sábado, 7 de octubre de 2023

THE OFFER

No soy fan de "El Padrino". Ni me gusta, ni me disgusta. Me deja frío. Lo sé, lo sé, ¡sacrilegio! ¡a todo el mundo le mola el clásico de Francis Ford Coppola, considerada casi unánimemente una de las mejores películas de la historia! Pues a mi no. Tampoco la desprecio, simplemente no conecto con ella. Sin embargo, como devoto del séptimo arte, soy perfectamente consciente de su peso, su trascendencia y todo el respectivo mamoneo. Que representa la punta del iceberg del llamado "Nuevo Hollywood", periodo este que siempre me ha fascinado. ¿Y a quién no?.
Pero si hay algo que me gusta tanto o más que una película, es una que hable sobre cómo se hacen las películas. Da igual si la retratada es un clásico intocable como "Psicosis" o una basurilla del calibre de "Plan 9 from outer space". Gozo infinitamente viendo las trifulcas de un rodaje, los problemas, las alegrías y, sobre todo, la maravillosa hermandad que se forja entre los implicados. Una que, dramáticamente, se rompe de forma despiadada en cuanto el trajín llega a su final. Si, además, todo el viaje viene recreado con talento, saber hacer y de forma entretenida, ya ni te cuento. Pues justo eso es "The Offer", una serie de diez capítulos marca "Paramount Television" donde se narra al detalle los pormenores de la creación de "El Padrino", siempre según recuerdos y vivencias de su principal productor, Al Ruddy.
Además, "The Offer" tiene un punto extra. No se trata únicamente de los tejemanejes de Hollywood. También la mafia, por obvias razones, anda metida en el embolao. Ambas tramas se van intercalando a medida que los episodios se acumulan. Y, ocasionalmente, una imita a la otra. Veremos como, de entrada, el hampa italiana rechaza la existencia del libro de Mario Puzo y, seguidamente, se opone a la película para, finalmente, cambiar de opinión, hasta el punto de colaborar en su confección usando estrategias no demasiado legales. Y veremos al mentado productor, Al Ruddy, estrechar lazos con el Capo. Una amistad de la que terminas muy colgado, a pesar de los pesares. Y, por supuesto, veremos la implicación de Coppola, las locuras del legendario Bob Evans, el apetito voraz de Puzo y las apariciones de sosias de Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Talia Shire, Diane Keaton o Robert Duvall. También Frank Sinatra, enemigo jurado de "El Padrino", encarna a un villano de opereta. Y, aunque ajenos al film protagonista, añadan Robert Redford y Burt Reynolds al puré.
Es de esas series que enganchan. Terminas un capítulo y ya te pirras por ver el siguiente. Y cuando concluyes, incluso te queda un poso de tristeza. A ver, perfecta no es. Sobran algunas concesiones a la generación Woke. Sendas pinceladas de humor poco inspirado. Efectos especiales CGI cantosos (la explosión del coche es muy cutre), pero queda compensado por el entretenimiento y el disfrute. Incluso la emoción. Vives con estos personajes tan carismáticos. Sufres cuando sufren y te alegras cuando triunfan. Gracias en parte al talento del reparto, por supuesto, encabezado por Miles Teller como Ruddy (también co-productor del pifostio), dos estupendos Dan Fogler y Patrick Gallo como Coppola y Puzo (cuya gordura y devoción por el buen comer les hace inseparables), genial Matthew Goode en la piel de Bob Evans, grande Giovanni Ribisi como temible/entrañable Capo mafioso, incluso Juno Temple funciona, aunque sea una actriz que me chirría un poco, tal vez por ser la sonrisa más fea del firmamento peliculista moderno. Sin olvidarnos de Paul McCrane, quien diera vida a Emil en "Robocop", o un inesperado y entrañable Lou Ferrigno en la piel de -obvio- un matón de la mafia.
Sin embargo, la cosa que realmente me atrapó de "The Offer" es el modo en que se retrata el enfrentamiento entre los dos Hollywoods. Se diría que el antiguo y el que era moderno a inicios de los setenta. Pero yo lo veo de otra forma. Bob Evans compite encarnizadamente con un ejecutivo de "Gulf + Western" -entonces propietaria de "Paramount"- que quiere quitarle el puesto. En un momento dado lo consigue y cuando comienza a aplicar su criterio, antepone el dinero, el complacer a la audiencia sin tomar riesgos, apostando por cine de género "tonto", de puro consumo (se cita "Aeropuerto 80"). Más que representar al viejo Hollywood, en ese personaje veo aquel que acabaría sustituyendo a la generación de Bob Evans cuando esta, devorada por su propio ego (+ excesos drogadizos y etc), la cagó acumulando grandes fracasos y dando pie a la era del blockbuster en los años ochenta, a los Spielbergs y Lucas, al cine comercial destinado a comer el ojete del público, a los espectáculos audiovisuales, los efectos especiales, las tramas sencillas del bien contra el mal y la búsqueda del entretenimiento como reclamo principal. Una etapa de esplendor económico y taquillas tremendas dominada por ejecutivos trajeados sin idea de cine, anteponiendo el comercio al -ejem- arte y el "auteurismo" propios de la década previa. En "The Offer" ese personaje pierde y acepta su derrota... de momento. Todos sabemos que, no mucho después, volverá para tomarse la revancha y, esta vez sí, quedarse (y yo que lo celebro).
De entre los varios diálogos memorables, dejen que recupere la siguiente perla esputada por -el personaje de- Bob Evans: "La gente educada nunca dice la verdad". Me dio que pensar, tal vez sea hora de aplicármelo. Comenzaré ahora mismo con 
una como un templo: "The Offer" es COJONUDA.