lunes, 13 de agosto de 2018

CRIMEN IMPERFECTO

Salomón, ha heredado la empresa de detectives de su tío, y junto a su asalariado Torcuato, se dedican a lo que ellos llaman “prematrimoniales”, es decir, que investigan casos de adulterio o comportamientos inadecuados antes del matrimonio y cosas así. Un buen día, mientras le proyectan unas películas de prueba a uno de sus clientes, alguien lo asesina ante sus caras sin estos darse cuenta. Cuando llaman a la policía para alentarles del suceso, el cadáver de su cliente desaparece, por lo que decidirán investigar por su cuenta los sucesos acontecidos metiéndose en mil y un líos. La cosa se complica cuando descubren que su cliente en verdad está vivo.
Por norma general, Fernando Fernán Gómez, protagonista principal de esta “Crimen Imperfecto” y director de la misma —bajo un guion de Pedro Masó— siempre que se refería a sus películas de encargo de corte más popular y de entretenimiento, nunca lo hacía de manera positiva. Le pasaba por ejemplo con “Los Palomos” y le pasaba con esta, “Crimen imperfecto” a la que tachó de infantilada.
Y es que este film datado de 1970, puede que, como el título indica, sea algo imperfecto, peca de aburrido en algunos momentos y efectivamente es una astracanada sin mayor relevancia que no llega a entretener del todo. Sin embargo, también es un ejercicio visual de lo más encomiable, ya sea por la estupenda fotografía de Juan Mariné llena de colores de lo más vistosos, por esa estética Pop tan hija de su época, pero que por otro lado casa tan poco con los personajes protagonistas o por ese modernismo (hoy tan retro) que se gastan algunos de los lugares donde sucede la acción (una cafetería en plan futurista —muy de los 70— que parece sacada de una película de Kubrik). Incluso, Fernán Gómez, se acerca involuntariamente al estilo del mismísimo Valerio Lazarov en una escena en la que nuestros protagonistas se fuman un canuto accidentalmente y, en consecuencia, se abusa del uso de gran angular y  los zooms frenéticos para representar así el ciego que llevan. También, a nivel técnico, la agilidad con la que transcurren las escenas, le haría destacar a esta cinta por encima de algunas de sus coetáneas. Como fuere, son elementos que en su momento pasaron inadvertidos siendo reivindicados por algunos estudiosos, muy a posteriori.
Esta película, que en el momento de su estreno fue vista por unos 590.000 espectadores, no tuvo mayor repercusión más allá de eso. La crítica tampoco fue muy halagüeña y no tuvo mayor trascendencia. Así, el paso de los años la ha convertido en una pieza de culto para públicos minoritarios que han sabido ver las posibles virtudes de “Crimen Imperfecto”.
La gracia del asunto está en que muchos de quienes hoy reivindican la cinta, han creído ver una versión apócrifa de los personajes de Ibáñez, Mortadelo y Filemon. Yo no diría tanto, pero si que es posible que algo de inspiración haya habido a la hora de concebirla, y sí,  es cierto que ciertas similitudes con Mortadelo y Filemon tienen estos Torcuato y Salomón. Torcuato viste con un traje negro al más puro estilo Mortadelo mientras que Salomón, de vez en cuando, luce Pajarita. A todo eso hay que incluirle el hecho de que cada dos por tres se disfrazan de algo (los dos personajes, cosa que en el tebeo, el disfrazarse era exclusiva de Mortadelo) y el tono humorístico es el mismo. Amén de los villanos (hay uno que es ¡color verde!) más deudores de las viñetas que los propios protagonistas. Además, la intención de presentarnos un cómic, queda patente en los títulos de crédito que, como si de una declaración de intenciones se tratara, se nos muestran a base de viñetas y bocadillos, mientras suena el tema principal de la película de naturaleza netamente Yeyé.
Todo esto, como digo, acompañado del paso del tiempo le otorgan un interés  especial, así como el hecho de que se trate de una película no del todo popular, pero, sin tirar cohetes, que al final es todo una cuestión estética. Con todo, no deja de ser una película del montón. Pero un primer (y único) visionado, puede hacernos más bien que mal.