sábado, 21 de enero de 2017

ENTERRANDO A LA EX

Cinéfagamente (y creativamente), soy hijo de dos grandes corrientes surgidas en plenos años 80, década en la que ambas vivieron sus momentos dorados: el blockbuster y el video-clubismo. De la primera me empapé con superproducciones de aventuras, fantasía, acción y ciencia ficción. De la segunda, con un montón de títulos ignotos, extraños, baratos y, sobretodo, ligados al género de mis amores, el terror.
Evidentemente en el grupo de las primeras destaca con luz propia lo que hizo Steven Spielberg desde su "Amblin". Y quien dice Spielberg, dice el séquito de realizadores forjados a su sombra como Robert Zemeckis o Joe Dante.
A veces me embarga el desconcierto cuando me paro a mirar/pensar y me percato de que los responsables de todas las películas míticas que alegraron mi infancia y adolescencia son personas humanas que comen, cagan, mean y, sobre todo, siguen activas haciendo lo suyo. Cuesta aceptar que el tipo que parió "Piraña", "Aullidos", "Gremlins" o "El chip prodigioso" sea una persona real y que no se levante cada mañana psicológicamente condicionado y, por ende, creativamente paralizado por el hecho de haber dirigido productos tan fundamentales para la vida de miles de seres humanos. Pero es así. Y Joe Dante, aunque ya no nada entre milloncejos y grandes éxitos de taquilla, continúa facturando películas. En ocasiones algunas de ellas miran a su pasado con resultados raramente satisfactorios (ejemplo: "Pequeños Guerreros" o "Miedos 3D", el remake no confeso de "La puerta"), y en otras hace gala del que fue otro sus fuertes -aunque menos-, la comedia negra. "Enterrando a la ex" entra dentro de este grupo.
Un devoto del cine de terror vive enchochado de una chica con la que tiene más bien poco en común. No es muy feliz con ella (sobre todo cuando le estropea unos valiosos posters), pero va tirando con resignación. Un día le promete amor eterno -después de echar un polvo, claro- delante de una figurita mágica que toma buena nota de ello. Aunque en realidad lo que quiere es cortar con la chica, así que reúne el valor y la cita en un parque para decírselo. Desafortunadamente, ella es atropellada y muere trágicamente antes de conocer la mala noticia.
Tras pasarse varias semanas encerrado en sí mismo (y viendo "Plan 9 from outer space"), el chaval conoce a otra churri la mar de atractiva y, sobre todo, con la que tiene mucho en común. Cuando más evidente se hace que entre ambos tórtolos está naciendo el amor, la novia muerta volverá de la tumba, algo desmejorada y muy cachonda para reclamar aquello que le prometió la que en vida era su pareja.
Pues sí, queridos, Joe Dante apuntándose a la moda zombie en sus últimos coletazos. Triste, pero viniendo de quien viene, se lo podemos perdonar, ¿verdad?.
"Enterrando a la ex" no es una peli de terror. Es, como decía, una comedia. Negra, sí, pero tampoco estamos ante un carnaval ni de tripas ni de mala leche. Y tampoco de tetas, por desgracia como verán unas líneas más abajo. Cuando me puse a verla, lo hice pensando que sería un mojón y que seguramente me quedaría dormido. Y la verdad es que no fue así, me entretuvo medianamente, me hizo cierta gracia, no me ofendió en exceso y aunque el final sea previsible y ñoño, la cosa se saldó con un regusto moderadamente positivo. Y es que, bueno, no deja de ser una película de Joe Dante. Y el que tuvo, en mayor o menor medida, retuvo.
El reparto es de esos bien floridos. Destaca su protagonista, el pobre Anton Yelchin, tristemente fallecido de modo demasiado prematuro. Le sigue la.... en fin, dejen que coja aire: la tremenda Alexandra Daddario o, lo que es lo mismo, las más deliciosas y comestibles tetas que actualmente podemos ver en el cine. ¡¡Madre mía, que cosa!!. Tías como estas, y senos como esos, hacen creer en dios. O en el diablo, por dejárnoslas ver pero no catarlas. En este caso el diablo es Joe Dante, que nos regala una escenita de lucimiento erotico-festivo, pero muy light, sujetador mediante. Aún así, tela marinera. Claro que uno no puede evitar preguntarse: ¿de verdad existen chicas con ese aspecto físico, esa candidez y que les molen las pelis de terror, el punk rock y demás subculturas?. En mi época no las había. Hoy, desde el horrible boom caspa-gore de los 90 y la invasión manga, sí que las hay, aunque no creo que lleguen a tal nivel de perfección (y son demasiado jóvenes para este viejo verde). En fin. Los acompañan Ashley Greene como la chica zombie (es "famosa" por su participación en la saga "Crepúsculo", pero antes estuvo en esto) y Oliver Cooper como el improbable amigo golfo y fondón que folla cuanto quiere y con quien quiere.
Siendo como es una peli de Joe Dante, no pueden faltar Dick Miller (envejecido, pero ahí lo tienen), un porrón de guiños cinéfagos (destaca uno dedicado, nada menos, que a Jack Perez, con quien recientemente Dante colaboró) y referencias directas (llama la atención ver "The gore gore girls" en una pantalla). La música se la debemos a Joseph LoDuca, habitual del clan Raimi y responsable del entrañable y minimalista soundtrack de "Posesión Infernal". Entre los productores encontramos a un personaje bien curioso, Brad Sykes, cineasta habitual del horror de ultra-bajo presupuesto generalmente grabado en vídeo.
"Enterrando a la ex" queda lejos de los mejores tiempos del cine de Joe Dante, por supuesto, pero se deja ver como entretenimiento ligero y desenfadado y, oye, después de todo me gustó más que la insufrible "Matinee" o las ya mentadas "Pequeños Guerreros" y "Miedos 3D".