
Por lo demás, me parece una película bien dirigida, cuyos toques de comedia, que son escasos, no terminan de funcionar.
R2 y su compañero Cárdenas, son dos policías de paisano que no dan una. Se meten en operaciones de las que siempre salen escaldados (R2, a la hora de esposar a una criminal, acaba esposándose a sí mismo) y son ninguneados por el inspector jefe. Sin embargo R2, ama su trabajo, es fan de Bruce Willis y “La jungla de cristal”, y no soporta que todo le salga mal. Un día llega a comisaría un potentado hombre de negocios, denunciando unas amenazas de secuestro hacia su señora. R2 decide ocuparse del caso, con la convicción de hacerle callar la boca a sus jefes y compañeros. Comienza pues la investigación.
Ya digo, que el montaje, caótico, impide que comprendamos la trama a la perfección, aunque a mitad de película nos damos cuenta de que en realidad la trama no era para tanto. Pero seguimos viendo la peli, porque está entretenida, sin mas.
Y es que da gusto ver en escena a Gurruchaga, que actúa tan bien como canta y sin ese deje estúpido y mongólico de la mayoría de los actores españoles en activo. Lo mismo que Pep Múnne, actor catalán que está soberbio en su papel de megalómano y que al igual que Gurruchaga está muy desaprovechado en el cine. Quizás Gurruchaga esté mas limitado para según que papeles, pero Múnne si tiene trazas para hacer lo que sea.
Sin embargo, los secundarios encabezados por Juanjo Pardo, uno de los chavales que presentaba “Club Disney” en su primera etapa o Sandra Collantes, actriz televisiva mayormente, están para darles dos hostias bien dadas, porque cada vez que aparecen en plano y abren la boca, van matando la película poco a poco.
Otro punto destacable de la película es la música, pues contiene un par de números musicales por parte de Gurruchaga y su inseparable gorda negra, con canciones de lo más chulas.
Así que, ni tan mala como es de esperar, ni tan buena como podría haber sido.