Mike Finch es uno de tantísimos directores amateur de la era del MySpace. Y digo uno de tantos porque, con la democratización de los materiales audiovisuales, y a tiempo vista, me doy cuenta de que si podíamos considerar el genuino cine amateur un subgénero, es uno que recientemente ha fallecido y que a mediados de los 2000 tuvo su momento de mayor repercusión y bonanza.
Actualmente, la figura del cineasta amateur ha muerto porque con el acceso a la tecnología y las maneras de llegar al público en Internet ha provocado una criba natural, es decir, los jóvenes con inquietudes audiovisuales hoy en día se han decantado por crear contenidos como youtubers o tiktokers, que es lo que consume el público y lo que, en cierto modo, da pasta.
El cine convencional está respirando sus últimos estertores, así que imagínense el amateurismo. Hoy carece de valor hacer una película en vídeo porque todo el mundo tiene un dispositivo HD en el bolsillo y es absurdo hacer un corto o un largo cuando es más fácil grabarte el careto cagándote en dios y subirlo a la red rápidamente. La respuesta es inmediata. Ergo, la figura del cineasta amateur está en vías de extinción. O al menos la de aquellos que buscaran algo más que satisfacer sus pulsiones creativas; en lo relativo al reconocimiento o popularidad que se pudiera obtener a través del medio, es mucho más fácil y obvio tirar por la vía virtual.
Sin embargo a mediados de la década de 2000 no había avanzado tanto la tecnología y estaba todo lleno de cineastas amateur y bloggers —hoy también en vías de extinción por razones idénticas a las del cine amateur—. De hecho existía una suerte de red social primigenia de escasa utilidad llamada MySpace que, en principio, volvía loca a la gente. Los aspirantes a creadores se abrían un MySpace con cualquier excusa, de hecho, me apostaría la vida a que muchos de los cineastas amateur de aquella época lo eran solamente porque aún no existía el concepto “youtuber” y necesitaban una excusa para incluir contenido en su MySpace. Y Mike Finch, director de este “Exclusively Yours”, tiene pinta de ser uno de esos, un directorcito de la era MySpace.
Finch tenía su propia productora, Magicpantz, y operaba en 2007 en MySpace. Rodó esta película, promocionó su productora en la red social de marras y, una vez lanzada en formato DVD-R, nunca más se supo de él. De hecho, encontrar algo de información del susodicho después de entonces es una tarea harto difícil.
Y todo parece indicar que este tipo usó la red social para autopromocionarse, hizo la película con la misma intención —la de hacerse famoso— y como no lo consiguió, su proyecto fue languideciendo hasta desaparecer, ergo, rodó una película con el fin de tener contenidos con los que poder actualizar su MySpace. Si el Mike Finch de 2007 fuera un joven a día de hoy, no habría hecho una película amateur, sino que se habría hecho youtuber (o peor todavía, director amateur reciclado a youtuber) porque es el medio natural de estos individuos.
¿La película? Muy mala. Influenciado por Mike Judge y su “Trabajo basura”, Finch se casca una comedia negra rodada en un solo escenario (una oficina improvisada con atrezzo de aquí y de allá) en torno a la vida en ambiente oficinista donde el muy osado, además de dirigir y de componer la banda sonora, se casca ¡tres papeles distintos como protagonista! Vamos, un “yo me lo guiso, yo me lo como” en toda regla. La cosa circula alrededor de las envidias de unos y de otros en la oficina o el mal trato que reciben los cargos menores por parte del jefe. Todo conversaciones eternas, todo grabado sin chispa alguna y montado con demasiada poca destreza. El aburrimiento se apodera de uno a los pocos minutos de película y lo único que podemos decir a su favor es que es demasiado tosca, demasiado cruda, demasiado amateur. Pero la película entera carece de alma y se nota que no hay ni un ápice de afición (pasión) en el material grabado. Mecánica. Robotizada… al fin y al cabo es un producto concebido para mantener vivo un MySpace…
Desde luego, verla es hacer un esfuerzo porque ni tan siquiera suscita algo de curiosidad, pero del mismo modo que no se le niega un cigarrillo a un condenado a muerte, no le niego un visionado a un producto al que probablemente todo el mundo se lo negará. Y he aquí, por los restos, mi respectiva reseña.
Como Mike Finch descubra que un individuo en España ha puesto verde su película (y puesto en tela de juicio el amateurismo internacional en general suscitado por ella) 15 años después de haberla rodado, va a flipar colorines.