Aquí la cosa va de unas vacaciones en la playa en las que un
individuo un tanto fanfarrón aprovecha para dejar a su mujer en casa de sus
padres mientras este se va a trabajar entre semana, viéndose tan solo los fines
de semana. Así, para que esta no esté sola en sus estancias en la playa, dejan
al hermano pequeño de este individuo a expensas de su mujer. Primero el
muchacho se cabrea, más tarde se pone cachondo, y finalmente se enamora de
ella. Esta, que por momentos se siente abandonada, cede a los coqueteos y
juegos del muchacho hasta que al final sucede lo previsible: que se lo tira.
Laura Antonelli, Alessandro Momo, sus jugueteos y
tocamientos, los cabreos de Momo ante los coqueteos de la Antonelli… nada que
no hayamos visto y cien mil veces mejor, en “Malizia”.
No obstante, la película es interesante y divertida, está
rodada con solvencia y es amoral y
descarada, algo que se echa profundamente de menos en el cine actual, en el que
una relación sexual entre una mujer de 30 años y un joven de 15 sería motivo de
denuncia —y condena— mientras que en la Italia de los años setenta era algo de
lo más natural, de lo más normalito y de lo más excitante.
Ambientada a finales de los años 50, con el trío juvenil
protagonista, por momentos y situaciones, recuerda levemente a los films de la
saga “Polo de limón”, aunque con mucho menos desmadre.
Samperi seguiría en esta línea durante mucho tiempo, rodando
subproductos a la medida de la Antonelli y despidiéndose del talento de
Alessandro Momo quién con 17 años moriría en un accidente de moto al poco de
estrenarse la película. Su carrera, de no haber fallecido, hubiera estado ligada
a la del director y a la de la actriz, indefectiblemente, pero…