viernes, 18 de noviembre de 2016

LA MUJER DE ROJO

Un hombre de negocios queda cautivado un día, al ver en el parking a una sugerente mujer vestida de rojo, la cual se pegaba un bailecito la mar de sexy encima de una rendija por la que salía aire que mecía su vestido de seda, mostrando sus braguitas rojas pensando la muy puerquilla que estaba sola.
Este señor se obsesiona de tal manera con ella, que organiza toda suerte de engaños y pantomimas con el fin de poder quedar y pegarle un polvo.
“La Mujer de Rojo” en realidad es una película que muestra  lo difícil que es permanecer fiel en el matrimonio, y más aún, lo difícil que es poder vivir una aventura sin ser pillado. En definitiva, cuenta los estreses y vicisitudes que vive cualquier casado cuando decide salir a echar una canita al aire. Huelga decir que en la vida real no suele ser con un pivón como era por aquél entonces, en el ya lejano 1984, Kelly Le Brock.
“La Mujer de Rojo”, aún precedida de críticas que la defenestraban, resultó ser un éxito arrollador en todas partes del mundo,  y en particular en españa, dónde casi logra congregar en salas de cine a casi 3 millones de espectadores, una cifra espectacular para una comedia.
Escrita por el propio Gene Wilder (D.E.P), se trata de un remake “a la americana” de la película francesa “Un elefante se equivoca enormemente”de Yvés Robert, concebido en un época en la que a los americanos les gustaba mucho hacer sus propias versiones de películas francesas de éxito. Sin ir más lejos, “Tres hombres y un bebé” de Leonard Nimoy, era el remake Americano de “Tres solteros y un biberón” de Coline Serrau, que se rodó tan solo unos años antes. Pues “La Mujer de Rojo” lo mismo, solo que además supuso la tercera película como director de Gene Wilder, el debut para la gran pantalla de Kelly Le Brock-  que luego despuntaría con “La Mujer Explosiva” hasta que se echó de novio a Steven Seagal, quién la esclavizaría- y la película con la que Wilder iniciaría su relación con Gilda Radner, según conocidos de los dos actores cómicos, una de las parejas más solidas y felices de Hollywood, cosa cierta si tenemos en cuenta la enorme depresión en la que se sumió Wilder tras la muerte de esta, y de la que no se recuperó hasta el día de su muerte, el pasado Agosto de 2016.
Tan famosa como la película –o más- es la magnífica banda sonora compuesta por canciones de Stevie Wonder en su momento de mayor popularidad, y que incluía ese clásico imperecedero que era “I just called to say I love you” que le valió el Oscar a la mejor canción ese año.
El caso es que la película la vi en su momento, cuando apenas tendría  yo ocho o nueve años, que ya era fan de Wilder. Sin embargo es una de esas película que, archicionocidas y grabadas en el subconsciente, recordaba como bastante coñazo. Claro, han tenido que pasar 30 años para comprender, tras un reciente visionado, que no le pasa nada. Se trata de una comedia cercana al “High Comedy”, con Wilder poniendo un ojo en la obra de Blake Edwards que profundiza en las relaciones de pareja, y más concretamente en las infidelidades; porque va de eso, de cómo las pasa putas un señorin a la hora de follarse a un bombón, esquivando las sospechas de su esposa, con el consecuente arrepentimiento final… ¡como la vida misma, vaya! Entonces, claro, un mocoso de esa edad, podía disfrutar de “El jovencito Frankenstein” o de “Locos de Remate”… pero esta, igual de enloquecida que las otras en cierto modo, pues como que no. ¿Qué  va a saber un pre puber?
Vista hoy, me parece una comedia muy fresca y agradecida, y además el argumento me gusta mucho, me gusta como se va desarrollando todo, el tempo –aunque este falle completamente y mate la película en la escena del aeropuerto- y sobretodo, Gene Wilder, que está espléndido. En su salsa.
Junto a él, la Radner y la Le Brock, tenemos al también espléndido Charles Grodin (“Huída a medianoche”, “Millonario al Instante"), que supone un complemento para Wilder, en esta película, de lo más divertido.