lunes, 11 de enero de 2016

GRITOS EN LA NOCHE

Efectivamente, “Gritos en la noche” sería una de las primeras películas españolas de lo que hoy conocemos popularmente como “Cine Fantástico” –que precedentes hay desde los tiempos del cine mudo- y, efectivamente, se trata de una de las mejores películas de Jess Franco y, sin duda,  una buena película. Además,como se dice por ahí,  es cierto que está adelantada a su tiempo; una película de terror en tiempos en los que lo único que tenía lugar en la cartelera era –el por otro lado maravilloso- Jose Luis Ozores y sus comedietas blancas y familiares. Y es encomiable la labor técnica, esa iluminación que evoca al expresionismo, la primera aparición en pantalla de Howard Vernon como el Dr. Orloff iluminado en total penumbra mientras su primera víctima, a la cual está seduciendo, es iluminada con la luz más clara posible. Todos esos movimientos de cámara, esas posiciones imposibles y ese sabor a clásico que desprende toda la película.
Entiendo el interés general del Jess franco de esta película y época, pero, como muy bien sabrán si siguen asiduamente este blog, a mí este Jess Franco no me gusta. No me malinterpreten, si que me gusta “Gritos en la noche”, lo que pasa es que es una película tan estándar, tan formal, que no parece de Jesús Franco. Es más, carece de toda esa libertad y rebeldía con la que luego se le llenaría la boca, es totalmente académica si bien es cierto que tiene un par de ligeros ramalazos de lo que luego sería su estilo, pero yo prefiero sin dudarlo, a ese Jess Franco de los últimos años y esas locas películas fruto de la dejadez más extrema, pero también de la genialidad. Y aquí no hay nada de eso, y seamos serios, aunque “Gritos en la noche” está muy bien, puestos a ver cine de terror de la época, los  hay bastante mejores. Eso si, si que se trata de una de las primeras películas genuinamente de terror rodadas en españa, y ahí radica el mérito. Además de contar por primera vez con la presencia de un personaje esencial en la posterior filmografía y en el “Universo Franco”.
Cuenta la historia del Dr. Orloff, cuya hija desfigurada –un acierto; no se nos cuenta la historia de la chica, no sabemos que le ha pasado- descansa en una vitrina de su palacete, mientras él, ayudado por su sirviente deforme Morpho, asesina a bellas cabareteras con el fin de experimentar con sus pieles y trasplantárselas a su hija.
Mientras, un detective, investigará estos extraños asesinatos.
Un argumento que también sería una constante en la obra más de ficción del director (sin ir más lejos, en “Los depredadores de la noche” pasa más o menos lo mismo) y uno de los títulos por los que el abuelo era conocido en todo el mundo. No en vano, oliéndose los problemas que iba a tener con la censura de la época con un producto en el que había sangre, deformidades, violencia y hasta escotazos, Jesús se cuidó de ambientarla en Francia, y  montó dos versiones, la que se estrenó en España, y la internacional, dónde no se camufla el erotismo rodado. El resultado de esto, es que en España la película fue ninguneada por la crítica; incluso se le acusó de rareza y se distribuyó en cines de mala manera. Comienza entonces Jess a plantearse irse fuera, lógicamente. Sin embargo, estrenada la película en Francia, donde se tituló “L´horrible Dr. Orloff”, en  Reino Unido donde se tituló “The Demon Doctor” fue la cosa bastante mejor y así empieza el mito.
También se estrenó en Estados Unidos  en programa doble y como secuela de otra película con la que no tenía nada que ver y que se títulaba “The Horrible Dr. Hichcok”. “Gritos en la noche” pasó a titularse “The Awful Dr. Orloff” y funcionó bien a nivel de taquilla; no obstante, la critica trató a las dos películas como a la mierda, si bien es cierto que la crítica vertida por en New York Times sobre el programa doble, no deja de terner cierta gracia, ya que decía: “Por una vez, los adjetivos en los títulos no solo son descriptivos, sino también precisos”. Ole los cojones de New York Times.
Con todo ello, si, una de las mejores películas de Jess Franco, competente y entretenida, una película de verdad, pero sin una gota de la personalidad que hizo que yo me enamorase de este cineasta.
En el reparto, eficaces a más no poder, tenemos a Conrado Sanmartin como el detective Tanner, Venancio Muro saliéndose un rato de la comedia y haciendo un papel crucial en la trama, Perla Cristal y María Silva entre otros, si bien no deja de ser curioso y chocante el cameo del mítico dibujante Manuel Vázquez, gran amigo de Jess Franco, que interpreta al que hace los retratos robot de la policía en un momento de la película especialmente celebrado por mí.
Sin prejuicios; está muy bien la película.