lunes, 25 de enero de 2016

EL NIÑO INVISIBLE

Los “Bom Bom Chip” son un grupo crucial en el universo de las formaciones infantiles; en primer lugar porque son de los 90, y en segundo, porque probablemente sea el último que hubo. Porque los tiempos han cambiado mucho, y los niños ahora escuchan “Dembó” de ese. No tienen discos de “Los Pitufos” en casa. Eso éramos nosotros los puretas. De hecho, los niños hoy no saben ni lo que es un disco.
Pero a lo que vamos: Siguiendo la estela de formaciones infantiles como “Regaliz” o sobretodo “Parchis”, los “Bom Bom Chip” con un par de años de éxitos, también dan el salto al cine en 1995, en una producción cara de pelotas, con un montón de efectos especiales, infografía y gran ambientación en el medioevo. Vamos, todo un despliegue de medios. El problema vendría cuando no sabes que hacer con cinco niños repipis y ese gran despliegue de medios. Básicamente eso es “El niño invisible”. Un sacacuartos que no los sacó –solo la vieron 200.000 espectadores-, y que tenía la poca vergüenza de anunciar, en sus créditos finales, que el 0,7 % de los beneficios en taquilla, serían destinados a Bosnia de manera benéfica (a saber que coño pasaba en Bosnia en 1995, no me hagan tirar de google) tan solo unos segundos antes de que se anuncie, en los mismos créditos, que la banda sonora de la película que la forman los mejores éxitos de “Bom Bom Chip” ya está a la venta.
Y es que la historia salió rana; teniendo un presupuesto de 600 millones de pesetas, el presupuesto más caro para una película hasta esa fecha –mucha confianza tenía Bermúdez de Castro, productor de esta y de las de “Parchis” que si que reportaron pasta gansa- tan solo consiguió recaudar 80 millones, que mucho me parece a mí, y al poco se dejó de oir hablar de los “Bom Bom Chip”. Pero más que porque la película fuera mala o buena, lo era porque los tiempos cambiaban y a nadie le interesaban unos niños tan estúpidos.
Por otro lado, las películas vehículo para el lucimiento de formaciones infantiles de los ochenta, tenían espíritu de spot, es decir, se concebían con el fin de introducir en sus metrajes el mayor número de canciones del último disco del grupo, con el fin de que, tras el visionado, todos los niños pidieran a sus padres el disco de marras.
Pues la incompetencia de este “El niño Invisible” es tal que  ni tan siquiera sirve para vender discos, ya que en lugar de ver a los niños cantando y bailando, los vemos haciendo el gilipollas a través del tiempo, teniendo solo una canción en toda la película, que además da la sensación de haberse quedado a medias. ¿Para que sirven este tipo de películas si en ellas no podemos ver al grupo infantil cantando y bailando? Es que, en la película, ni siquiera son los “Bom Bom Chip”, son un grupo de niños normales y corrientes que van al cole.
Por otro lado, quizás sea porque me estaba aburriendo tanto, que veía la peli con un ojo en ella y el otro en mi teléfono móvil… pero salvo porque no haya prestado demasiada atención –que no se la he prestado, para que les voy a mentir- yo no veo niño invisible por ningún lado. Y a lo mejor es eso… que como es invisible, pues no se le ve…
El argumento lo resumo de la siguiente manera. Unos niños van de excursión a unas excavaciones arqueológicas y allí se encuentran una priedra que les hará viajar a la edad media. Allí, se toparán con todo tipo de tarados, pederastas, y una cabeza de oro parlante. Fin de la historia.
Mala, muy mala, horrorosa…. Es tan aburrida, tan coñazo, que te paras a pensar mientras la ves, que que pena de dinero gastado en los aspectos técnicos, esa fotografía maravillosa que se ve derrotada por una mierda del tamaño de un templo. Con mucho, probablemente una de las peores películas que he visto en mi vida.
Dirige Rafael Moleón, director de los tiempos en que el cine español ya estaba dejando de molar y cuyo film más famoso es “Baton Rouge”, aunque ha hecho mierdas inencontrables como “Tretas de mujer” al servicio del heroinómano Mané, o “Cuestión de suerte” al servicio del politoxicomano Eduardo “Bad Actor” Noriega,