lunes, 24 de febrero de 2020

BLACK IS BEAUTIFUL, AFRICANUS SEXUALIS

Matt Cimber, el hombre al frente de una de  las cuchufletas al servicio de Pia Zadora (“Butterfly”) y el último marido de Jayne Mansfield con la que también trabajó, es responsable de algunos títulos de cine de terror tirando a zetosillos así como de un buen montón de blaxploitations, sin olvidar sus escarceos en algo parecido al mainstream. Sin embargo, es más recordado por rodar descarados y sensacionalistas sexploits setenteros que por otra cosa. Pero esta película es engañosa incluso en los créditos. Cimber, que ya había dirigido películas de explotación con contenido sexual, firma este film, pero, y ahí está la gracia, no lo dirige él sino su socio —y productor— Marvin Miller. Cimber no rodó ni un solo plano. ¿Motivo por el que se le acredita en lugar de a Miller? Váyanse ustedes a saber.
“Black is beautiful, Africanus sexualis” no es más que una película porno camuflada de película educativa, al más puro estilo años sesenta, que además explota la figura de los negros. Porque, aunque se nos vende un documental sobre las distintas costumbres sexuales de diferentes tribus africanas, lo que en realidad vemos es una película porno con negros echando sus casquetes. Pero,el engaño absoluto era la única forma de rodar a gente follando y ganar dinero con ello, porque antes de la legalización del porno la industria del cine para adultos se sustentaba de este tipo de documentales “educativos” siendo los de proveniencia escandinava los más populares entre los pajilleros. Es decir, en los sesenta, si querías rodar porno tenías que hacer un documental sobre el apareamiento entre las especies, o explicar cómo se hacen los niños para que eso fuera calificado y finalmente exhibido. Cuando el porno duro se legalizó, se acabó el documental educativo, motivo por el cual, a posteriori, este cobra cierto interés con respecto al porno convencional. Por otro lado, también  era común comprar películas porno de diversos países donde la pornografía sí era legal y añadirle insertos que hicieran ver que en realidad se trataba de un documental educativo, y en cierto modo, “Black is Beautiful, Africanus sexualis”, tiene pinta de ser algo así.
Entonces, tenemos durante los créditos un discurso que, en su afán por no parecer racista lo que consigue es todo lo contrario, un discurso exageradamente racista ya que se está hablando de los negros como si de ganado se tratase, desacreditando al hombre negro y tildándonle de bestia sexual o  de ser un peligro para la mujer blanca. Después aparece un afro americano, supuestamente un doctor, que comienza a explicar lo distinta que es la sexualidad en el áfrica negra y, a continuación, da paso a una pareja de negros africanos en pleno frenesí sexual mientras una voz en off explica, como si el público fuera idiota, lo que la pareja de negratas está haciendo. Luego, para justificar todas estas escenas, vemos a una tribu, haciendo cosas de tribu, entre escena de folleteo y escena de folleteo. Y como lo que importa es solamente el sexo, las escenas de tribu se las han currado lo mínimo, por lo que se apañan con un decorado de cartón piedra y pintando a los negros con pinturas de guerra como si fueran  indios. Y ya está. Así  transcurre la escasa hora que dura la película, sin que dejemos de escuchar la narración del supuesto doctor que aparece al principio de la película, mientras negros de pelo crespo (y con peinados Afro muy a la moda de entonces) se echan unas folladas.
Nada nuevo en el horizonte, películas como estas las hay a patadas y su único valor es meramente antropológico. Pero no está mal de vez en cuando echarle un ojo a alguna y ver que se cuece. Visto lo visto y, al margen de su divertido y musical título, “Black is Beautiful, Africanus sexualis”, no es de las cosas más infames y soporíferas que haya visto. Las hay mucho peores. Y con un poco de esfuerzo, puede servir para paja.
Para finalizar tan solo decir que con los años, formaría parte del exótico catálogo de Something Weird Vídeo.