lunes, 16 de diciembre de 2019

TRÁGALA PERRO

Un curioso caso de “estafa” de finales del siglo XIX, cuyo eje central era una monja de clausura, la conocida como Sor Patrocinio “La monja de las llagas”, joven, muy guapa y presumiblemente lesbiana, que siendo muy amiga de la reina Isabel II y cuya amistad la llevó a tener cierta relevancia en algunos asuntos de corte político, amanece un día con estigmas en las manos, pies, costado y cabeza. Decía ella que esos estigmas eran designios de nuestro señor cuando en realidad se los había hecho ella, con mucha habilidad, únicamente para darse cera. En cualquier caso, mientras que es venerada por algunos, los más listos sospechan que esta monja les está tomando el pelo, motivo por el cual es enjuiciada, reconociendo ella más tarde la autoría de las llagas.
“Trágala, perro”, como si de un biopic de los que se hacen ahora se tratara, se centra en un momento concreto de estos acontecimientos, en este caso, en el perteneciente al juicio a Sor Patrocinio desde que los médicos le examinan las llagas que en teoría son obra de dios, hasta que confiesa que se las a hecho ella, en un análisis objetivo del asunto que tampoco aporta demasiado. Es un muestrario de situaciones que no tienen mayor relevancia.
En cuanto a Sor Patrocinio, se trataba de una geta de aquella época, como hoy lo son Paco Porras o Rappél, solo que en aquella época, el caso de una monja que tenía las llagas de cristo impactaba más y, al haber menos cultura, se le echaba más cuentas a una cosa así. Pero tampoco es un caso tan excepcional como para dedicarle una película entera. Entonces, la película se ve, no te aburres por los pelos, pero cuando acaba te quedas frío, con la sensación de que da igual haberla visto que no. Porque en el fondo una monja del siglo XIX que mentía, en realidad también nos importa tres cojones. Entonces, la película, formal y sin estridencias, no destaca demasiado en ningún aspecto.
Dirige el zaragozano Antonio Artero, cortometrajista que tuvo la opción de hacer algún que otro largometraje esporádicamente y que ninguno de ellos ha sido lo suficientemente trascendente en general.
En el reparto, algunos doblados por actores de doblaje, otros por ellos mismos, tenemos a Amparo Muñoz, cuya adicción a la heroína ya era notoria y se le nota un poco en el rostro, Fernando Rey, que está ahí con cara de querer cobrar el cheque y marcharse a su casa, Lola Gaos, a la que reservan la mejor secuencia de la película cuando su personaje adolece de un tumor que es succionado por Sor Patrocinio, y Luis Ciges que pasaba por allí.
Para ver en una tarde tonta y borrar del disco duro.