viernes, 21 de junio de 2019

ALLEY CAT

Película zetosa y más mala que un dolor, cuyo aliciente es que tenemos combinadas a partes iguales unas cuantas dosis de vigilantísmo femenino, otro tanto de artes marciales de baratillo y otro poco de WIP, junto con cuatro o seis de las mejores tetas y dos de los mejores culos que se pueden ver en una película hecha con cuatro pesetas. No se dejen engañar por el estupendo cartel; no es una película española de los tiempos de la movida. Se trata de una película dirigida a seis manos por el filipino Ed Palmos, de extensa filmografía en su país natal y hasta cierto prestigio, en colaboración con Víctor M. Ordoñez y All Valleta, que no han dirigido nada más a parte de esto, aunque Valleta ha hecho de actor en varias películas. A esta triada con tanto apellido exótico, no se le ocurrió otra cosa que firmar la película bajo un pseudónimo que sonara algo más anglosajón que sus nombres y, así de paso, hacer parecer que la película la dirigía un solo individuo. El pseudónimo en cuestión es de fardona sonoridad: Edward Victor. “Alley Cat” es un proyecto filipino que tras unas buenas gestiones se rueda en USA y con capital y equipo norteamericano, algo así como un exploit de “El justiciero de la noche” y “Calles Salvajes”, pero extremadamente pobretón e incompetente.
Cuenta —de muy mala manera— como una pandilla de delincuentes intenta robar los tapacubos de un coche aparcado en una acera. Resulta que este coche es de Billie, una aspirante a cinturón negro con muy malas pulgas que vive en la casa de al lado, así que, les da una pequeña palicilla a los malhechores. En consecuencia, estos zurrarán  al  abuelo octogenario (pero interpretado por un sesentón) de la chica, por lo que esta decidirá  emprender una cruzada contra ellos con tan mala suerte, que cuando acude al rescate de una damisela que va a ser violada por ellos, evita esa violación, pero es capturada por la policía que la lleva a juicio por ir armada, por lo que entra en prisión. Un joven madero se enamora de ella, paga la fianza y juntos lucharán contra esa panda de delincuentes, lo que generará la continua entrada y salida en la cárcel de nuestra heroína.
Un puto coñazo tedioso y absurdo que no deja de tener cierta gracia por lo cutre que es todo, por esos diálogos soltados sin ganas y escritos por alguien con autismo y, sobre todo, por esas escenas de acción tan mal coreografiadas y sosas. A parte, como les he dicho antes, los manojos de tetas. Puro cine trash.
Lo mejor de la película es que nos presenta como estrella absoluta a Karin Mani, una especie de versión cutre y temprana de Cyntia Rothrock que reparte estopa y que además está verdaderamente buena, por lo que, como no podía ser de otra forma, además de dar mamporros, protagoniza escenas eróticas ya sean estas de corte heterosexual, ya sean lésbicas y entre rejas. La muchacha, algo hábil dando patadas, pero nula en lo referente a la interpretación, no tuvo demasiada suerte, por lo que sus apariciones en el cine fueron un visto y no visto, limitándose estas a esta película y su participación en “Angel 2” con un pequeño papel y como especialista.
Con un montón de problemas de producción, quedándose esta sin dinero en varias ocasiones mientras rodaban, “Alley Cat” es una película que pasó inadvertida durante años para los aficionados, pero durante los últimos tiempos, estos parecen haberse dado cuenta de que esta película existe gracias a sus recientes ediciones en DVD, especialmente la amparada bajo la colección “Katarina’s Kat Skratch cinema” que apadrina la musa de la lucha libre Katarina Leigh Watters y que aglutina películas de acción un tanto curiosas, bizarras o extrañas, por lo que, aunque sea treinta y tantos años después, estamos ante una verdadera película de culto. Pero es bastante sosita, no llega a ser lo suficiente memorable como para tenerla muy en cuenta en lo que a buen cine trash se refiere. Ver, saciar curiosidad, olvidar para siempre.