Los que me conocen saben que tengo las yemas de los dedos y la lengua medio desgastadas de tanto escribir y hablar sobre mi segunda película favorita de todos los tiempos, "Creepshow". Naturalmente me refiero a la primera, la original. La relación que tengo con las secuelas es variada. La segunda me cae muy simpática. De la pseudo tercera abominaba hasta que la revisé y pasé de odiarla a considerarla simplemente mala (lo que, si se mira detenidamente, es un avance positivo).
Sin embargo, no estoy aquí para hablar tanto del film de George A. Romero, como de la reciente serie inspirada en su universo y formas. El día que el canal "Shudder" lo anunció a bombo y platillo, no puedo decir que me entusiasmara, aunque sí tuve ciertas esperanzas al saber que el talentoso hombre de efectos especiales Greg Nicotero (que anduvo como imberbe principiante en el rodaje de la primera) se iba a encargar del pifostio, derrochando cariño y respeto por la materia. Esas mismas esperanzas se ampliaron levemente en cuanto tuve conciencia de que se estaban dejando el ojete en hacer las cosas bien. ¿Cómo? Pues fichando a peña que ya había tenido algo que ver con el primer "Creepshow" (Adrienne Barbeau, John Harrison, Tom Savini, Stephen King como material adaptable) y a otros rostros/nombres ya clásicos del cine de terror, muy estimados por el fandom, (actores como Jeffrey "Re-Animator" Combs, Tobin "Saw" Bell, Bruce Davison y David "Scream" Arquette o gente de letras del calibre de David J. Schow, Joe R. Lansdale, Joe Hill -hijo de Stephen King y que interpretara al niño del prólogo en el film-nodriza- o el mítico hombre de comic -muy adecuado dadas las circunstancias- Bruce Jones). Añadan al pack un "host" de cadavérico aspecto destinado a introducir cada capítulo (de entrada, me pareció raro e incomprensible que no hablara, pero luego entendí que en el original tampoco lo hace. Habría molado que sí le diera el pico, pero en el aspecto "fidelidad" no puedo quejarme), el juego constante con el supuesto formato comiquero afín a la saga, animaciones entre una historia y otra (con un estilo que recuerda a los dibujos animados de "Creepshow 2", aunque con un tufo un poco más de flash. Ahora bien, nada comparado a las animaciones computerizadas de los créditos iniciales, que desentonan y son bastante feuchas), la utilización de efectos especiales "old school" (mezclado con poco pero no por ello menos costroso CGI), la recuperación de todos los truquillos visuales que hicieron de la peli de George A. Romero algo TAN especial, con sus colorines, fondos a base de dibujos, transiciones a modo de páginas pasando (incluidas aquellas que lucen supuestos anuncios de -como decían en "Top Secret!"- artículos de coña), ilustraciones cobrando vida, bocadillos con texto, etc, etc. Resumiendo, todo pintaba a que iban a facturar algo que, asumiendo que jamás estaría a la altura de la peli de 1982, sería digno.
Pronto, coincidiendo con el estreno, las redes yanquis se llenaron de reacciones entusiastas. Incluso Stephen King, que no se presta mucho a esa clase de juegos, escribió cosas positivas en Twitter. Bien, acostumbrado a que en USAlandia todo se reciba con exagerada pasión y descontrolada positividad, no me fiaba mucho. Hasta que, por fin, supe de una primera y casi única reacción negativa, que acusaba a la serie de pobretona. Eso ya me cuadraba más. Imaginé que la verdadera verdad sería algo intermedio y esperé a verla.
Deglutidos todos los capítulos de la primera temporada (porque ya hay una segunda anunciada) puedo afirmar que la sensación general fue de.... ¡decepción!. Sí, amiguitos, me temo que este nuevo "Creepshow" no ha terminado de funcionar para mí. ¿Cómo es posible?
Tras darle mucho al coco en busca de una respuesta, he llegado a la siguiente conclusión: Todos esos elementos afines a la peli original se quedan únicamente y de forma exclusiva en lo estético. Las formas, el papel que envuelve al regalo. Pero en lo narrativo, las cosas cambian sustancialmente. Es decir, todas las historias son poco.... ¡"Creepshowianas"!.Como si cogieran un capítulo de cualquier serie de cuentos de terror y le añadieran todos los abalorios visuales propios de "Creepshow". Pero el hábito no hace al monje. O, aunque la mona se vista de seda... eso. No basta con el envoltorio adecuado, se necesita algo más. Quizás es que los autores del nuevo "Creepshow" no han terminado de entender las maneras del film de Romero, y confunden las maravillosas y perfectamente aplicadas dosis de humor negrísimo de aquella con coña bufa y chorra. O tal vez es que, simplemente, no conocen en profundidad los comics "E.C.", los grandes homenajeados por la pluma de Stephen King en su día. Al fin y al cabo, este creció leyendo aquellos tebeos y supo trasladarlos de forma adecuada al papel/pantalla, cosa de la que se ven incapaces Nicotero y los suyos, ni que sea por pertenecer a una generación posterior.
Podríamos ser un poco más maliciosos y culpar de todo ello a James Glenn Dudelson y Robert Franklin Dudelson, capitostes de la productora "Taurus" y responsables de los descalabros que fueron la mentada "Creepshow 3" y también ese intento fugaz de web-serie bautizado "Creepshow Raw". Víctor y yo les dedicamos todo un podcast que pueden escuchar AQUÍ si quieren saber más. Estos tienen los derechos de "Creepshow", es decir, del título, la marca. Así pues, supongo que, si quieres hacer algo con la saga, tienes que entenderte con ellos. Para su asociación con "Shudder", creo sinceramente que los Dudelson Boys aprendieron de los errores del (su) pasado y se sumaron a la admirable intentona de hacer las cosas bien... solo que no atinaron. O no entendieron el material de base (que en realidad nunca han entendido).
Y ahí radica la gran pena y al mismo tiempo la gran revelación sobre el clásico de Romero, ALGO tenía aquel que es imposible replicar por mucho que lo intentes. ¿El talento de sus artífices, la pasión que aún desplegaban en esos tiempos? ¿una cualidad que se me escapa? A saber.
Dicho todo ello, vamos a por los capítulos en cuestión, comentados brevemente a lo largo de tres entradas que irán apareciendo en las próximas semanas. ¿Por qué? porque de otro modo esto quedaría demasiado largo y, salvo casos inevitables, prefiero hacer las reseñas más escuetas.
Hasta dentro de siete días pues.