestándose a interpretar un zombie en "Mother's Day: What a Horror!", de 1995, o formando parte dos años después de una antología grabada en vídeo, "Guilty Pleasures".
Y hablando de vídeo. A mediados de los ochenta Marzano entierra la Super 8 para volcarse en aquel nuevo formato más económico. Ya no lo soltará jamás. El aspecto más curioso es que, a pesar de haber contado con un pasado profesional en el ámbito del cine genuino rodado en celuloide, el hombre hace gala de cierta dejadez en sus nuevos proyectos. Ya era así con la Super 8, pero con el asunto magnetoscópico todas esas carencias cantan el doble. Detestaba usar trípode. Rara vez ponía cuidado a la hora de evitar contraluces. Y cuando necesitaba efectos especiales, acudía a la tienda de la esquina a por caretas y extremidades de goma, un recurso que, con los años, sería bastante habitual en este tipo de producciones caseras. Lo que de verdad le encantaba era jugar con su cámara, y efectuar crudos cromas, los disponibles entonces. Keith Crocker comentaría que ello se debía a la necesidad de gratificación instantánea propia de Marzano, algo que el vídeo le aportaba.
Finalmente, la madre del cineasta fallece. Su hija decide vender el casoplón y, en consecuencia, su "hermano raro" -Joseph- se encuentra sin techo, así que recurre a ayudas estatales, que le conceden una pequeña habitación donde traslada todas sus pertenencias, incluidas varias cámaras, gran parte de lo cual terminaría siendo robado.
En Julio del año 2000, Joseph Marzano fallece de infarto. Pocos meses antes de tan fatídica efeméride, completó "A stranger in town", secuela muy tardía de un corto previo del año 61 en la que el actor / director retoma al mismo personaje que interpretara entonces. Envejecido, carcomido por la nostalgia y sintiéndose un extranjero en la ciudad que antes amaba, al final de la vídeo-película coge un tren dispuesto a no regresar jamás. Básicamente lo que, de alguna manera, terminaría ocurriendo en la vida real.