martes, 25 de junio de 2024

TIMES SQUARE

El gran fracaso del productor Robert Stigwood, que planeaba un nuevo éxito para la gran pantalla como lo fue su anterior película “Fiebre del Sábado noche”, solo que, esta vez, en clave de punk rock. Varios factores impidieron que se repitiera la hazaña, como por ejemplo, que el punk no era tan comercial como el disco (o al menos no atraía tantas personas a los cines en aquel momento), que el film no contenía estrellas en su reparto y, sobre todo, que las continuas irrupciones del productor en el rodaje propiciaron que la película quedara incompleta, con un montón de secuencias que se perdieron y un director, Allan Moyle, que abandonó el rodaje antes de terminar porque se negaba a convertir una historia sobre dos chicas con problemas mentales en un musical impostado con numeritos punk que no aportaban nada a la historia. A eso añádanle el hecho de que “Fiebre del Sábado noche” era una gran película, mientras que “Times Square” es irregular, con un par de buenos momentos, pero a rasgos generales tirando a mala. No por ello deja de ser una interesante; es de culto para la comunidad LGTBI —supuestamente las protagonistas son lesbianas; en el guion así estaba escrito, pero luego se eliminó todo atisbo de lesbianismo por motivos meramente comerciales— y sobre todo, tiene mucho valor el hecho de estar rodada enteramente en el Deuce neoyorquino antes de su remodelación en los 90, por lo que se ve intacta la sordidez de la zona, así como varios de los locales de puterío y, mejor aún, los cines que programaban sesiones dobles o triples de la época. En ese sentido, el retrato de Times Square que se hace en la película, es el más fehaciente y, a efectos estéticos, de gran valor.
Más allá de eso, tenemos una historia bastante ñoña sobre dos chicas que se conocen en una institución mental y, outsiders perdidas como son, acaban fugándose para acabar de okupas en un sucio antro de Times Square en el que intentarán sobrevivir y buscar su identidad. Así, mientras vagabundean, forman una banda de punk que se verá alentada desde las ondas por un locutor de radio que conoce la historia de las dos chicas e intentará apoyarlas. No obstante, cuando la cosa parece mejorar, el estado mental de una de ellas pondrá en jaque todo lo conseguido.
La idea surge por parte de Allan Moyle. Un día compró un sofá de segunda mano y, entre sus cojines, encontró un diario escrito por una joven con problemas mentales, que narraba su historia en el alambre, dejando al director cautivado. De este modo encargó la escritura del guion a Jacob Brakman, partiendo de pasajes de ese diario. Stigwood rápidamente quiso producirlo. Obviamente fue un grano en el culo. Entre otras cosas, convencido como estaba del futuro éxito, empezó a promocionar a la actriz protagonista, Robin Johnson, como una suerte de John Travolta femenina. Se encargó de no dejarla escapar haciéndole firmar un contrato en exclusiva con su compañía de management durante tres años. “Times Square” fracasó, y, en consecuencia, Johnson tuvo que rechazar las ofertas que le venían de otras gentes en favor de las que le ofreciera Stigwood, pero este perdió el interés tras el fracaso. Cuando la actriz quedó liberada del ese contrato, ya no interesaba para el cine, y aunque hizo algunos papelitos más en algunas películas (salía un momento en “¡Jo, que noche!” de Scorsese), al final tuvo que buscarse la subsistencia entrando en una vida laboral normal y corriente lejos de los focos.
Asimismo, Stigwood decidió lanzar una banda sonora en álbum doble del mismo modo que había hecho con “Fiebre del Sábado noche”, pero esta vez con canciones de grupos punk punteros (aunque la mayoría pertenecieran más a la "New Wave". Quizás el único combo genuinamente punk rock sean los británicos "The Ruts"). También se puso muy idiota con la idea de incluir a los "Bee-Gees" que tanto éxito le habían proporcionado un par de años antes, aunque estos no pegaran ni con cola, y ordenó filmar más números musicales con el fin de poder incluir esas canciones. A causa de dicha estúpida imposición, el director se fue de najas. La segunda unidad hizo lo que pudo y se dejó una película incompleta. En montaje, además, mucho material se perdió por el camino y, en definitiva, lo que se estrenó es un auténtico desbarajuste. Pero ahí quedó. La verdad es que es flojucha, pero tiene algo de gracia (no demasiada).
En el reparto, además de Robin Johnson, tenemos a Trini Alvarado muy jovencita, con 13 años, que asistía cada día al rodaje portando consigo una biblia. Después obtendría cierta popularidad al aparecer en films de renombre como “Mujercitas” o “Agárrame esos fantasmas”. Como locutor que ayuda sin salir de su cabina a estas dos jóvenes punks, tenemos a Tim Curry que fue metido en la película de rebote, primero porque al tipo le gustó la historia que se iba a rodar, segundo porque  necesitaban un nombre popular que pudiera vender y Curry estaba en su mejor momento. Eso sí, fue contratado para tan solo dos sesiones, que se irían alargando en el metraje con el fin de que pareciera que estaba presente todo el largometraje.
En cuanto al director Allan Moyle, no tuvo una carrera fulgurante precisamente, pero sí rodó un par de películas interesantes. Suya es la estupenda “Rebelión en las ondas” con Christian Slater haciendo de un locutor que revoluciona a todo un pueblecito desde una emisora pirata, o “Empire Records” también relacionada con el mundo de la música y la radio.
“Times Square” se estrenó de mala manera en España, apenas la vieron 41.000 espectadores en salas destinadas a la versión original subtitulada. No recuerdo una edición en vídeo en la época, pero sí fue emitida en televisión a horas intempestivas, así como contó con una edición en DVD que a día de hoy es bastante difícil de localizar.
Por otro lado, me hace mucha gracia la traducción que en el póster español (aquí adjunto) se hace de la frase promocional “Go Sleazy In Times Square”; “Toda la basca!... a Times Square!”. Y se quedaron tan panchos.