viernes, 17 de marzo de 2017

CRIMEN EN LA NOCHE

Que se dejen de rollos; ni crítica social, ni película antibelicista ni pollas en vinagre. “Crimen en la noche” es una genuina película de zombies (de un solo zombie) que se sirve de la guerra de Vietnam  en su argumento como se podía basar en cualquier otra, pero nada más. Es un acontecimiento al servicio de la ficción sin más trascendencia que esa. No creo que Bob Clark estuviera pensando en nada de eso cuando la rodó, máxime, cuando es un guión de Alan Ormsby que se inspira en la historia “The Monkey’s Paw” de W.W. Jacobs. Sin embargo, nadie dice nada sobre “Porky´s”, que si que tiene un componente de compromiso social muy grande. En cualquier caso, da lo mismo.
La cosa va de un combatiente de Vietnam que  fallece en acción. Los padres del muchacho reciben una carta que les avisa de la muerte de este. Sin embargo, al día siguiente de la fatal noticia, este aparece en casa absolutamente ileso. Todo es alegría y jolgorio hasta que al muchacho le da por hacer cosas raras como comportarse de manera violenta o matar al perro de la familia.
Poco a poco, se va cargando a más peña de su entorno y a alimentarse de ellos, porque, efectivamente, lo que ha regresado de Vietnam es un zombi. Y la madre que lo trajo al mundo que lo defiende hasta las últimas consecuencias, inconsciente esta de la condición de no muerto de su hijo, aunque a este se le caiga la cara a cachos.
Conocida en el Canadá como “Deathdream” y como “Death of  Night” en los USA, “Crimen en la noche”, que trae consigo muy buena prensa, a mí me parece una mierdecilla lenta y aburrida con un par de buenos momentos, y una historia cojonuda que con más pasta y otra actitud más mercantil, podría haber sido un clásico. Sin embargo al final es una cosa con mucho diálogo, cutre y salchichera que le deja a uno como estaba una vez acaba y que no agarra fuelle hasta su recta final, cuando el protagonista, ya zombificado del todo, se desata.
El dato freako está en el reparto, ya que algunos de los actores, John Marley y Lynn Carlin al menos, eran habituales de la escudería de John Cassavetes. Cosa coherente del todo si tenemos en cuenta que al final, como el cine de vanguardia y la serie B de horror, son géneros marginales, al final van juntos de la mano.
Por lo demás, simplemente decir que otros productos de terror made in Clark me parecen a todas luces superiores a este, en todos los aspectos, ya sea “La noche de los miertos vivientes 2”, ya sea “Navidades Negras". Pero bueno, sea como fuere, para echar el ratillo viéndola, ya  me sirve.