sábado, 7 de diciembre de 2019

ALERTA MÁXIMA

Hablemos de los viejos/buenos tiempos. De cuando "Warner Brothers" confiaba en el tirón de Steven Seagal y se dejaba un pastizal produciendo y distribuyendo por todo el planeta vehículos para su lucimiento. Le rodeaban de actores estupendos y le encargaban el pifostio a cineastas tan capaces como Andrew Davis, con quien el astro ya había currado previamente en "Por encima de la ley". ¿Y qué me dicen del mismo Steven? Joven, delgado, sin coleta ni abalorios jipis. Una maravilla. Suspiremos todos al unísono. De esta guisa era difícil cagarla. Y también porque, en esencia, la película resultante de la que hablaremos a continuación no deja de ser un remake encubierto de "La jungla de cristal".
Un legendario buque de guerra va a hacer su último viaje. Es el cumple del capitán, y Steven Seagal anda por allí ejerciendo de cocinero. Uno enrollado que se lleva de puta madre con sus subordinados. Resulta que en el pasado fue un marine cojonudo, pero también muy rebelde. De ahí que terminara con sus huesos entre ollas y cazuelas. Suerte que ello no le desproveyó del talento para matar, algo que descubrirán unos mastuerzos que se cuelan en el barco para secuestrarlo y lanzar unos misiles nucleares que lleva en sus adentros.
Así da gusto ver una peli de acción, incluso aunque no vaya escasa de algunas ridiculeces y gilipocrecias (entre ellas un notable poso propagandístico, como cuando Seagal suelta eso de "Ser marine no es un trabajo, es una aventura"). Por ejemplo, los terroristas se hacen pasar por un grupo de rock que tocará en la fiesta de cumple del capi. Y tocan. Y no lo hacen mal. ¿Curioso, no? ¿músicos de día, terroristas de noche? ¿Terroristas profesionales que tocan en bandas de rock por hobby? ¿tal vez al revés? ¿O son tan eficientes que aprendieron a manejar los instrumentos para dar el pego? Misterio. Tanto como la pasmosa facilidad con la que caen bajo la artillería de Seagal y los suyos a pesar de llevar chaleco anti-balas. Mencionar que algunas muertes son agradecidamente truculentas, y no faltan ni vigas atravesando torsos ni sierras circulares cortando -levemente- brazos.
Aunque la guinda la pone el único personaje femenino de la función, interpretado por la ex-vigilanta de la playa y chica "Playboy" Erika Eleniak, que da vida a... bueno, a una de las conejitas de Hugh Hefner. No se tuvo que esforzar mucho. El caso es que estaba en su mejor momento y luce unas tetas que son para mear y no echar gota. Perfectas. Eso sí, el "modus operandi" es más gratuito que en la peor de las epopeyas de Jim Wynorski. Gratuito y absurdo: Su función es salir del interior de un pastel. En eso que uno de los malos le da pastillas y la chavala se queda frita dentro. Pasan las horas, hay disparos, muertos y violencia por un tubo. Pero ella nada, ahí roncando. Entendemos que en algún momento despertaría, lista para salir. Pero en lugar proceder -más después de la imprevista siesta-, prefirió esperar a que alguien le diera la señal... aunque tardara tres horas. Al final el empujón se lo otorga el amigo Seagal, que a pesar de la nula química se la terminará beneficiando, y la moza sale disparada del pastel -con música y todo-, abre la chaqueta y muestra sus fascinantes ubres. La monda. Por cierto, a día de hoy Erika está también algo rellenita. Podríamos decir que ella y Seagal serían la perfecta imagen del aspecto que, pasados 25 años, gastarían sus personajes en la peli si hubiesen optado por tirar adelante la relación, casarse y llevar una vida marital standard. Entrañable.
El reparto está repleto de caretos talentosos y reconocibles: Tommy Lee Jones de sobreactuado villano, Gary Busey (la escena que se viste de mujer es bastante patética, imagino que por sus adentros se estaría cagando en el destino), Bernie Casey, John Laughlin (el pobre había casi protagonizado "La pasión de China Blue" unos años antes y tal fue el varapalo que terminó relegado a roles tan minúsculos y fugaces como en este caso), George Cheung (el asiático que estalla por efecto de una flecha-bomba en "Rambo") y el colega Kane Hodder.
Mi señora y yo vimos "Alerta Máxima" hace unos Domingos. Cuando terminó, le regalamos una sentida ración de aplausos. Y es que tras tragar tanta mediocridad Seagaliana, sienta de perlas una no perfecta, pero sí decentemente facturada y, sobre todo, entretenida.
Como saben todos ustedes, "Alerta Máxima" tuvo el suficiente tirón como para generar una secuela también disfrutable que no paran de echar por la tele. Ni que sea por ver a Steven Seagal masacrar a los malos sin quitarse ni manchar la americana.