viernes, 16 de agosto de 2019

LA NOCHE ANTES

Una de esas películas de noche en vela y llena de problemas que se van solucionando poco a poco y que estaban tan en boga en los 80, a saber: “Locuras de medianoche”, “Jo, que noche” o “Aventuras en la gran ciudad”. Adscrita a ese subgénero y tirando a tarde, datando el film en 1988, tenemos a un jovencito Keanu Reeves protagonizando esta “La noche antes” que no permanece en la memoria colectiva popular porque de todas las citadas, probablemente, esta sea la más floja. A pesar del corte infantil y para toda la familia que se gasta “Aventuras en la gran ciudad”, esta sería aún más blanca y babosa, pero se asemeja bastante en el sentido de que, al igual que aquella, los protagonistas, en este caso una parejita, tendrán que lidiar en la noche con putas, chulos, maricones, ladrones y drogadictos.
Curiosamente, Keanu Reeves, uno de los rostros más deseados de la década de los 90 y que, ya se moviera en terrenos independientes, como en  vehículos meramente mainstream, siempre dio talla de galán, siempre fue el chico guapo de las películas. Aquí no, aquí representa ser un nerdaco de tres pares de cojones que es usado y vilipendiado por la jefa de animadoras. Aunque claro, es nerd porque en la película se encargan de recordárnoslo cada dos por tres, porque en realidad, no lleva, Keanu Reeves, ningún atrezzo, ni desarrolla alguna seña identificativa a tal efecto; sigue siendo guapo y en la película parece guapo. Al margen de esta intrascendente observación, decir que el parecido que se marca Reeves en esta película con el contemporáneo Justin Long, es incluso alarmante. Aunque, siempre, Long, es mejor actor que  Keanu “cara de palo-muévete-hostia” Reeves.
La cosa va de un individuo que se despierta de repente en medio de la noche, en la gran ciudad, con un smoking blanco y lleno de mierda y sin saber dónde está ni recordando una maldita cosa, por lo que tendrá que averiguarlo. A base de flashbacks, comprobamos que se trata de la noche del baile de graduación y que, siendo parte de una apuesta entre chicas, se dispone, nuestro protagonista, a pasar una noche de mierda. Por suerte para todos, de camino al baile, la cosa se complicará.
Ciertamente, y por no restarle uno de los pocos méritos que tiene la cinta, se adelantó a “Resacón en Las Vegas” en aquello de contar una historia a través de la falta de memoria de un individuo y tirando para atrás en el tiempo, como también ocurría en “Memento”, sin embargo la destreza de esta película para contar detalles que el espectador de primeras no ha visto, es terca si la comparamos con la de las películas ahora citadas.  Y es que “La noche antes”, es bastante pesadita. Un poco plomo, aunque tan ligerita, que nos ponemos a verla y la completamos, aunque durante el trayecto nos detengamos ante el móvil un par de veces para consultar facebook.
Dirigida por Thom Eberhardt, responsable de la extraña “La noche del cometa”, se trata de una película consecuencia de un año bastante ajetreado para el director, porque ese 1988, estrenaba dos películas que incluso llegaron a compartir  fecha en las salas; una esta, la otra, mucho más divertida, “Sin Pistas”,  la enésima adaptación de Holmes y Watson a la gran pantalla, esta vez en tono de comedia, y con los rostros de Michael Caine y Ben Kingsley. No tardaría, no obstante, en quedar Eberhardt relegado al mundo de la televisión, dónde tampoco destacaría especialmente, ni donde desarrollaría una fructífera carrera; si acaso un par de series  y un par de telefilmes.
“La noche antes”, se estrenó en nuestro país directamente en vídeo, y tampoco tuvo un paso dulce por los videoclubes. Siempre ha pasado bastante inadvertida y ni siquiera se le profesa cierto culto por el hecho de tratarse de una de las primeras películas de Keanu Reeves, como sí se le profesa a la súper sobre valorada “Las Aventuras de Bill y Ted”, también de esa época.
Para ver después de la sobremesa y antes de la paja. Eso si, para la siesta, ha de ser cojonuda.