lunes, 14 de septiembre de 2020

EL INCANSABLE PROSTITUTO

Comedia bávara de contenido soft y humorístico que bajo el título internacional de “House of the 1000 sins” (según el país, puede cambiar el título y el metraje ya que existen varios cortes de la película) se esconde una infamia de lo más tontorrona que se estrenó en nuestros cines con la calificación “S” con el adecuado título de “El incansable prostituto”.
La cosa es bastante básica: Con la excusa de mostrarnos un montón de carne femenina durante el trasiego, la acción nos traslada a un hotel que es un éxito entre las mujeres gracias a que, allí, el gigoló local las deja de lo más satisfechas. El problema vendrá cuando este se enamora de una de sus clientas y tiene que lidiar con esa tesitura y con el hecho de que cierto día, pues, no se le pone dura… por lo que tendrá que visitar a una doctora que analizará su vida sexual desde la adolescencia.
Una trama insípida, con gags que casi nunca funcionan, pero que no deja de ser una rareza por el toque surrealista que se le da a las técnicas de follisqueo que emplea este hombre. Así, entre ensoñaciones que emparentan directamente los senos exuberantes de las habitantes de ese hotel con las ubres de una vaca, o flashbacks que nos muestran su pasado sexual —y sus traumas—, nuestro protagonista tendrá sexo de las formas más extrañas, entre las que se incluyen el echar un polvete con una fémina dentro de una red que cuelga de árbol a árbol. Todo muy loco (y casi vanguardista, en una película que pretende todo lo contrario).
Un producto curioso, distinto a los otros títulos de comedia sexy alemana que nos llegaban en la época, y que eran más alocados y  alegres. “El incansable prostituto”, al final no es más que material de derribo carente de interés más allá de lo antropológico.
Estrenada en España seis años después de su estreno en Alemania, la película hizo la pasta habitual de una película “S” con unos 171.000 pajilleros que acudieron a verla a las salas más infectas destinadas a la exhibición de este tipo de cine erótico festivo.
Kurt Nachmann, director  artesanal de la vieja guardia alemana, con guiones en tropecientas películas de corte clásico y una filmografía como director que comienza en los albores de los años 60, dirige unas cuantas películas del palo, como “Viena Erótica” firmada con el pseudónimo de Fred Wagner o “Josefina la cachonda”, titulada en su versión original “Josefine Mutzenbacher II - Meine 365 Liebhaber”, pero que españolizaba el título en su estreno aquí para asemejarse más al producto “S” patrio de la época que, supongo, vendería más que el bávaro. Nachmann pone fin a su carrera con el título que acabamos de reseñar.
Testimonial.
La verdad es que da lo mismo verla que no verla, que se hubiera quemado el negativo y se perdiera.