Una parejita de guiris va a Ibiza y nada más llegar, la mala suerte se cierne sobre ellos cuando comprueban que, por error, la habitación de hotel donde se han de hospedar ya está ocupada y se deberán quedar en la isla sin un techo bajo el cual refugiarse. No es problema porque, con las mismas, conocen a un grupo de jóvenes que vive el día a día en la isla balear que les acogerán en su seno y, con esa gente, comenzarán a divertirse, a desfasar y, lo más importante, a vivir toda suerte de relaciones sexuales.
Comedia sexy bávara dirigida por el inefable Sigi Rothemund (alias Siggi Götz), cuyo único objetivo era cubrir el cupo de tetas y culos que demandaban los exhibidores alemanes de los años 80. Y vaya si lo cubre… “Hembras salvajes en Ibiza”, sin ser desde luego una de las peores muestras del subgénero, es bastante tediosa y anodina, pero no se le puede negar que tiene algunas de las mujeres en pelotas más bellas que se han podido ver en un film de estas características. Lo demás es tan solo una sucesión de situaciones divertidas que se van desarrollando y que complementarán lo que de verdad interesa que son las poco inspiradas escenas de folleteo. Mucha playa, mucho mamoneo y tantas escenas de discoteca que podríamos adscribir la película a otro subgénero, el de las Disco Movies, sin ningún tipo de problemas, amén de la mucha y reconocible música Disco que suena en la banda sonora (Earth Wind & Fire, Lipps. Inc…). Götz ya suele combinar sexy comedia bávara con Disco Movies habitualmente. Sin embargo, “Hembras salvajes en Ibiza” se antoja, por un lado una película muy extraña y, por otro, una película muy moderna para la época, en el sentido que, en una vorágine de escenas frívolas y de contenido sexual, introduce una pequeña trama, también con su folleteo, con dos homosexuales, uno de ellos en proceso de heterosexualización instado por su padre (¡), que practican sexo y que, sin venir demasiado a cuento, son asaltados por un grupo fascista que, además, prenderá fuego la choza donde hacen el amor…Así, de golpe y porrazo, se introduce una escena de contenido social para acto seguido volver a las cochinadas como si nada hubiera pasado de un plano a otro. Por otro lado, que una película de tetas y culos alemana destinada a un público eminentemente heterosexual ofrezca escenas de sexo gay en pleno 1980, me parece estar muy adelantado a su tiempo. Vamos, que ni el indie de los 90… Asimismo, ya como el colmo de la modernidad, en una escena, y haciendo acopio de clichés y estereotipos, un chulo de piscina se liga a una tía y esta resulta ser un travesti. Se asumen todas las consecuencias cuando, además, le vemos todo el pingajillo a la actriz transexual que lo interpreta. Lo que pasa es que luego acaba algo mal parado ya que, cuando el chulito le ve el rabo al travelo, sale disparado de la habitación en la que se encuentran. Un gag de lo más tonto y manido, a día de hoy sin duda ofensivo, pero que en la época a los alemanes les debió resultar muy gracioso porque, no contentos con la ejecución de este gag una vez ¡Lo repiten otra más hacia el final de la película como si este fuera el gag estrella de la misma!
En definitiva, un título perteneciente a un subgénero muy afín a nuestro género “S”, sólo que, a diferencia de este, daba, entre millones de bodrios, títulos ligeramente divertidos. “Hembras salvajes en Ibiza”, podía ser uno de los que andan a medio camino de eso.
En la época llegaron a estrenarse en nuestro país un buen número de estas comedias eróticas. Esta también llegaría a los cines “S” congregando un total de 122.000 espectadores, probablemente masculinos, que, sin duda, le dieron al manubrio recordando la película cuando llegaron a casa. O quizás, en el interior de la sala.
Por otro lado, decir que las carátulas de las recientes ediciones en DVD son completamente engañosas haciendo lucir esta peli de folleteo como si de una sugestiva película actual se tratara… Gogleén, porque aquí lo que ilustrará la reseña, será el rancio póster español de su estreno en cines.