Aunque te la venden como una comedia gore, "Teeth" (dientes, maravilloso titulo) es, dentro de lo descabellado de la trama, una historia bastante seria.
Una niña nace con una mutación en la vagina, tiene lo que llaman “vagina dentata”, que es que posee afilados dientes, como los de los tiburones, en el interior de su coño... pera la muchacha tarda en darse cuenta de esta mutación, porque resulta ser una fascistilla bienpensante que decide no practicar sexo hasta que se haya casado. Tampoco se masturba y, claro, al no tocarse la vagina, no sabe nada de dichos dientes. Pronto se enamora de otro beatillo, que resulta ser un salido. Cuando en un lago este pretende violarla, su polla es amputada por el coño dentudo que actúa cuando la chica está incomoda con su situación sexual.
Está curiosa la peli. Realmente, una vez que se nos cuenta el tema de los dientes, pasa a convertirse en una serie de secuencias en las que lo que prima es ver a la chica arrancando pollas de jovencitos salidos que la penetran con muy malas intenciones, todo a base de primeros planos realmente efectivos y bastante gráficos.
El director, Mitchell Lichtenstein, es un actor secundario reciclado a director y en esta, su segunda película, demuestra que no se le da del todo mal.
Una niña nace con una mutación en la vagina, tiene lo que llaman “vagina dentata”, que es que posee afilados dientes, como los de los tiburones, en el interior de su coño... pera la muchacha tarda en darse cuenta de esta mutación, porque resulta ser una fascistilla bienpensante que decide no practicar sexo hasta que se haya casado. Tampoco se masturba y, claro, al no tocarse la vagina, no sabe nada de dichos dientes. Pronto se enamora de otro beatillo, que resulta ser un salido. Cuando en un lago este pretende violarla, su polla es amputada por el coño dentudo que actúa cuando la chica está incomoda con su situación sexual.
Está curiosa la peli. Realmente, una vez que se nos cuenta el tema de los dientes, pasa a convertirse en una serie de secuencias en las que lo que prima es ver a la chica arrancando pollas de jovencitos salidos que la penetran con muy malas intenciones, todo a base de primeros planos realmente efectivos y bastante gráficos.
El director, Mitchell Lichtenstein, es un actor secundario reciclado a director y en esta, su segunda película, demuestra que no se le da del todo mal.
Divertida, curiosa.