viernes, 22 de enero de 2021

HARRY Y TONTO

“Harry y Tonto” cuenta la historia de un jubilado que, tras perder su hogar, que se encontraba en un edificio que iba a ser derruido, se ve en la tesitura de mudarse a casa de uno de sus hijos junto con su gato. Al estar allí, siente que no es más que una carga, por lo que decide irse a casa de otra de sus hijas en Chicago. Como viaja con su gato, todo son problemas a la hora de buscar un transporte, por lo que, en su periplo, perderá el avión y el autobús, hasta que finalmente se verá obligado a comprarse un coche teniendo el permiso de circulación caducado desde hace más de 20 años. Durante su travesía, se irá encontrando por el camino, no solo con sus hijos que, más o menos, le irán rechazando, si no, con variopintos personajes que le acompañarán en lo que finalizará siendo, no ya un viaje a Chicago, sino, un viaje alrededor de todos los estados unidos.
“Harry y Tonto”, dirigida por Paul Mazursky, utiliza la amistad entre un anciano y su gato para mostrarnos una atípica road movie cuyo afán es concienciar al espectador sobre la soledad del aciano cuando llega a determinada edad y se queda solo en el mundo, pese a haber tenido unos cuantos hijos durante su larga vida. Se trata de una película bonita, quizás, demasiado calmada. Un melodrama salpicado con algunos gags tirando a serenos que, con la paciencia necesaria (es lenta como una babosa) puede llegar a encandilar al espectador, porque se trata de una película tierna y amable que, con sus altos y bajos, al final deja un buen sabor de boca.
Paul Mazursky, quizás medio popular en nuestro país por  realizar comedias que no gustaron a nadie, como por ejemplo, “Un ruso en Nueva York” con Robin Williams demasiado contenido, o “Presidente por accidente”, con Raul Julia, Sonia Braga y Richard Dreyfuss cuyo cartel de cine prometía un desmadre que en realidad nunca tiene lugar en la película,  es, no obstante, para los americanos, un autor con muy buena prensa entre intelectuales.
En realidad, Paul Mazursky lleva una carrera paralela a la de John Cassavetes: Mazursky también es actor, guionista y productor, y está especializado en una suerte de comedias de tipo realista con toques dramáticos que, por lo general, suelen ser una seña de identidad. Pero es que además,  Mazursky, imita a Cassavetes, da la sensación de que quisiera hacer las mismas películas que él —de hecho, “Tempestad”, es un émulo del estilo y tono del cine de Cassavetes. Es más, cuenta con el propio Cassavetes, y con Gena Rowland como protagonistas—. Así, Mazursky llega a parecerse tanto que casi cuenta distinguir sus películas, si bien, Mazursky tiene una querencia por cierta estética cómica que le identifica. Casi todas sus películas parecen más graciosas de lo que en realidad son. Y esas pinceladas de locura que nunca llega a materializarse del todo son las que le convierten  en un Cassavetes accesible, más para todos los públicos, sin alejarse demasiado del cine de arte y ensayo que al final, camuflado de producción hollywoodiense, es lo que practica en su cine.
“Harry y Tonto”, es una buena muestra de esto que les digo y, probablemente, una de sus mejores películas.
Estrenada en nuestro país en pequeñas salas de arte y ensayo (el “Publi 2” en Barcelona, o el “Lumiere” en Madrid) donde congregó a 52.000 gafapastas de los años 70 que fueron a verla en versión original subtitulada,  “Harry y Tonto” es, a día de hoy, una película completamente olvidada. Tras su paso por esas salas no tuvo vida comercial en vídeo y, si acaso, algún que otro pase televisivo esporádico, con lo que podemos considerarla una película rara, misteriosa y desperada. Una película que, casi, no existe. En Estados Unidos su relevancia posterior a su estreno tampoco ha sido mucho mayor, y eso que es un film que fácilmente podía ser recordado como el que le consiguió un oscar a Art Carney como mejor actor protagonista, arrebatándoselo nada menos que a actores como Jack Nicholson, que optaba a la estatuilla por “Chinatown”, Al Pacino, nominado por “El Padrino II”, Dustin Hofman por “Lenny” y Albert Finney por “Asesinato en el Orient Express”.
Carney era un actor eminentemente televisivo, muy querido por la audiencia gracias a su intervención en la mítica sitcom “The Hooney Mooners” junto a Jacky Gleason, pero sin experiencia en cine, por lo que alzarse con la preciada estatuilla sorprendió a propios y extraños.
El caso es que el guion de “Harry y Tonto” estuvo dando vueltas por los estudios sin nadie que se atreviese a producirlo y con actores como James Gagney o Cary Grant rechazando el papel principal. Cuando Mazursky tuvo la idea de darle el papel de Harry a Art Carney dio en el clavo, porque Carney era muy querido para el público televisivo, y, por este motivo, el estudio dio vía libre al proyecto pensando que, si fracasaba en el cine, en sus pases televisivos seguro que resultaría un éxito. Lo que nadie se podía esperar es que por su interpretación, Carney, consiguiera un Oscar.
También fue un reto porque Carney en 1974, tenía 52 años de edad, justo 20 menos que el personaje al que daría vida, pero finalmente su interpretación fue efectiva y gracias a muy poco maquillaje, al teñirle al actor unas canas y dejarse el bigote, Carney, da el perfil perfectamente. Su sobria interpretación hizo el resto.
En el reparto, a parte de Carney, y que nos pueda interesar por aquí, tenemos a la clásica Ellen Busrtyn y, muy de los 70, tenemos a Larry Hagman, al igual que Carney, actor de amplia carrera televisiva que igual en España se hizo más popular de lo que debía gracias a su interpretación del mítico J.R. en la serie “Dallas”. En “Harry y Tonto”, es uno de los muchos hijos que Harry va a visitar.
En cuanto al gato, Tonto, aunque en la película sale acreditado como un solo gato llamado igualmente Tonto, la realidad es que fueron tres los gatos los que le interpretaron, todos ellos muy inteligentes y disciplinados, y que hicieron buenas migas con el equipo. A Art Carney no le gustaban los gatos; tras trabajar 24 horas con uno acabó siendo un gran amante de los mismos. Por otro lado, el amaestrador de Tonto, quiso regalarle uno de los gatos actores a Paul Mazursky que se moría de ganas por quedarse con uno de los que había dirigido. No pudo ser porque su esposa tenía alergia a los mininos, así que se quedó con las ganas.
Si les gusta el cine reposado, tranquilo, sin muchos giros en la historia, les recomiendo esta película, pero, más aún, si les enternecen ese tipo de películas en las que un humano estrecha lazos con su mascota. En ese caso “Harry y Tonto” les llegará al corazón –spoiler- sobre todo en su tristísimo final – fin del spoiler-.