lunes, 23 de julio de 2018

ME OLVIDÉ DE VIVIR

Extraña película-vehículo para el lucimiento de Julio Iglesias, la segunda  y última de su filmografía como actor ya que, aunque a día de hoy 600.000 espectadores son más que un pelotazo para la taquilla, en 1980 era calderilla. Y Julito no hizo más películas.
Y es que el film de marras no gustó. Y no gustó por raro.
Se trata de una película de intenciones claramente vanguardistas. Una especie de documental ficcionado. Julio Iglesias está de gira y lleva consigo un equipo de filmación completito. Y entre concierto y concierto, ensayo y ensayo, se va filmando, con momentos que cualquiera diría están improvisados.
Iglesias se interpreta a sí mismo. Está de gira por Francia y antes de embarcarse en otra gira millonaria por toda América, decide tomarse unos días de descanso visitando hispano-america. Turisteando conoce a una joven de la que se enamorará y le acompaña a según que conciertos, pero llegado el momento de continuar con su gira, ella no podrá seguirle el ritmo y acabarán separándose. Y es que, en la vida de Julio Iglesias, llena de lujos y de trabajo, y, como diría la canción a la que el título del film homenajea, de tanto robarle a sus noches el sueño, de tanto gritar sus canciones al viento, se olvidó de vivir.
La verdad es que resulta un experimento de lo más extraño. A mí me ha resultado hasta interesante. Por momentos parece un vídeo casero. Por otro lado, la película tampoco funcionó como debía porque le dedica muy poco metraje a las canciones de Iglesias, apenas una en los créditos de inicio y dos o tres en la recta final, cuando se aprovecha para filmar algunas actuaciones en directo. Y el publico natural del cine de cantantes en nuestro país, lo que quiere es ver cantar a su ídolo. Aquí esto apenas sucede.
Por otro lado resaltar el doblaje. La película tiene momentos con sonido directo en los que podemos escuchar a los actores con su propia voz, pero hay otros en los que aparecen doblados. No hay problema, ya que se doblan a sí mismos. Pero en el caso de Julio Iglesias, se trata del actor Juan Carlos Ordoñez, quien hace un trabajo encomiable. Esos dejes pijos de Iglesias, ese habla tan característica, la clava Ordoñez sin caer en la burda pantomima.
En la parte actoral, junto al cantante tenemos a Emilio Gutiérrez Caba, Antonio Gamero, y las trillizas de Julio, así como a Pedro Armendáriz Jr por la parte latino americana.
El director de la película es el ignoto cineasta Cubano Orlando Jiménez Leal, autor de documentales con muy poquitos títulos en su filmografía y que, siempre que puede, evita reconocer ser el responsable de esta película para lucimiento de Julio Iglesias. Una demasiado interesante, pero poco comercial para promocionar a un individuo que en pleno 1980, año en el cual se rodó, estaba en la cima del mundo ganando más dinero que nadie y vendiendo discos a tocateja.
“Me olvidé de vivir” se tituló en países de Latinoamérica “Todos los días un día”. Pobrecito Julio Iglesias, la rutina de mierda que le tocó sufrir…
Aquí, sus fotocromos.