martes, 17 de septiembre de 2024

LIVING WITH CHUCKY

La de “El muñeco diabólico” es una franquicia que, con sus altibajos, a día de hoy sigue siendo más o menos rentable. O al menos lo suficiente como para que no se deje de dar por saco con el Chucky de los cojones. Así, y tras el fracaso que supuso la quinta entrega de la saga, “La semilla se Chucky”, probablemente la más excesiva y loca de cuantas películas se han rodado en torno al personaje, los estudios le dijeron a Don Mancini, ideólogo y creador del muñeco asesino, que sí quería seguir haciendo películas sobre un personaje que ya no daba dinero, debería reducir sus presupuestos hasta el punto de obtener lo justo para que las dos últimas secuelas sean concebidas directas a vídeo. Pero ahí no se terminó la cosa… pronto vinieron el remake y la serie de televisión.
Y como la franquicia de “Viernes 13” tiene su megadocumental de ¡siete horas!, “Crystal Lake Memories”, y la de “Pesadilla en Elm Street” también, “Never Sleep Again”, pues el muñeco diabólico no podía ser menos y nos llega su megadocumental de… hora y media. Bien, en principio.
Y “Living with Chuky” copia en cierto modo la estructura de aquellos, con entrevistas a miembros del equipo de la mayoría de las películas (Brad y Fiona Dourif, Don Mancini, Alex Vincent...), fans e incluso celebridades que no vienen a cuento y nos hablan de sus películas como si estas tuvieran que ver con las del universo de Chucky (como el caso de Lin Shaye, cuya presencia siempre es agradecida, pero no se que hace aquí hablando de su experiencia en “Insidous”). Pronto vemos que algo falla, porque, aunque se cuentan anécdotas interesantes y se dan datos de producción, respecto a alguna de las siete películas, “Muñeco diabólico 3” por ejemplo, no es que se pase de puntillas, es que prácticamente se las ignora. Y es que como el documental está dirigido por Kyra Elisa Gardner, la hija de Tony Gardner, marionetista y técnico de FX de la saga desde la tercera entrega, parece como si pretendiera quitarse de encima la parte formal del documental para centrarse en el impacto del personaje cuando este es, prácticamente, un miembro más de tu familia. A partir de ahí, la película se centra en lo que tanto la directora como Fiona Dourif, hija de Brad Dourif -la voz habitual de Chucky-, tengan que decir al respecto. Así, la cosa pasa a convertirse en una declaración de amor al padre, a la familia y el cómo afectó a sus vidas la existencia de Chucky.
Bueno, está bien que no se trate de un intento de documental al uso, pero que quieren que les diga, a mí las impresiones, miedos y anhelos de estas dos hijas de papá, me interesan de poco a nada. Y en lo referente al repaso de las películas, como les digo, se queda flojo.
Así que, en fin, poca cosa más. Igual la culpa es mía por dar por supuesto de que se trataba de uno de esos documentales tan técnicos.