lunes, 12 de agosto de 2019

CITA CON EL MIEDO

Un individuo soltero y asentado económicamente, Harris, es un asiduo de las redes sociales orientadas a la búsqueda de pareja, donde contacta con toda suerte de mujeres con las que tiene sexo esporádico. En uno de estos contactos, una de estas chicas, Riley, parece especialmente molesta ya que después de tener el sexo de rigor, comienza molestarle telefónica o presencialmente, hasta que llega un momento en el que, tras un par de desplantes de Harris, con el fin de llamar la atención, esta llegará a fingir su suicidio. La cosa se complicará en el momento en el que alguien hackeará la cuenta de twitter de Harris, por lo que conseguirá que se le despida del trabajo. Más serio se torna todo en el momento en el que alguien descarga, desde el ordenador de Harris, 5 gigas de pornografía infantil.
Por supuesto, en el momento que sale una película en el que una mujer acosa a un hombre (cosa que no es tan descabellada con esto de las redes sociales de búsqueda de pareja, y sin distinción de género) ocurren dos cosas, y “Cita con el miedo” no queda exenta  de ninguna de ellas: Por un lado, la inevitable comparación con “Atracción fatal”, que era una película bastante inquietante y marrullera, y por otro, que con los tiempos de corrección política que corren, una película frívola sobre ciber acoso se convierta en un panfleto ultra conservador. Porque todo en la película está diseñado para que el protagonista, que hace uso de su sexualidad libremente a través de las redes, al igual que las mujeres que por ahí pululan con fines idénticos a los de los hombres, caiga antipático al espectador desde el minuto uno. Se folla a las tías y todo ello se nos muestra con la idea de hacernos pensar que lo que está haciendo está mal, que usa a las tías para su beneficio sexual. Es un ogro, un tipo que se merece el calvario por el que va a pasar. Y eso que en esta película el individuo no comete ningún acto reprobable como pueda ser el adulterio, cosa que en “Atracción fatal” si ocurría. En contraposición, la acosadora es presentada como todo lo contrario, como un bello ser encantador que se ha enamorado. Aunque finja su suicidio y de la varila toda la película. Claro qué, todo esto tiene sentido por el devenir de los acontecimientos y como va girando el guion, pero seguir  con este tema, al final sería spoilear la película. Como fuera, a lo que voy, es que la película en absoluto es rompedora, sino todo lo contrario.
Al margen de esto, “Cita con el miedo” es una película que entraría, sin pestañear, a engrosar las listas de las “malas pero divertidas”, pese a su buena factura  técnica y su acabado formal. Y es que es mala a rabiar, pero tan entretenida…
Desde luego, cuesta comprender que un guion tan malo, quemado y requemado como este —descubrí todo lo que iba a suceder desde el primer momento— esté escrito por el mismo individuo que escribió una historia tan original como la de la película “Juegos Sucios” que, dentro de su discreción, al menos conseguía que el espectador estuviera pegado a la pantalla con gran interés. Y es que David Chirchirillo, guionista de aquella, escribe y también dirige esta “Cita con el miedo” tras alguna experiencia made in Asylum (o cualquier otra de esas indistinguibles productoras). No me malinterpreten, el nivel de dirección de Chirchirillo está muy por encima del de los directores de esas producciones, y quizá lo más destacable de la película sea precisamente su dirección, pero el resto es tan flojo, las interpretaciones tan sosas, y todo tan previsible, que el espectador no puede dejar de ver la película mientras esboza una sonrisilla cínica, o se lleva las manos a los ojos para protegerse de la vergüenza ajena que provocan algunas escenas. Llega  a ser sonrojante. Pero en la parte positiva, diré que la corta duración del metraje ayuda a su digestión, amen de tener un ritmazo a prueba de balas y resultar toda la película un divertimento tonto, en el que el espectador con menos coeficiente intelectual puede hacer sus cábalas y llenarse de hilaridad tras resolverlas (está tan claro lo que sucede ahí, que cuando la película pega un giro de guion que supuestamente rompe con todo lo visto hasta ese momento, el espectador ya lo ha descubierto hace una hora y se descojona), quedando al final la sensación de habérselo pasado muy bien durante su visionado. Y eso está muy bien y es de agradecer. Y eso, que la película intenta ser pretenciosa y trascendente… al final es una entrañable película de pipas.
Si la echan un vistacillo, les hará más bien que mal, pese a lo espantoso que es todo.