sábado, 15 de octubre de 2022

PERSONAL SPACE INVADER

Y aquí tenemos de nuevo al "wonder boy" de Canadá, Adam Thorn, acompañado por su inseparable colega/socio Justin Decloux. Si hemos conjurado sus nombres ha sido para poder hablar de la ópera prima que en 2013 parieron a pachas, "Personal Space Invader".
Si se leyeron en su día la reseña de "Assault on the snakemen", sabrán que nos adentramos en terreno SOV. Propiamente amateur. Ese tipo de "cine casero" confeccionado con mentalidad "trash", una totalmente voluntaria y premeditada bajo la -descarada, en este caso- influencia de Chris Seaver.
"Personal Space Invader" no llega a la hora de duración, va precedida por unos falsos trailers humorísticos que están razonablemente graciosos y viene grabada en el vídeo más costroso y con el "guerrillerismo" por montera (en barrios con apariencia de ser zona alta... ¿es así todo en Canadá o es que Thorn y Decloux vienen de familia con posibles?) La historia, como era de suponer, es lo de menos: Un invasor galáctico con supuesta apariencia de simio llega a la tierra desde otra dimensión y comienza a matar a todo bicho viviente en escenas de un gore forzadamente de cartón piedra. El sheriff local y su ayudante harán lo imposible por detenerle. En realidad la verdadera trama gira en torno a la relación humana de estos dos personajes que, en un momento dado -y siendo uno de los gags más inspirados- entonarán una desafinada canción sobre su bonita amistad mientras les vemos disfrutarla.
El juego de las comparaciones es odioso, sí. Pero también muy útil, especialmente para un reseñador perezoso como yo. Si pones "Personal Space Invader" al lado de la posterior "Assault on the snakemen", sorprende notar una mejora. Mientras "Assault..." era mucho más chapucera en todos los aspectos, muchísimo más tonta y facilona, y voluntariamente cutre, para la confección de "Personal..." se invirtió bastante más ¿interés?. Sin aparcar su espíritu casero y amateur, la "película" denota un esfuerzo en el modo de ser grabada (con una cámara enérgica de espíritu Raiminiano), montada, sonorizada (¡las voces vienen dobladas!), guionizada (canta como una almeja que todos esos diálogos fueron pensados y escritos de antemano), de buscar ideas cómicas frescas e ingeniosas y, para que no se diga, contar con muchas más féminas en el reparto, y algunas sin estar nada mal.
Esa mejora tiene un nombre y una razón de ser, Justin Decloux. Tras mucho intentar levantar un proyecto "serio" sin lograrlo, él y Thorn deciden quitarse la espina pariendo algo sencillo, a toda prisa y con el sano fin de pasarlo bien, "Personal Space Invader". Justin, que resulta ser más ambicioso, y se lo toma más a pecho, sufre luego cuando ve el resultado final. Pide ocultar su nombre, hasta que se proyecta ante una audiencia en Toronto y la reacción positiva, así como las risas, le animan a recuperar su identidad en la ficha de Imdb (otorgándose la paternidad de un montaje más que solvente). Poco después, el tipo se pone con sus propias vídeo-movidas, a años luz de las maneras de Adam Thorn. Y, por supuesto, se desentiende de la creación pura de "Assault on the snakemen", limitándose a un papelito secundario. Claro que esto ya se nota, y dolorosamente, en "Personal Space Invader 2" del 2015. Pa la ocasión, Decloux se mantiene al margen, limitándose a un cameo y a sujetar la cámara eventualmente. El resultado es... hummm, ¿cómo llamarlo? absolutamente horripilante. La "película", que dura una sufriente hora, es chapucera en todos los aspectos, los técnicos (hay un récord de desenfoques, y el montaje es atroz) y en los narrativos, de ritmo, de sentido del humor. De todo. No pude ni terminarla.
Así que, misterio aclarado, los aciertos de "Personal Space Invader 1" son en gran parte mérito de Justino quien, además, se marca el rol de ayudante del sheriff demostrando una capacidad actoril para la comedia más que decente, incluidos momentos de pura fisicidad en los que se tira y rueda por el suelo sin cortarse un pelo. Aclarado ello (y el que en los agradecimientos finales se incluyan nombres como los de Kubrick o Buñuel, cosa que no le pega a Thorn) podemos decir que Adam era (y es) un pazguato sin talento que se reboza en su propia incapacidad para evitar los comentarios dolientes, pero que, en realidad, por dentro lo sufre sangrantemente. Sin embargo, y como suele pasar con aquellas personas apasionadas que prefieren hacer las cosas, ni que sea de modo imperfecto, a no hacerlas, al menos fue el que dio el pistoletazo de salida a la creación de una película y, en cierto modo, inspiró a su compañero de batallas para que se lanzara a posteriori con sus propios proyectos. Así que, bien por él. Esa curiosa relación humana resalta cuando ves a ambos compartir un vídeo en YouTube. Decloux interrumpe constantemente a Thorn, como si las opiniones de este le importaran un pimiento. Vamos, que lo tiene por tonto.
Como dato final, añadir que ambas "películas" fueron editadas en dvd por "Golden Ninja Video", es decir, el sello de Justin Decloux quien, no solo lanza sus propias movidas amateurs, también las de otros, así como sendo "cine de verdad" acorde a sus apetencias más "exploitativas". Se recomienda una visita para hacerse una idea.