viernes, 3 de marzo de 2017

OPERACIÓN CANADÁ

Más obsesionado con la política y el sensacionalismo que con cualquier otra cosa, Michael Moore, antes de conventirse en el rey Midas de los documentales de denuncia – con ciertas reminiscencias involuntarias del Mondo- también quiso hacer cine de ficción. Es más, quiso satirizar a través de la comedia. Y con “Operación Canadá”, “Canadian Bacon” en su versión original, demostró que al igual que los temas que suelen ser de su interés llegan a entretener lo suyo en un documental, por el contrario, a la hora de exponerlos en una comedia de ficción, esto se torna tremendamente aburrido.
“Operación Canada” es el típico vehículo para que Michael Moore satirice y se burle del sistema gubernamental Americano a través del humor. Para ello se rodea de unos estupendos Allan Alda y John Candy –en su última película completa- que no llegan a funcionar en absoluto por encontrarse la película en tierra de nadie, es decir; para el público popular esto va a ser un coñazo, pero para el público más político, con un sentido del humor más rancio, “Operación Canada” va a ser una tontería.
El presidente de los Estados unidos, decide declarar la guerra fría a Canada, porque sí, porque le sale de sus huevos toreros, para así contentar a los fabricantes de armas que están muy descontentos con la actual presidencia. Así que empieza una campaña de desprestigio contra Canada, en la que el Sheriff de la frontera y su ayudante, que se dedican  a recoger cadáveres de aquellos que se suicidan en la parte americana de las cataratas del Niágara, meterán sus hocicos en los asuntos, provocando las supuestas situaciones cómicas.
No dudo que Michael Moore fuera un gran director de ficción si se dedicara a rodar sus particulares visiones del escándalo del Watergate, o la adaptación de algún biopic de algún presidente Norteamericano. Seguro que lo haría bien y expondría bien a los neófitos sus teorías. Pero Moore, además, se cree un Showman, un comediante, y tiene que intentar hacer reír a la gente bienpensante que le rodea, a la derecha liberal y a la izquierda moderada Norteamericana. Michael Moore, no deja de ser un político. Y con un ego enorme, lo que le lleva a interpretar un cameo en la película, en una intervención que el cree divertidísima y que no lo es.
Porque al final lo que aquí tenemos es una sucesión de chistes políticos que los españoles no entendemos, y que solo le hacen gracia a Moore y a las altas esferas a las que critica. “Operación Canadá” es de lo menos interesante que un consumidor de comedia puede echarse a la cara, así como además, Michael Moore tiene ciertos problemas para marcar el tempo, y si bien sabe como colocar la cámara, no tiene ni pajolera idea de cómo ha de hacer que la ficción fluya. Quizás por eso no rodó más ficción en pro de los documentales que le han dado fama universal.
Para que se hagan una idea de lo sosa que es la película, sepan ustedes que esta se proyectó en alguna sección del festival de Cannes de 1994, siendo una de las pocas comedias que han pasado por los proyectores de tan prestigioso festival.
Junto a Jonh Candy y Allan Alda, Sheriff de la frontera y Presidente de los estados unidos respectivamente, tenemos a Rhea Perlman (“Cheers”) la esposa cornuda y consentida de Danny De Vito, Rip Torn (“Escarabajos Asesinos”) o Kevin Pollack (“Algunos hombres buenos”). Por otro lado, y haciendo alusión a un verdadero (y fallido) espíritu de comedia, contamos con los cameos de James Belushi o Dan Aykroid, que son un visto y no visto.
Sorprendentemente, y quizás por el tironcillo popular del que gozaba John Candy, “Operación Canada” se estrenó en nuestro país llevando a las pateas a 15.000 espectadores de 1994, que serían muy ricos para cualquier película estrenada a día de hoy.
Bastante mala, pero no exenta de curiosidad por ello.