martes, 23 de diciembre de 2025

LA CASA DE LA FRATERNIDAD

Cargada de buenas intenciones —recuperar el toque gamberro de las “frat movies” ochenteras que se había perdido en el género a raíz de su renovación con “American Pie” en el nuevo milenio —, “La casa de la fraternidad”, también conocida como “Curvas peligrosas” (emitida así en algunos canales autonómicos) probablemente sea una buena muestra de lo incapaz que eran ya este tipo de películas apenas dos años después del resurgir del género.
Toda una serie de clichés sobradamente conocidos por el aficionado de nada sirven en esta comedia almidonada, inepta y trasnochada, una de esas películas que trata de hacer una reivindicación feminista desde un punto de vista totalmente masculino y encima no sale ni medio chistoso; hay una fraternidad femenina llamada F.E.A (en su versión doblada) a la cual se adscriben las chicas menos agraciadas de la facultad. Apaga y vámonos.
La caja de caudales de la fraternidad masculina (llamada Pi- T.O.) ha sido desvalijada y la culpa recae sobre los tres encargados de custodiarla, por lo que son expulsados de la fraternidad hasta que se recupere ese dinero. Con tal firme intención, nuestros lúcidos protagonistas deciden vestirse de mujeres e inscribirse en la fraternidad femenina (y feminista) desde la cual investigarán el caso mientras que, en propias carnes, sufrirán el acoso de los hombres, tratándose sus versiones femeninas de chicas bastante bastorras y poco agraciadas. Esto les hará cambiar el punto de vista con respecto a las mujeres.
Al margen de estos temas peliagudos, “La casa de la fraternidad” es un absoluto insulto a la inteligencia y una de las peores películas de fraternidades de toda la historia del subgénero.
Chistes con consoladores, ventosidades, taras físicas, pechos siliconados y mujeres florero, más que salvarla de la quema la condenan, siendo esos elementos, en esta ocasión, en vez de un aliciente, un lastre dentro del ya de por sí lastrado argumento.
Lo verdaderamente vergonzante (de lo mucho que hay en la cinta), es que no te puedes creer a los protagonistas como mujeres, porque la producción lejos de currarse una apariencia convincente, se limita a poner a los tres protagonistas algo de maquillaje, unos tacones y espantosas pelucas compradas en el más infecto badulaque pakistaní que hubiera cerca del set. Y este aspecto, lejos de divertirnos mínimamente, sonroja al espectador durante el 70% de la película. Para más inri, uno de los protagonistas, Michael Rosembaun, usó pelucas femeninas y masculinas en toda su intervención. El tipo estaba en esos momentos trabajando en una serie de televisión en la que hacía de calvo, por lo que iba completamente rapado al cero. Así, le colocaron una peluca de caballero, la cual era sustituida por la de mujer cuando tocaba. Una chabacanería impropia de una producción hollywoodiense. Espantosa.
Un film de la era Tom Green concebido para que un aspirante a estrella cómica como era Harland Williams se luzca haciendo el mongólico disfrazado de mujer. Williams, al igual que Green y toda su nefasta generación, fue tan solo flor de una primavera.
La gracia más reseñable de la película básicamente radica en que los padres de los universitarios en curso, antiguos miembros de la fraternidad, están interpretados por viejos conocidos del género, así, de manera homenajística, contamos con los cameos de  Stephen Furst, James Daughton y Mark Metcalf,  presentes muchos años atrás en “Desmadre a la americana” en un guiño —estando a años luz— a la misma, algo que ya vimos con más fortuna en la superior “Van Wilder: Animal Party”.
Otra de las características por las que puede destacar este film, es por pertenecer al famoso listado que elaboró el crítico Rogert Ebert, el “Most Hated”, con las películas que más odiaba de cuantas había visto. “La casa de la fraternidad" encabezaba uno de los puestos de honor. Asimismo, encontraremos en esa lista títulos tan evidentes como “¡Este cuerpo no es el mío!” qué también trataba sobre la transmutación de un cuerpo masculino a uno femenino, y que era una más de tantas películas protagonizadas por Rob Schneider presentes en esa lista.
En cuanto al director de la cinta, Wally Wolodarsky, con cierto prestigio en Hollywood por ser uno de los guionistas de “El show de Tracy Ullman” o “Los Simpsons”, dirige la película con el piloto automático y sin ningún cuidado ni ningún amor por el trabajo alimenticio que se le ha encargado, de la misma forma que dirigió los otros dos films intrascendentes que completan su filmografía.
La película recaudó por los pelos los 12 millones de dólares que se invirtieron para su producción. Aquí en España llegó directa en DVD. Y sin más.