El fenómeno de los súper héroes de la vida real es algo que me llama la atención y que conozco gracias a algunos documentales. Pero me llama la atención más que por el fenómeno en sí, o el componente social que pueda llevar a estos hombres a ponerse una capa y luchar de manera cutre y torpona contra las injusticias, por la parte que normalmente se omite cuando se habla de ellos; el estado de la salud mental de estos súper héroes.
Y lo sórdido del asunto, porque aunque la película “Kick Ass” nos muestre este fenómeno como si fuese una fábula, es que la realidad anda más cerca del lumpen y la marginalidad que del heroísmo social.
Así, me topo con el documental “Súper Amigos”, de proveniencia mexicana, que nos muestra el legado de El Santo…. O el daño que ha hecho este a algunas cabezas. Y es que el documental nos muestra el día a día de cinco luchadores enmascarados mexicanos (que son toda una institución en el país) que, cuando no están en el ring peleando por dinero, están en la calle ataviados de la guisa ya por todos conocida, luchando por las injusticias y la sinrazón. Todo eso está muy bien, las intenciones son muy buenas, pero al final el documental es un retrato de la ciudad de México DF y, viéndolo, se me ha puesto mal cuerpo al comprobar la decadencia y pobreza de esa ciudad, gracias a las causas que defienden esos luchadores un tanto tarados en su vida diaria.
El director Arturo Pérez Torres, no lo sabe, ni lo pretende, pero ha rodado lo más parecido que puede haber en la actualidad a un documental mondo.
Nuestros protagonistas responden a los nombres de Súper Animal, Súper Barrio, Ecologista Universal, Fray Tormenta y Super Gay. Súper Animal centra su lucha en los derechos de los animales, Súper Barrio lucha contra los desahucios, Ecologista Universal pretende mantener limpio el bosque, Fray Tormenta, que además es sacerdote, recauda dinero para crear una ciudad escuela para los niños de la calle y, Súper Gay, lucha contra la homofobia.
Con la excusa de las buenas intenciones de estos hombres, el documental nos muestra corridas de toros, pero no corridas sin más, sino corridas en las que, tras finalizar, se arrastra al toro por todo el pueblo, es desollado en público, y la parte que más me ha impactado; ver como los lugareños, despojos humanos en realidad, acercan sus vasos de plástico al cadáver del toro, le meten un tajo y con la sangre que brota llenan sus recipientes y se beben la sangre del toro in situ. Un espectáculo absolutamente aterrador. Súper Animal denuncia esa situación, pero para ello, se va a la puerta del ayuntamiento y esparce en la puerta vísceras de animales en señal de protesta.
Fray Tormenta fue drogadicto de niño, y a parte de dar la misa con la máscara de luchador, quiere sacar a los niños de la calle. Eso es muy noble, pero para ilustrarnos la situación, la cámara nos muestra, sin inmutarse, a las hordas de niños que viven en alcantarillas entre las ratas. Obviamente, una situación triste que el director podía habernos ahorrado visualmente.
Súper Gay lucha contra la homofobia como luchador homosexual que es. Solo que esta lucha cobra mayor relevancia cuando descubrimos, según el documental, que México es un país en el que cada tres horas se comete un asesinato contra homosexuales, por el mero hecho de ser homosexuales. Y nos lo cuentan con toda naturalidad.
No menos duras son las causas de Súper Barrio o Ecologista Universal, solo que, de cara al público, bastante menos gráficas.
Todo ello entre declaraciones y balbuceos de los luchadores, que entre unas cosas y otras, demuestran, como ya dije al principio, no estar muy bien de la chaveta.
Ahora, lo más inquietante es que estoy seguro que la realización de este documental es honesta, que pretende denunciar y no buscar el sensacionalismo, solo que la realidad es tan dura, que parece todo lo contrario.
Desde luego, tras ver el documental, y sabiendo cómo está la cosa por allí con el tema de los narcos, a uno se le quitan las ganas de visitar México de por vida.
Por lo demás, el documental es correcto, sin más, aburrido en algunos segmentos, más interesante en otros y de factura eminentemente amateur.
Pensaba que iba a ver una cosa sobre luchadores mexicanos y cultura pop, pero me di de bruces contra el suelo con la dureza de algunas de estas imágenes. Y es que el director las muestra sin inmutarse, porque debe ser todo de lo más normal por allí.