lunes, 20 de mayo de 2013

PENITENCIARÍA

Jamaa Fanaka, activista negro que iba predestinado a ser una especie de Spike Lee, pero que se quedó en el camino, rodó una trilogía en la que queriendo dejar su impronta como autor, lo que consiguió es dejar tres clásicos que en nuestro país tuvieron cierta repercusión, al menos en las estanterías de los vídeo clubs, donde se alquilaban como churros.
Me refiero a la saga de “Penitenciaría”, que creó escuela en lo que podíamos llamar “películas de boxeo carcelario”.
“Penitenciaría” cuenta la historia de un joven afro-americano (o sea, un negro), que  intentando salvar a una chica de la violación perpretada por un par de rednecks blancos (que le llaman asqueroso negro), acaba con ellos a golpes y con sus huesos en prisión. Allí, pronto se hace respetar por sus compañeros a base de puñetazos, y al ver su potencial, el alcaide le propone ingresar en el equipo de boxeo de la cárcel a cambio de la libertad condicional que se les ofrece como beneficio a quienes cooperan. Mientras somos testigos de los combates, lo somos también de los distintos dramas que viven los negros de esa prisión.
Obviamente, Fanaka (el exótico nombre del director es debido a su conversión a la nación del Islam) tiene trazos de artista en su película, rueda siempre con un gran angular, y las escenas en el patio de la cárcel parecen grabaciones caseras del interior de un hospital psiquiátrico, máxime cuando algunos de los personajes se dirigen directamente a cámara, para acentuar el dramatismo de la secuencia. Lo que pasa, es que el boxeo carcelario es un tema un tanto de género, y el exagerado activismo del director, hace que la película parezca una muestra más de “Blaxplotation”, cuando lo que pretende es hacer una película de contenido social. Al menos en esta primera entrega de la saga, que en las siguientes (Naxo, da buena cuenta de la tercera) se entregara voluntariamente a encaminar la saga  por unos cauces más palomiteros, eso es otro asunto.
Sexo rancio (ese negro moviendo la lengua a velocidad de vértigo sobre el pezón de una convicta), y una violencia brutal, tanto en los combates como en las peleas al margen, esos negros cachas y sudorosos, son los responsables del look de cine explotation de la película.
León Isaac Kennedy, que si que venía de la “Blaxsplotation” con títulos como “El Samurai negro”, protagoniza la película, y gracias a ella tomó cierta relevancia en films de este corte, y en otros de serie B.
Junto a él, actores negros recurrentes de la época y en el papel de alcaide, que curiosamente no es tan cabrón como se podía esperar en una peli de este tipo, tenemos al mítico Chuck Mitchell, o lo que es lo mismo Porky, de “Porky´s”.
Un clásico. Imposible aburrirse.